Tecnología
¿Qué hacer si un cable o memoria USB se moja para evitar perder información?
Aunque las memorias USB son dispositivos duraderos, no son inmunes a los daños causados por el agua o la humedad.


En el ámbito tecnológico, los dispositivos electrónicos como cables y memorias USB se han consolidado como elementos esenciales en la vida cotidiana. Desde el almacenamiento de documentos hasta la transferencia de archivos, estos pequeños, pero potentes, dispositivos desempeñan funciones cruciales en la rutina diaria.
No obstante, es común que, en algún momento, sufran daños por exposición accidental al agua. Para quienes se han encontrado con una memoria USB o un cable mojado, surge la pregunta: ¿qué hacer para evitar daños permanentes?
Uno de los principales factores que afecta a las USB en contacto con el agua es la condensación. Este fenómeno ocurre cuando el dispositivo se traslada de un entorno frío a uno más cálido. Al cambiar de temperatura, el aire dentro de la memoria USB se calienta, lo que puede generar pequeñas gotas de agua en su interior.

Aunque la mayoría de las memorias USB están selladas, la exposición directa al agua, como el derrame de líquido sobre el dispositivo o la conexión en un puerto húmedo, puede permitir que el agua penetre en su interior. Esta situación resulta especialmente peligrosa si el agua entra en contacto con los componentes internos, ya que puede ocasionar un cortocircuito o dañar el chip de memoria.
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¿Qué hacer si se moja una memoria o cable USB?
Lo primero y más importante es desconectar el dispositivo de inmediato. Ya sea un cable o una memoria USB, es esencial evitar que el dispositivo continúe conectado al ordenador o a cualquier otra fuente de energía. Esta medida previene posibles cortocircuitos al evitar que el líquido entre en contacto con los circuitos internos del dispositivo.
Una vez desconectado, el siguiente paso es secar el aparato correctamente. Se recomienda usar un paño de microfibra o una toalla suave para eliminar el exceso de agua, sin frotar con demasiada fuerza para no dañar los componentes internos. En caso de contar con un secador de aire, se puede usar a una distancia mínima de 20 centímetros, asegurándose de no aplicar calor directo.
Lo ideal es permitir que se seque de forma natural durante un período de tiempo. Se debe colocar en un lugar seco y ventilado, preferentemente cerca de una fuente de calor suave, como un radiador. Sin embargo, es fundamental evitar la exposición directa a calor excesivo, dado que, esto podría dañar los componentes electrónicos del dispositivo.

Una opción adicional es recurrir a productos especializados que ayuden a absorber la humedad. El arroz crudo, por ejemplo, es un deshidratante natural que puede ser utilizado al colocar la memoria USB o el cable en un recipiente lleno de arroz durante 24 a 48 horas. Sin embargo, este método no siempre garantiza la eliminación total de la humedad, por lo que existen alternativas más eficaces diseñadas específicamente para este problema.
Una vez que el dispositivo esté completamente seco, se puede probar con precaución. Al insertar la memoria USB en un puerto o conectar el cable, si no se detectan fallos, es probable que el dispositivo se encuentre en buen estado.
Si el dispositivo presenta problemas de funcionamiento o muestra señales de daño, es posible que el agua haya causado daños irreparables. En ese caso, lo más recomendable es consultar con un profesional o considerar la recuperación de datos, especialmente si la memoria USB contiene información valiosa.