Tecnología

¿Por qué el mal uso de imágenes creadas con inteligencia artificial puede poner en peligro la seguridad digital?

La IA representa una poderosa aliada en el desarrollo humano, pero también exige responsabilidad para evitar que sus capacidades sean utilizadas de forma equivocada.

11 de julio de 2025, 7:55 p. m.
Ni los modelos más sofisticados han logrado enseñar una habilidad que nace de la experiencia.
Los chatbots de IA son útiles para las tareas personales y profesionales de los usuarios. | Foto: Getty Images

La irrupción de la inteligencia artificial (IA) ha transformado radicalmente la manera en que las personas interactúan con la tecnología, se comunican, acceden a información y ejecutan tareas cotidianas. Este avance ha dado lugar al desarrollo de herramientas innovadoras que optimizan el tiempo y simplifican procesos en distintos ámbitos.

Uno de los ejemplos más destacados es el uso de chatbots impulsados por IA, capaces de generar textos personalizados según las necesidades del usuario. Estas plataformas permiten desde la elaboración de resúmenes, mapas de ideas y sugerencias de correcciones de estilo, hasta cambios de enfoque o mejoras en la estructura de un texto, todo en cuestión de segundos.

La inteligencia artificial ha transformado la vida cotidiana y laboral, con ChatGPT como uno de los asistentes más populares.
La inteligencia artificial ha transformado la vida cotidiana y laboral, con ChatGPT como uno de los asistentes más populares. | Foto: Getty Images

Sin embargo, las capacidades de la inteligencia artificial no se limitan al ámbito textual. Existen herramientas diseñadas para generar imágenes a partir de descripciones en lenguaje natural.

El proceso resulta sencillo: basta con ingresar una instrucción como “una ciudad futurista al atardecer” o “un retrato renacentista de un gato con armadura” para que el sistema produzca una o varias representaciones gráficas de la idea solicitada.

Algunas plataformas permiten, incluso, ajustar el nivel de realismo, el estilo artístico, la paleta de colores e integrar conceptos contrastantes en una misma imagen.

Este tipo de creaciones ha captado la atención pública en varias ocasiones.

Un caso reciente fue la difusión, a través de la cuenta oficial de la Casa Blanca en X, de una ilustración del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, caracterizado con un traje de Superman.

En otra publicación anterior, la misma fuente compartió imágenes en las que el mandatario aparecía vestido como el papa, lo que generó una oleada de reacciones en redes sociales.

¿Por qué la IA puede ser un arma de doble filo?

Aunque estas representaciones pueden usarse con fines lúdicos o creativos —ya sea para entretener, compartir con familiares o imaginar escenarios ficticios—, el uso de la inteligencia artificial en la generación de imágenes también plantea importantes retos éticos y de seguridad.

Expertos en ciberseguridad del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) advierten que las tecnologías emergentes pueden ser utilizadas para manipular la realidad, generar contenidos falsos y propagar desinformación.

La creación de imágenes de figuras públicas en contextos inexistentes o la fabricación de escenarios falsos representa una amenaza directa a la credibilidad informativa y a la confianza ciudadana.

Se adelantan diversas alternativas para garantizar el uso sostenible de la IA, como servidores que trabajan con agua reciclada.
Generar imágenes con inteligencia artificial se debe hacer de forma responsable. | Foto: Getty Images

Por ello, el uso responsable de estas herramientas resulta fundamental. Especialistas recomiendan evitar el uso de rostros reales sin autorización, revisar cuidadosamente las políticas de uso de cada plataforma y priorizar aquellas que integren filtros de contenido sensible o inapropiado.

También se aconseja no compartir públicamente imágenes generadas por IA que puedan ser confundidas con fotografías reales, sin aclarar previamente su origen artificial.

La inteligencia artificial ofrece oportunidades sin precedentes para la creatividad y la productividad, pero su adopción exige un enfoque ético y consciente. Garantizar un uso seguro y transparente es clave para aprovechar todo su potencial sin poner en riesgo la integridad de la información ni la confianza social.