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No olvide limpiar la plancha de ropa: esta es la forma correcta de eliminar las manchas negras para que dure más años
Estar atento a la limpieza y al mantenimiento de los electrodomésticos es fundamental para prolongar su vida útil.
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Mantener la ropa impecable no depende únicamente de cómo se lave o seque, también de la herramienta que se utiliza para darle el toque final. La plancha resulta esencial para conseguir un acabado perfecto, aunque con el uso es común que la suela acumule residuos que dificultan su deslizamiento.
Cuando esto ocurre, aparecen manchas oscuras o pegajosas que incluso pueden transferirse a las prendas. Además de antiestéticas, reducen la eficacia del vapor, obligan a repasar varias veces la misma zona y ponen en riesgo tejidos delicados.
La buena noticia es que existen métodos sencillos para devolver a la plancha su aspecto original y prolongar su vida útil. La clave está en identificar el tipo de suciedad y aplicar la técnica adecuada para que la suela quede limpia y libre de manchas negras.

Paso 1: identificar el tipo de material y la suciedad
Antes de limpiar, es fundamental reconocer tanto la superficie como la suciedad que se desea eliminar. Las planchas pueden tener suela de acero inoxidable, cerámica o teflón.
Cada material reacciona de manera distinta: las de acero son resistentes, pero acumulan con facilidad restos de almidón; las de cerámica ofrecen un buen deslizamiento, aunque se rayan con productos abrasivos; y las de teflón, más delicadas, requieren una limpieza suave para proteger el revestimiento.
También conviene observar el origen de las manchas. Con frecuencia se deben a fibras quemadas, resultado de planchar una prenda a temperatura demasiado alta; en otros casos, aparecen depósitos blanquecinos de cal cuando se utiliza agua del grifo en lugar de destilada; y, en ocasiones, los responsables son los aprestos o almidones que dejan residuos pegajosos en la suela. Identificar la causa evita empeorar el problema y permite elegir la técnica más eficaz.
Paso 2: elegir el método más adecuado
Existen diferentes formas seguras y accesibles de devolverle a la plancha un aspecto como nuevo. Uno de los métodos más utilizados es el del vinagre y la sal en caliente, especialmente útil para manchas recientes. Consiste en calentar la plancha a temperatura baja o media, desenchufarla y, aprovechando el calor residual, frotar suavemente la suela con un paño de algodón humedecido en vinagre blanco y espolvoreado con sal gruesa. Los movimientos circulares permiten que el vinagre disuelva los residuos mientras la sal actúa como abrasivo suave. Después, basta con retirar los restos con un paño limpio y dejar secar.

Cuando la suciedad está más incrustada, resulta eficaz la pasta de bicarbonato en frío. Se prepara mezclando dos cucharadas de bicarbonato con un poco de agua, aplicando la pasta sobre la suela fría, dejándola actuar unos minutos y retirándola con un paño húmedo. Es una alternativa económica y ecológica que limpia en profundidad sin dañar la superficie.
Para quienes prefieren rapidez, los limpiadores comerciales específicos para planchas constituyen una opción práctica. Están disponibles en formato líquido, en barra o en toallitas impregnadas, y se diseñan para disolver residuos de forma eficaz sin dañar la suela. En todo caso, es importante seguir las instrucciones del fabricante, utilizarlos con guantes y aplicar el producto en espacios ventilados.
Qué errores evitar y cómo mantenerla siempre como nueva
Aunque limpiar una plancha no parece complicado, es común cometer errores que terminan por dañarla. Los especialistas de Washrocks advierten sobre los más habituales: usar estropajos metálicos que rayan la suela, aplicar exceso de agua que puede filtrarse en los componentes internos, o descuidar los orificios de vapor, los cuales tienden a obstruirse con cal y restos de almidón.
La mejor estrategia es la prevención: limpiar la plancha con regularidad —una vez al mes si se utiliza con frecuencia—, emplear agua destilada en los modelos de vapor, vaciar el depósito después de cada uso y guardarla en posición vertical, con la suela fría y limpia. Un simple paño húmedo pasado al finalizar el planchado puede marcar la diferencia y evitar la acumulación de residuos.
*Con información de Europa Press.