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Las palabras ‘mágicas’ que le ayudarán a descubrir si un delincuente busca estafarlo por WhatsApp
En un entorno cada vez más expuesto a las amenazas digitales, implementar ciertas estrategias puede ayudar a mitigar el riesgo de ser víctima.


En la era digital actual, las aplicaciones de mensajería se han convertido en un objetivo primordial para los ciberdelincuentes, quienes, mediante sofisticadas artimañas, buscan robar los datos personales de los usuarios para llevar a cabo fraudes de diversas magnitudes.
WhatsApp es una de las plataformas más frecuentemente empleadas para este tipo de actividades ilícitas, dado que se trata de uno de los servicios de mensajería instantánea más utilizados a nivel mundial, con un alto flujo de información sensible, incluyendo fotos, videos, documentos y contactos importantes.
“Hola, ¿te puedo pedir un favor?”, es una de las frases comunes con las que los criminales informáticos inician sus estafas en este servicio. A partir de ahí, su objetivo es ganarse la confianza del usuario para llevar a cabo su plan, obteniendo lo que desean sin mayores dificultades y, lo más preocupante, bajo total anonimato, ya que finalmente desaparecen sin dejar rastro.

Aunque la táctica de los ciberdelincuentes pueda parecer compleja debido a su habilidad para persuadir, las personas también pueden tomar medidas para frustrar estos planes de manera sutil y segura. Una estrategia recomendada consiste en interrumpir la conversación con una pregunta inesperada, como, por ejemplo: “¿Dónde nos conocimos tú y yo?”.
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Este tipo de interrogante puede poner al estafador en una situación comprometida, ya que no sabrá cómo responder y, si se le solicita más información, probablemente intentará inventarse una respuesta o, incluso, colgará la llamada.
Según expertos en seguridad, los criminales, ya sean estafadores, hackers o phishers, dependen en gran medida de la sorpresa y la manipulación psicológica para que las personas caigan en sus trampas. Realizar este tipo de preguntas genera una disonancia cognitiva que puede desorientar al atacante.
Los estafadores están acostumbrados a ganar rápidamente la confianza de las personas, y cuando se les obliga a responder de manera coherente, pueden entrar en pánico o perder el control de la conversación, lo que puede hacer que su estrategia fracase o incluso que decidan retirarse al no obtener la reacción esperada.

Además, esta táctica puede cambiar la dinámica de la conversación. Cuando un ciberdelincuente toma la iniciativa, es él quien dicta el ritmo y presiona a la víctima para que tome decisiones apresuradas. Sin embargo, al hacer una pregunta inesperada, la víctima recobra el control, lo que desactiva la agresividad o la manipulación del atacante.
En un entorno cada vez más vulnerable a las amenazas digitales, preguntas como esta se presentan como una herramienta sencilla pero eficaz para defenderse. La próxima vez que un ciberdelincuente intente engañarlo, no subestime el poder de formular preguntas que puedan ponerlo en apuros.