Ciencia

Lamentable noticia para la humanidad: estudio revela fuerte panorama frente a la contaminación marina con amenaza invisible

El océano contiene algo que, por su tamaño, ha escapado a todo intento de medición.

David Alejandro Rojas García

David Alejandro Rojas García

Periodista en Semana

6 de agosto de 2025, 12:48 a. m.
El océano contiene algo que, por su tamaño, ha escapado a todo intento de medición.
Una amenaza que no puede verse empieza a alterar el equilibrio de los ecosistemas. | Foto: Getty Images

Durante años, la comunidad científica internacional ha buscado sin éxito millones de toneladas de plástico que, según los cálculos, deberían encontrarse flotando en los océanos.

El hallazgo reciente de investigadores europeos revela una verdad inquietante: los residuos no han desaparecido, sino que han adoptado una forma imperceptible a simple vista. Esta revelación plantea nuevos desafíos para la salud de los ecosistemas marinos y, en última instancia, para la humanidad.

Una amenaza que flota sin ser vista

Un equipo del Instituto Real de Investigación Marina de los Países Bajos, en colaboración con la Universidad de Utrecht, logró rastrear partículas plásticas de tamaño nanométrico en el océano Atlántico Norte.

Los resultados son lamentables y alarmantes: se identificó una concentración estimada de 27 millones de toneladas de nanoplásticos flotando entre las costas de Europa continental y la región de las Azores.

Nuevos indicios exponen una presencia masiva y oculta en aguas del Atlántico Norte.
Científicos han descubierto que gran parte del plástico oceánico permanece como nanoplásticos imperceptibles. | Foto: Getty Images

Estas diminutas partículas, más pequeñas que una milésima de milímetro, son invisibles para métodos tradicionales de observación. Fue necesaria tecnología avanzada, como la espectrometría de masas de alta resolución, para confirmar su existencia y concentración.

Cómo llegan los residuos invisibles al mar

Los nanoplásticos no llegan al mar por un único camino. Su origen puede ser la descomposición de objetos plásticos más grandes bajo la exposición prolongada a la luz solar, el arrastre por ríos contaminados o incluso su transporte por el aire, siendo depositados posteriormente en el océano por medio de la lluvia o el polvo atmosférico.

Un análisis europeo detectó altos niveles de nanoplásticos en zonas clave del océano Atlántico.
Estudios confirman que los océanos contienen residuos plásticos mucho más pequeños y dañinos. | Foto: Getty Images

Debido a estas múltiples rutas, estos fragmentos microscópicos se dispersan con facilidad, desde la superficie hasta las profundidades oceánicas. El estudio identificó tres compuestos predominantes entre los nanoplásticos hallados: tereftalato de polietileno, poliestireno y cloruro de polivinilo, materiales comúnmente usados en envases, productos de consumo y construcción.

Consecuencias invisibles, pero alarmantes

Aunque imperceptibles, los efectos de estas partículas en el entorno marino son profundos. Se ha comprobado que los nanoplásticos pueden atravesar las membranas celulares de organismos vivos, afectando tejidos internos e incluso alcanzando el cerebro.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud (NIH): “La bioacumulación de plásticos en el cuerpo humano puede provocar diversos problemas de salud, como trastornos respiratorios como cáncer de pulmón, asma y neumonitis por hipersensibilidad, síntomas neurológicos como fatiga y mareos, enfermedad inflamatoria intestinal e incluso alteraciones en la microbiota intestinal”.

Agua del mar
La contaminación marina toma una nueva forma: millones de residuos plásticos en tamaño nano. | Foto: Getty Images

Esto no solo amenaza a especies marinas microscópicas, sino que compromete toda la cadena trófica, desde el plancton hasta peces de consumo humano. Además, estas partículas pueden actuar como esponjas que absorben y transportan contaminantes tóxicos, aumentando su potencial dañino.

El investigador Helge Niemann, de la Universidad de Utrecht, advierte que la cantidad de nanoplásticos podría superar incluso a los micro y macroplásticos que flotan actualmente en el Atlántico, y potencialmente en otros océanos del planeta.

Este nuevo panorama exige redoblar esfuerzos en la lucha contra la contaminación plástica, repensar el uso de estos materiales y reforzar las políticas ambientales globales. La amenaza ya no es visible, pero sigue flotando entre nosotros.