Tecnología
La llamada telefónica que puede dejar sus cuentas bancarias vacías con solo decir estas dos inocentes frases
La prevención, sumada a la desconfianza razonable, sigue siendo la mejor herramienta para evitar caer en engaños telefónicos.


Aunque pueda parecer improbable, ser víctima de una estafa es más fácil de lo que se piensa. No se trata de una situación ajena a la realidad de cualquier persona: basta con tener un teléfono móvil y una identidad digital para quedar expuesto a los delitos cometidos por redes criminales que, en muchos casos, logran su cometido a través de un simple descuido.
Uno de los métodos más eficaces utilizados por los estafadores es la llamada telefónica. Mediante esta vía, logran persuadir con mayor facilidad a sus víctimas, utilizando un tono de voz cuidadosamente calculado, discursos elaborados y excusas aparentemente creíbles. En estos momentos, muchas personas cometen el error de revelar información o decir frases que pueden jugar en su contra.
En las primeras fases del engaño, los delincuentes suelen buscar datos personales como direcciones de correo electrónico, contraseñas, códigos de verificación e incluso palabras que, manipuladas posteriormente con inteligencia artificial, podrían utilizarse para suplantar identidades.

Según explica Computer Hoy, expresiones como “No estoy en casa” o “Estoy de vacaciones” durante una llamada pueden convertirse en la puerta de entrada para un fraude. Estas frases pueden ser utilizadas como excusa para infundir miedo, afirmando que algo está ocurriendo en el domicilio de la víctima y que es necesario consignar dinero o hacer una transferencia.
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En otros casos, los bandidos se hacen pasar por un familiar o un amigo en apuros que solicita ayuda económica urgente. Además, conocer que una vivienda está desocupada representa una oportunidad ideal para cometer robos.
Otro riesgo surge con expresiones afirmativas como “sí” o “correcto”. Estas palabras pueden ser grabadas, manipuladas y utilizadas para suplantar la identidad del interlocutor, solicitando préstamos o dinero a su nombre. Esta práctica se ha incrementado con el avance de las tecnologías de clonación de voz.
Para reducir el riesgo, los expertos recomiendan evitar respuestas afirmativas directas y optar por frases ambiguas como “no es buen momento para hablar”, “dígame” o “dejémoslo para después”. De esta forma, se limita la posibilidad de que los delincuentes recopilen fragmentos de voz utilizables para fines fraudulentos.

Mantener el control de la conversación es clave. En caso de llamadas o mensajes sospechosos, es fundamental abstenerse de proporcionar datos personales como direcciones, nombres de familiares, información bancaria o cualquier otro detalle sensible. Si la persona al otro lado afirma ser un representante de una entidad financiera, lo más recomendable es colgar y comunicarse directamente con el banco o acudir a una sucursal para verificar la veracidad de la situación.
Finalmente, ante cualquier intento de estafa, es indispensable presentar una denuncia ante las autoridades competentes. Esto no solo activa protocolos de investigación, sino que también contribuye a evitar que otras personas caigan en el mismo tipo de fraude. En muchos países existen líneas telefónicas y plataformas digitales destinadas específicamente para recibir este tipo de reportes.