Ciencia
La lamentable razón científica que explica por qué el cáncer de apéndice está aumentando en jóvenes
De acuerdo con la investigación, el cáncer de apéndice se ha multiplicado hasta por cuatro entre los jóvenes nacidos después de los años setenta.

El cáncer de apéndice, tradicionalmente poco frecuente y mayoritariamente diagnosticado en adultos mayores, está mostrando un comportamiento alarmante entre las generaciones más jóvenes.
Según un estudio publicado en Annals of Internal Medicine, las tasas de esta enfermedad han aumentado significativamente en personas nacidas después de la década de 1970.
Un tipo de cáncer raro que crece entre las nuevas generaciones
A pesar de que la prevalencia general sigue siendo baja (solo unas pocas personas por millón se ven afectadas anualmente), la incidencia se ha triplicado o incluso cuadruplicado entre los más jóvenes, en comparación con quienes nacieron en la década de 1940.
Este incremento no es un fenómeno aislado. Se inscribe dentro de una tendencia más amplia: el crecimiento de los casos de distintos tipos de cáncer en adultos jóvenes, como el colorrectal, testicular, de mama, de ovario y de páncreas.

Un estudio publicado en The Lancet también confirma esta preocupación. En 27 de los 50 países y territorios analizados, las tasas de cáncer colorrectal de aparición temprana están en ascenso. La comunidad científica advierte que este panorama podría comprometer los avances logrados en el tratamiento oncológico en las últimas décadas.
“Este cambio ha dejado a muchos expertos perplejos y en busca de respuestas”, afirmó Justin Stebbing, científico biomédico de la Universidad Anglia Ruskin (Reino Unido), en The Conversation.
Factores sospechosos, pero sin una causa concluyente
A pesar del aumento registrado, los científicos aún no logran identificar una causa única que explique por qué el cáncer, incluido el de apéndice, está creciendo entre los jóvenes.
Si bien se reconocen factores de riesgo como el tabaquismo, la obesidad y la mala alimentación, no se ha establecido con certeza cómo estos elementos desencadenan la enfermedad.

Las explicaciones genéticas también han sido descartadas en gran medida, ya que no justifican por qué esta alza se da en cohortes de edad específicas.
La hipótesis con mayor aceptación sugiere que las personas nacidas en los años noventa han estado expuestas a nuevas sustancias químicas y factores ambientales no presentes en generaciones anteriores.
Entre las teorías destacadas están: “químicos eternos” como posibles agentes carcinógenos. También se ha explorado el vínculo con alteraciones en el microbioma intestinal, posiblemente como consecuencia de una mayor utilización de antibióticos o de cambios en la dieta moderna.
Otra teoría apunta a la influencia de la “dieta occidental”, caracterizada por un consumo elevado de productos ultraprocesados, azúcares y escasa presencia de fibra, frutas y vegetales. Si bien todos estos factores son considerados riesgos potenciales, aún no se ha logrado establecer una relación causal directa.
Prevención: el arma más eficaz ante lo desconocido
Ante la falta de certezas sobre el origen de este fenómeno, la comunidad médica coincide en la importancia de adoptar medidas preventivas para reducir el riesgo de padecer cáncer. Cambiar los hábitos de vida es una recomendación clave.

“Mantener un peso saludable, seguir una dieta equilibrada, rica en fruta, verdura y cereales integrales, y mantenerse físicamente activo son medidas que pueden reducir el riesgo de muchos tipos de cáncer”, escribió Stebbing.
Organizaciones como Cancer Research UK han compartido una serie de consejos para proteger la salud a largo plazo:
- Mantener una alimentación sana, basada en productos frescos y no procesados.
- Evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco.
- Tomar el sol con precaución y utilizar protección solar.
- Hacer ejercicio con regularidad y mantener un peso corporal adecuado.
- Recibir la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH).
En un escenario donde los datos aún no ofrecen respuestas contundentes, la prevención y la concienciación se convierten en los pilares fundamentales para enfrentar el desafío del cáncer de aparición temprana.