Tecnología
La intimidadora modalidad que los estafadores usan para robar el dinero de cuentas bancarias sin ser detectados
Las estafas que generan pánico no son simples engaños; son ataques emocionales diseñados para manipular las decisiones más básicas.


Acabar con la ciberdelincuencia puede parecer una tarea compleja, incluso imposible. Sin embargo, existen medidas que permiten mitigarla y, de esta manera, reducir el riesgo de convertirse en una víctima más. La protección de los datos personales es fundamental para evitar que sean filtrados o caigan en manos indebidas.
En muchas ocasiones, las estafas resultan evidentes; por ello, mantenerse informado y prestar atención a cada detalle es clave para poder denunciarlas oportunamente. El medio español especializado en tecnología Computer Hoy advierte que una de las modalidades más recientes está relacionada con la imposición de falsas multas por supuestas infracciones cometidas por los usuarios.
Algunas de estas estafas se dirigen a conductores, quienes reciben notificaciones que les exigen pagar una multa por una presunta infracción de tránsito. Sin embargo, se trata de simples engaños. En otros casos, los estafadores se hacen pasar por entidades oficiales y solicitan un pago en menos de 24 horas, bajo la amenaza de enfrentar consecuencias más graves.

Estas falsas multas pueden llegar en diferentes formatos, aunque lo más habitual es recibirlas a través de mensajes de texto o correos electrónicos que buscan generar credibilidad. En este punto, las víctimas deben prestar especial atención a señales como errores de ortografía, redacción deficiente o remitentes sospechosos, que pueden indicar que se trata de un fraude.
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En estos casos, una de las tácticas más efectivas para los delincuentes consiste en generar miedo o pánico. Este tipo de fraude, conocido como scare scam o estafa de intimidación, se basa en provocar una reacción emocional intensa que nuble el juicio y conduzca a tomar decisiones precipitadas, según explica IBM.
El miedo, una de las emociones más primitivas y poderosas, activa mecanismos de supervivencia que preparan al cuerpo para reaccionar con rapidez. Los ciberdelincuentes explotan esta respuesta natural para que las personas actúen sin reflexionar.
En la práctica, este método puede manifestarse de diversas formas: llamadas telefónicas que advierten sobre supuestos problemas legales, correos electrónicos que alertan de un hackeo inminente o mensajes instantáneos que informan sobre un accidente familiar. El patrón suele ser el mismo: comunicación urgente, información alarmante y presión para actuar de inmediato.

“Tras asustar a las víctimas, los mensajes de scareware ofrecen una ‘solución’ al problema. Generalmente, instan a descargar software de seguridad falso o a pagar una tarifa”, señalan expertos en ciberseguridad.
Más allá de la estrategia utilizada, seguir las recomendaciones de los profesionales en el área puede marcar la diferencia y evitar que las personas caigan en este tipo de trampas. Una de las medidas más efectivas es la capacitación en concientización sobre ciberseguridad.
A diferencia de otras técnicas de ingeniería social, este modus operandi resulta menos riesgoso para quienes reconocen los signos reveladores de un ataque, como la distinción entre notificaciones legítimas de antivirus y anuncios emergentes fraudulentos.
De igual forma, es recomendable utilizar herramientas antimalware capaces de detectar amenazas de forma temprana y prevenir su instalación. Esto no solo protege la información confidencial, sino que también preserva el correcto funcionamiento de los dispositivos.