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La ciencia explica por qué no sentimos el movimiento de la Tierra

La rotación de la Tierra en su eje lleva aproximadamente 24 horas para completarse.

Redacción Semana
9 de septiembre de 2023
tierra sin agua
Imagen de referencia. | Foto: Foto: Ancient Earth Globe

La Tierra es una esfera en constante movimiento. Gira sobre su propio eje y orbita alrededor del Sol a una velocidad sorprendente. Sin embargo, a pesar de esta danza celestial, la mayoría de los seres humanos no siente ni percibe el movimiento del planeta en el espacio. ¿Por qué es así? Científicos exploraron las razones detrás de por qué el hombre no siente el movimiento de la Tierra y cómo su percepción se ajusta a este asombroso baile cósmico.

La teoría desató todo tipo de opiniones en redes sociales.
La teoría desató todo tipo de opiniones en redes sociales. | Foto: Getty Images

El movimiento de la Tierra tiene una velocidad constante y suave. La rotación de la Tierra en su eje lleva aproximadamente 24 horas para completarse y la velocidad orbital alrededor del Sol es igualmente constante. Cuando un objeto se mueve a una velocidad constante, la sensación de movimiento disminuye con el tiempo y el cerebro tiende a ignorar esa sensación.

¿Por qué no sentimos el movimiento de la Tierra?

El planeta Tierra siempre ha tenido una velocidad constante, aproximadamente a unos 1.667 kilómetros por hora, lo cual es bastante, teniendo en cuenta su gran tamaño y peso. Además de la rotación, hay que tener en cuenta que el planeta tiene un movimiento aparte al rededor del sol, según explican científicos de la revista National Geographic en español.

Adicional, el globo terráqueo tiene más movimientos, como el de la rotación de los equinoccios, que ocurre cada el cual ocurre cada 25.780 años, de acuerdo al descubrimiento hecho por Hiparco de Nicea.

La comunidad internacional se encuentra expectante ante el inicio del Antropoceno.
La comunidad internacional se encuentra expectante ante el inicio del Antropoceno. | Foto: Getty Images

De acuerdo a la teoría de los expertos de la National Geographic, el cuerpo se adapta al ligero movimiento que solo se siente en el momento que un ser humano nace y se vuelve imperceptible a los pocos minutos.

Esto sucede por lo que la rotación es constante y no se puede comparar con otro movimiento que pueda tener la Tierra. Dicho esto, un claro ejemplo mencionado por los científicos es el conocido mal de Débarquement, famoso en el mundo de las personas que navegan constantemente en el océano y que sucede justo cuando vuelven a tocar tierra firme después de un largo periodo de tiempo.

Los síntomas que estas personas presentan son desequilibrio, más que todo, por el movimiento de las olas, solo que en este caso los seres humanos no se pueden bajar del planeta.

“Efecto Corolis”

Aunque el ser humano no percibe el movimiento de la Tierra, existe un fenómeno físico que se produce por la rotación del planeta, la cual afecta el movimiento de los objetos presentes en la misma. Un ejemplo son las corrientes de los océanos y las grandes ráfagas de viento: son solo una “guía” de cómo se produce.

Ilustración del planeta Tierra
Ilustración del planeta Tierra | Foto: Ilustración generada por IA Bing Image Creator

La Escala y la comparación

Este es otro aspecto que juega un papel crucial en la percepción del movimiento. La Tierra es un objeto masivo en comparación con el ser humano y su velocidad orbital alrededor del Sol es enorme. Sin embargo, debido a que todos los objetos en la Tierra comparten este movimiento, el hombre no experimenta cambios significativos en la velocidad en comparación con su entorno inmediato. En otras palabras, el ser humano no siente una aceleración significativa debido a la gran escala del planeta y su movimiento constante.

Además, en comparación con los objetos cercanos, como edificios, árboles y montañas, la velocidad de rotación de la Tierra es increíblemente lenta. Por lo tanto, cuando los humanos miran su entorno inmediato, no ve ningún indicio de movimiento, lo que refuerza la sensación de estar en reposo.

La percepción del ser humano se adapta a esta danza cósmica invisible, permitiéndole vivir la vida diaria sin la sensación de que está viajando a través del espacio a velocidades asombrosas.