Ciencia

James Webb sorprende a la ciencia con hallazgos que sugieren un planeta parecido a la Tierra a 40 años luz

El telescopio espacial lo estudió con el instrumento NIRSpec durante varios tránsitos, con el objetivo de determinar si posee una atmósfera.

8 de septiembre de 2025, 6:19 p. m.
Los resultados iniciales sugieren la posible presencia de una atmósfera, aunque todavía no es concluyente.
Los resultados iniciales sugieren la posible presencia de una atmósfera, aunque todavía no es concluyente. | Foto: Getty Images

Nuevas observaciones del telescopio espacial James Webb (JWST) han revelado indicios de que un planeta similar a la Tierra, ubicado dentro de la zona habitable de su estrella a 40 años luz de distancia, podría albergar una atmósfera.

El protagonista de este hallazgo es TRAPPIST-1 e, uno de los siete planetas que orbitan la enana roja TRAPPIST-1. Este mundo resulta especialmente interesante porque, en teoría, la presencia de agua líquida —ni demasiado caliente ni demasiado fría— sería posible, aunque solo si conserva una atmósfera.

Para investigar esta posibilidad, los astrónomos utilizaron el NIRSpec (Espectrógrafo de Infrarrojo Cercano) del JWST, observando el sistema durante el tránsito del planeta frente a su estrella. La luz estelar filtrada a través de la atmósfera —si existe— deja una huella en el espectro que permite identificar las sustancias químicas presentes. Con cada tránsito adicional, la información atmosférica se vuelve más precisa.

Ilustración de un exoplaneta con vapor de agua en su atmosfera a causa de la radiación de su estrella.
TRAPPIST-1 e es un caso único, ya que su sistema estelar y dinámicas planetarias no tienen paralelos directos con el sistema solar. | Foto: Ilustración generada por IA Bing Image Creator

Los resultados iniciales, publicados en The Astrophysical Journal Letters, plantean varios escenarios, entre ellos la existencia de una atmósfera, según reporta Phys.org.

La Dra. Hannah Wakeford, profesora asociada de Astrofísica en la Universidad de Bristol y miembro del equipo de Exoplanetas en Tránsito del JWST, participó en el diseño de la estrategia de observación:

“Lo que hemos encontrado en estas primeras cuatro observaciones refina las mediciones anteriores del Hubble y sugiere que podría haber señales de una atmósfera, aunque aún no podemos descartar que no exista”, explicó.

Los instrumentos infrarrojos del JWST ofrecen un nivel de detalle sin precedentes que permite entender mejor los factores que definen la atmósfera y el entorno superficial de planetas similares a la Tierra. Este proceso ayuda a determinar si tales mundos podrían llegar a ser habitables.

No obstante, los investigadores creen que TRAPPIST-1 e ya no conserva su atmósfera original. El Dr. David Grant, coautor de ambos estudios y exinvestigador asociado sénior de la Universidad de Bristol, detalló:

Los hallazgos descartan la presencia de una atmósfera primigenia rica en hidrógeno, típica de las primeras etapas de formación planetaria. Este tipo de atmósferas son comunes en planetas gigantes y también en planetas rocosos del sistema solar temprano”.

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Un pequeño efecto invernadero con dióxido de carbono podría estabilizar la temperatura y hacer viable la existencia de océanos o regiones habitables. | Foto: Getty Images

¿Una atmósfera secundaria?

La Dra. Wakeford añadió que la intensa actividad de TRAPPIST-1, con frecuentes erupciones estelares, probablemente destruyó cualquier atmósfera primaria de hidrógeno y helio que pudiera haber tenido el planeta. Sin embargo, recordó que, al igual que la Tierra, algunos mundos desarrollan una atmósfera secundaria más densa tras la pérdida de la primera.

“Es posible que el planeta nunca haya podido formar una atmósfera secundaria… pero existe la misma probabilidad de que sí lo haya hecho”, puntualizó.

Una atmósfera secundaria abriría la puerta a la presencia de agua líquida en superficie, acompañada de un efecto invernadero moderado impulsado principalmente por dióxido de carbono, capaz de estabilizar la temperatura.

El papel del efecto invernadero

En el segundo artículo, centrado en la interpretación teórica, la Dra. Ana Glidden, investigadora postdoctoral del MIT, señaló:

“Es poco probable que la atmósfera de TRAPPIST-1 e esté dominada por dióxido de carbono, como ocurre en Venus o Marte. Además, este sistema no tiene paralelismos directos con el nuestro: la estrella es muy diferente al Sol y sus planetas siguen dinámicas propias”.

Wakeford agregó que incluso un efecto invernadero pequeño podría mantener agua líquida, bien sea en forma de un océano global o en regiones específicas del planeta expuestas a luz estelar constante. Esto se debe a que los planetas de TRAPPIST-1 están bloqueados por marea, con un hemisferio permanentemente iluminado y el otro en oscuridad eterna.

*Con información de Europa Press