Tecnología
Inteligencia artificial reveló detalles sobre la existencia del temible Megalodón, el mayor pez depredador de la historia
La IA arrojó nueva luz sobre esta criatura prehistórica que dominó los océanos durante millones de años y que, hasta hoy, sigue generando fascinación y temor.

Desde tiempos remotos, la humanidad ha estado rodeada de historias sobre seres extraordinarios y entidades que desafían la lógica. Ante esto, expertos y científicos han realizado estudios e investigaciones para entender la existencia de estas criaturas, que pudieron vivir ocultos entre los humanos.
En un esfuerzo por encontrar explicaciones racionales, expertos han realizado estudios sobre casos concretos, como los relacionados con extrañas especies marinas. La ciencia, lejos de rechazar tajantemente estas posibilidades, abre la posibilidad de entender si algunas de estas leyendas podrían tener un origen real.

Uno de los más analizados es el Megalodón, cuyo nombre científico es Otodus megalodon, que vivió hace aproximadamente hace 3,6 millones de años, durante los períodos Mioceno y Plioceno. Esta especie es considerada el mayor pez depredador que haya existido, con una longitud estimada de hasta 20 metros y un peso superior a las 50 toneladas, según el sitio web del Museo Australiano.
Aunque gran parte de su existencia ha sido reconstruida a partir de fragmentos fósiles, principalmente dientes gigantescos que pueden medir hasta 18 centímetros, los científicos siempre se han enfrentado a un gran desafío: comprender con precisión el comportamiento, la fisiología y el rol ecológico de esta criatura marina extinta.
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En ese contexto, herramientas como la inteligencia artificial (IA) revelaron detalles sobre cómo vivía y cazaba esta criatura colosal. Los resultados arrojaron que el Megalodón no solo era más grande de lo que se pensaba anteriormente, sino también mucho más ágil. Utilizando algoritmos de aprendizaje profundo, los científicos han generado reconstrucciones en 3D de su esqueleto a partir de dientes, vértebras y mandíbulas fósiles, comparándolos con los tiburones actuales, como el gran blanco.
Ante esto, según información recopilada por Europa Press, expertos de la Universidad Goethe de Frankfurt afirman que el mayor pez depredador de la historia de la Tierra se alimentó de una gama de presas mucho más amplia de lo que se suponía.
Tal y como lo describe un trabajo colaborativo, publicado en Earth and Planetary Science Letters con científicos de Alemania, Francia, Austria y Estados Unidos, los investigadores examinaron dientes fosilizados de esta criatura, que son prácticamente todo lo que queda del pez cartilaginoso que le dio al tiburón su nombre, Megalodón, que significa “diente grande”.

Al respecto, la inteligencia artificial también señaló que esta criatura habría podido nadar a velocidades de hasta 20 kilómetros por hora durante periodos prolongados, lo que lo convertiría en un cazador persistente capaz de recorrer vastas extensiones del océano en busca de presas. Su dieta, según la IA, se habría centrado en cetáceos de gran tamaño, como ballenas jóvenes y focas gigantes, a las que podía partir por la mitad de una sola mordida.
El Megalodón nadó por los océanos del mundo entre 20 y 3 millones de años atrás, frecuentemente a la caza de presas para satisfacer una demanda calórica tan grande como su tamaño: según estimaciones, requería unas 100.000 kilocalorías diarias. La ciencia asumía ampliamente que la principal ingesta calórica de la criatura provenía de ballenas, según datos de Europa Press.
¿Qué habría provocado su extinción, según la IA?
La IA también fue utilizada para simular los cambios ambientales que se produjeron en los océanos durante el Plioceno, periodo en el que el Megalodón desapareció. Su extinción podría incluir detalles como las condiciones del océano con la disponibilidad de alimento, temperaturas marinas y competencia con otras especies, como el tiburón blanco moderno.
Uno de los hallazgos más impactantes es que, probablemente, su desaparición no fue causada por un solo evento catastrófico, sino por una combinación de factores. La IA identificó patrones que indican que el enfriamiento global progresivo redujo significativamente las áreas cálidas donde el Megalodón podía prosperar. Al mismo tiempo, la escasez de presas grandes y la aparición de depredadores más pequeños y eficientes, como el Carcharodon carcharias, contribuyeron a su declive.
Los resultados concluyen que el tamaño gigantesco del Megalodón también pudo influir. Lo que alguna vez fue su ventaja evolutiva, se convirtió en su mayor debilidad. Requería enormes cantidades de alimento para sobrevivir, lo que lo hizo vulnerable ante cualquier cambio en la cadena alimentaria.