Ciencia

Estudio reveló efectos negativos, por la falta de gravedad, en la visión de los astronautas ante misiones prolongadas en el espacio

Estos resultados plantean nuevos desafíos para estancias prolongadas en el espacio, como por ejemplo, el viaje de seres humanos a Marte.

27 de enero de 2025, 6:34 p. m.
La NASA fijó los horarios para las próximas caminatas espaciales en enero.
Así afecta la microgravedad a la visión de los astronautas en el espacio. | Foto: Getty Images

La falta de gravedad en el espacio provoca cambios significativos en los ojos y la visión de los astronautas después de seis a doce meses a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS).

En un estudio publicado en el IEEE Open Journal of Engineering in Medicine and Biology, el oftalmólogo de la Universidad de Montreal Santiago Costantino, descubrió que al menos el 70 % de los astronautas de la ISS han sido afectados por el síndrome neuroocular asociado a los vuelos espaciales, o SANS. Estos resultados plantean nuevos desafíos para estancias prolongadas en el espacio, como por ejemplo, el viaje de seres humanos a Marte.

En la unidad de investigación de biofotónica que dirige en el Hospital Maisonneuve-Rosemont afiliado a la UdeM, Costantino reunió a un grupo de investigadores para identificar los cambios biomecánicos responsables de este trastorno. Analizaron datos recopilados por el equipo canadiense de la NASA sobre 13 astronautas que pasaron entre 157 y 186 días en la ISS.

Los sujetos tenían una edad promedio de 48 años y provenían de las agencias espaciales de Estados Unidos, Europa, Japón y Canadá; el 31 % eran mujeres; ocho estaban en su primera misión.

Los investigadores compararon tres parámetros oculares antes y después de las misiones espaciales de los astronautas: rigidez ocular, presión intraocular y amplitud del pulso ocular.

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Encontraron rigidez ocular, presión intraocular y amplitud del pulso ocular en los astronautas. (Imagen de referencia). | Foto: Getty Images

Midieron la rigidez ocular mediante tomografía de coherencia óptica con un módulo de video personalizado para mejorar la calidad de las imágenes de la coroides. Los otros dos parámetros, presión intraocular y amplitud del pulso ocular, se midieron mediante tonometría.

El estudio encontró cambios significativos en las propiedades biomecánicas de los ojos de los astronautas: una disminución del 33 % en la rigidez ocular, una disminución del 11 % en la presión intraocular y una reducción del 25 % en la amplitud del pulso ocular.

Estos cambios fueron acompañados por síntomas que incluían reducción del tamaño de los ojos, alteración del campo focal y, en algunos casos, edema del nervio óptico y pliegues retinianos.

Ilustración creada con inteligencia artificial de astronautas que viajan por el espacio.
Ilustración creada con inteligencia artificial de astronautas que viajan por el espacio. | Foto: Ilustración generada por IA Bing Image Creator

Los investigadores también encontraron que cinco astronautas tenían un grosor coroideo mayor de 400 micrómetros, que no estaba correlacionado con la edad, el género o la experiencia espacial previa.

“La ingravidez altera la distribución de la sangre en el cuerpo, aumentando el flujo sanguíneo a la cabeza y ralentizando la circulación venosa en el ojo”, explicó Costantino en un comunicado. “Probablemente, esto es lo que provoca la expansión de la coroides, la capa vascular que nutre la retina”.

Según los investigadores, la expansión de la coroides durante la ingravidez podría estirar el colágeno de la esclerótica, la capa blanca externa del ojo, provocando cambios duraderos en las propiedades mecánicas del ojo.

También creen que las pulsaciones sanguíneas en microgravedad pueden crear un efecto de golpe de ariete en el que los cambios repentinos en la presión del flujo sanguíneo provocan un choque mecánico en el ojo, lo que lleva a una remodelación significativa del tejido.

Según los investigadores, estos cambios oculares no suelen ser motivo de preocupación cuando la misión espacial dura entre seis y doce meses. Aunque el 80 % de los astronautas que estudiaron desarrollaron al menos un síntoma, sus ojos volvieron a la normalidad una vez de regreso a la Tierra.

En la mayoría de los casos, el uso de gafas correctoras fue suficiente para corregir los síntomas desarrollados a bordo de la ISS.

Sin embargo, la comunidad científica y las agencias espaciales internacionales se muestran cautelosas ante las consecuencias de misiones más prolongadas, como un vuelo a Marte. Los efectos sobre la salud ocular de la exposición prolongada a la microgravedad siguen siendo desconocidos y no existen medidas preventivas o paliativas en la actualidad.

*Con información de Europa Press

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