Ciencia
El ser humano también estaría moviendo los polos de la Tierra, según un estudio de Harvard
Un estudio de Harvard sugiere que el ser humano habría influido en el movimiento de los polos.

Un nuevo estudio liderado por la geofísica Natasha Valencic, de la Universidad de Harvard, sugiere que los seres humanos podrían haber contribuido al desplazamiento de los polos magnéticos del planeta. Según el análisis, publicado en Geophysical Research Letters, la construcción de casi 7.000 presas entre 1835 y 2011 ha almacenado tanta agua que sería suficiente para llenar dos veces el Gran Cañón, y este cambio en la distribución de masa habría provocado un movimiento de los polos terrestres de aproximadamente un metro.
“El estudio revela que la acumulación de agua en estos embalses también generó una caída de 21 milímetros en el nivel global del mar”, detallan los autores.
Cuando la Tierra se tambalea
El fenómeno detrás de este proceso se conoce como desplazamiento polar verdadero (True Polar Wander, TPW). De acuerdo con la comunidad científica de Advancing Earth and Space Sciences (AGU), “la capa sólida más externa de la Tierra se asienta sobre roca fundida viscosa, por lo que puede moverse con respecto al magma que se encuentra debajo. Cada vez que la masa se redistribuye alrededor de la superficie del planeta, como cuando las capas de hielo crecen o se reducen, esta capa rocosa más externa se tambalea y se mueve”.

El comunicado de AGU ofrece una imagen clara para comprender el fenómeno: “Imagine golpear un trozo de arcilla contra un lado de una pelota de baloncesto giratoria: para mantener el impulso, la parte de la pelota con la arcilla se desplazará ligeramente hacia su ecuador y se alejará de su eje de rotación. Cuando esto ocurre en la Tierra y la capa rocosa más externa se tambalea, diferentes áreas de la superficie terminan asentándose directamente sobre el eje de rotación”.
Dos etapas de desplazamiento polar por presas
Valencic y sus colegas utilizaron una base de datos global sobre embalses para calcular el TPW inducido por la acumulación de agua. En total, se analizaron 6.862 presas activas construidas entre 1835 y 2011.
Los resultados muestran dos fases claras de desplazamiento. La primera, entre 1835 y 1954, estuvo marcada por la construcción masiva de presas en Europa y Norteamérica. Esto provocó un desplazamiento de 20,5 centímetros hacia el meridiano 103 este, en dirección a regiones como Rusia, Mongolia y China. La segunda fase, entre 1954 y 2011, coincidió con la expansión de infraestructuras hídricas en Asia y África Oriental, lo que empujó el eje 57 centímetros hacia el meridiano 117 oeste, pasando por América del Norte y el Pacífico Sur.

En total, los polos se habrían desplazado unos 113 centímetros durante el período completo, con la mayor parte del movimiento ocurriendo en el siglo XX.
Implicaciones para el nivel del mar
Más allá del cambio en el eje, el estudio pone en evidencia un impacto directo sobre el nivel del mar. “Al retener agua tras las presas, no solo se extrae agua de los océanos, lo que provoca una caída global del nivel del mar, sino que también se distribuye la masa de forma diferente en todo el mundo”, afirma Valencic.
Según la investigadora, aunque este movimiento no representa un riesgo geológico inmediato “no vamos a entrar en una nueva era glacial”, aclara, sí modifica los patrones de aumento del nivel del mar.
En promedio, el nivel global del mar subió 1,2 milímetros por año en el siglo XX. Pero, según los cálculos del estudio, una cuarta parte de esa agua se almacenó artificialmente tras presas. Este detalle, señala Valencic, debe ser considerado en las proyecciones futuras. “Dependiendo de dónde se ubiquen las presas y los embalses, la geometría del aumento del nivel del mar cambiará. Ese es otro aspecto que debemos considerar, porque estos cambios pueden ser bastante grandes, bastante significativos”.
*Con información de DW.