Tecnología
El sencillo método para descubrir si un enlace esconde un intento de estafa antes de hacer clic
Los usuarios pueden protegerse de los engaños de los ciberdelincuentes mediante buenas prácticas de seguridad.


Los intentos de estafa por phishing continúan en aumento y se han vuelto cada vez más comunes, extendiéndose a diversas regiones del mundo y dejando a millones de víctimas en su camino. Siendo uno de los ataques cibernéticos más antiguos, el phishing ha evolucionado con el tiempo, ya que los ciberdelincuentes buscan que sus estrategias pasen desapercibidas y operen bajo total anonimato.
Según expertos en ciberseguridad, este tipo de ataque tiene como objetivo obtener información confidencial, como contraseñas, números de tarjetas de crédito o datos personales, mediante el engaño. Los atacantes se hacen pasar por entidades legítimas, como bancos, proveedores de servicios de correo electrónico o plataformas de redes sociales, con la finalidad de manipular a los usuarios para que entreguen voluntariamente sus datos sensibles.
Esta modalidad puede adoptar diversas formas, siendo una de las más comunes la de los enlaces infectados. En este modus operandi, el ciberdelincuente envía un mensaje fraudulento, generalmente a través de correo electrónico, mensaje de texto (SMS) o incluso redes sociales, que contiene un enlace malicioso. Dicho link aparenta provenir de una fuente confiable, como un banco, una tienda en línea, un servicio de pago o una red social.

Un rasgo distintivo de estos mensajes es el tono urgente o alarmante que emplean, con frases como: “Tu cuenta está comprometida, haz clic aquí para cambiar tu contraseña”, o “Tu pago no fue procesado correctamente, por favor verifica aquí”. Además, el enlace parece legítimo, ya que puede incluir el nombre de la marca o ser una réplica exacta del sitio web oficial. No obstante, al hacer clic, el usuario es redirigido a una página fraudulenta.
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A pesar de que este tipo de ataques representa una amenaza constante para los internautas, existen medidas de protección eficaces. El conocimiento es la principal herramienta para defenderse, pues estar informado sobre cómo operan los ciberdelincuentes permite identificar rápidamente un intento de estafa y evitar caer en la trampa.
Revisar la URL
El primer paso es examinar cuidadosamente la URL del enlace. Las páginas legítimas de bancos, empresas o servicios en línea siempre emplean un dominio oficial y seguro. Los hackers, por su parte, crean sitios que imitan los originales, pero con pequeñas modificaciones en el dominio, como letras alteradas o añadidas.
Es importante verificar que la URL comience con “https://” en lugar de “http://”, puesto que, este protocolo garantiza una conexión cifrada entre el navegador y el servidor. Aunque no asegura la legitimidad del sitio, la ausencia del “s” en “https” es una señal de alerta.
Inspeccionar el contenido del enlace
Si el enlace está en un correo electrónico o mensaje, se recomienda pasar el cursor sobre él (sin hacer clic) y observar la URL que aparece en la parte inferior de la pantalla o en una ventana emergente. A veces, el texto visible del enlace no coincide con la URL real de destino.

Verificar la ortografía y gramática
Los mensajes de phishing suelen contener errores gramaticales o de ortografía. Las empresas legítimas, por lo general, envían comunicaciones bien redactadas y sin fallos en su contenido. La presencia de frases extrañas o mal estructuradas puede ser un indicio de que se trata de un intento de estafa.
Analizar los archivos adjuntos
Si un mensaje incluye un archivo adjunto inesperado o un enlace que dice “Descargar ahora”, es recomendable no hacer clic. Muchos ataques intentan instalar malware o virus a través de estos archivos.
Prestar atención a comportamientos sospechosos
Si al hacer clic en un enlace el navegador redirige a una página diferente a la esperada, o si se muestra una advertencia sobre la seguridad de la conexión, es probable que se trate de un intento de engaño. Los navegadores modernos suelen alertar al usuario si está intentando acceder a un sitio inseguro o potencialmente peligroso.