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El hábito simple pero efectivo que los expertos sugieren hacer para aumentar la esperanza de vida
Adoptar un hábito sencillo pero vital podría ser la clave para aumentar la esperanza de vida, según los expertos en salud.
A medida que se buscan maneras de mejorar la salud y longevidad, uno de los factores más fundamentales y, a menudo, subestimados es el sueño. Según expertos de instituciones como el Colegio Americano de Cardiología, un sueño reparador y consistente puede ser uno de los hábitos más efectivos para alargar la vida. Si bien muchos se enfocan en la dieta y el ejercicio, la calidad del sueño es un pilar crucial para la salud general.
La conexión con la salud cardiovascular
El sueño es esencial para la salud del corazón. La Asociación Estadounidense del Corazón subraya que dormir bien todas las noches no solo es vital para mantener el funcionamiento adecuado del cuerpo, sino que es crucial para la salud cardiovascular.
“Los adultos deberían apuntar a un promedio de 7 a 9 horas de sueño por noche”, explica Donald M. Lloyd-Jones, M.D., experto en medicina preventiva. El sueño ayuda a regular la presión arterial, reduce la inflamación y mejora la función del corazón, disminuyendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, la realidad es que una gran parte de la población no duerme las horas recomendadas. Según estudios, hasta 1 de cada 3 personas no logra alcanzar las 7 horas de descanso necesarias cada noche. Esto puede tener repercusiones significativas en la salud a largo plazo, incluyendo un aumento en el riesgo de hipertensión, ataques cardíacos y otros problemas relacionados con el sistema cardiovascular.
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El sueño y su impacto en el sistema inmunológico
Además de su influencia en la salud del corazón, el sueño también desempeña un papel clave en el sistema inmunológico. Mayo Clinic indica que el descanso adecuado permite al cuerpo luchar contra infecciones y enfermedades.
Durante el sueño, el sistema inmunológico se fortalece, lo que ayuda a prevenir enfermedades como la gripe, resfriados y otras infecciones. La falta crónica de sueño puede debilitar esta defensa natural, aumentando la vulnerabilidad a diversas patologías.
A largo plazo, la privación de sueño puede desencadenar otros problemas serios, como la obesidad y la diabetes. Según los expertos, dormir lo suficiente es crucial para regular el metabolismo y los niveles de glucosa en la sangre, dos factores que están estrechamente ligados a estas enfermedades.
Por lo tanto, mantener una buena rutina de sueño no solo previene resfriados, sino que también ayuda a reducir el riesgo de enfermedades crónicas graves.
Estrategias para mejorar la calidad del sueño
Aunque muchas personas luchan por conciliar el sueño, existen diversas estrategias que pueden ayudar a mejorar la calidad del descanso nocturno. El Dr. Lloyd-Jones recomienda establecer una rutina que favorezca el descanso.
“Desarrollar una rutina de relajación antes de acostarse es crucial. Es importante no acostarse en la cama dando vueltas si se está inquieto”, aconseja Jones. En lugar de esto, sugiere levantarse y realizar actividades que ayuden a calmar la mente, como leer un libro o hacer estiramientos suaves.
Con el tiempo, incorporar pequeños cambios a la rutina puede mejorar significativamente la calidad del sueño.
La Sociedad Americana Contra el Cáncer también proporciona un conjunto de recomendaciones para mejorar el descanso nocturno. Entre las sugerencias se incluyen:
- Establecer un horario de sueño constante: Ir a dormir y levantarse a la misma hora todos los días ayuda a regular el reloj biológico.
- Evitar las siestas después de las 3 p.m.: Si bien las siestas pueden ser beneficiosas, dormir demasiado tarde durante el día puede interferir con el sueño nocturno.
- Limitar el consumo de cafeína y alcohol: Ambos pueden alterar los patrones de sueño, por lo que se recomienda evitarlos por completo antes de dormir.
- Evitar la nicotina: El consumo de nicotina afecta negativamente la calidad del sueño, por lo que lo ideal es eliminarla de la rutina.
- Hacer ejercicio regularmente: Sin embargo, se debe evitar ejercitarse en las 2 a 3 horas previas a acostarse, ya que la actividad física intensa puede dificultar el sueño.