Tecnología

El electrodoméstico que nunca debe desenchufar de la corriente porque podría duplicar el consumo de energía

Uno de los argumentos más comunes para desconectar los electrodomésticos es el ahorro energético; no obstante, esta práctica puede resultar contraproducente.

Valentina Castañeda Sierra

Valentina Castañeda Sierra

Periodista en Semana

9 de julio de 2025, 6:07 p. m.
Algunos electrodomésticos son sensibles a las tormentas.
Algunos electrodomésticos son sensibles a las tormentas. | Foto: Getty Images

En los hogares modernos, los electrodomésticos desempeñan un rol esencial en la vida cotidiana, ya que de su funcionamiento depende en gran medida la eficiencia de las tareas domésticas y, por ende, la productividad de quienes los utilizan. Aparatos como la lavadora, la nevera, el televisor, la freidora de aire y el horno se han convertido en elementos imprescindibles.

A pesar de estar fabricados con tecnología que prioriza el ahorro energético, muchas personas siguen preocupadas por el posible impacto en sus facturas de electricidad. Sin embargo, expertos señalan que el verdadero problema radica, en muchos casos, en los hábitos inadecuados de uso.

Dejar dispositivos encendidos sin estar en uso o mantenerlos conectados durante largos periodos en ausencia de los residentes puede aumentar significativamente el consumo en modo de espera (stand-by).

Para contrarrestar este gasto invisible, algunos usuarios optan por desconectar los electrodomésticos cuando no están en funcionamiento. No obstante, esta práctica no siempre es recomendable. De hecho, ciertos aparatos no están diseñados para permanecer desconectados por largos periodos, y hacerlo podría comprometer su funcionamiento.

La nevera es uno de los electrodomésticos más usados en el hogar.
La nevera es uno de los electrodomésticos más usados en el hogar. | Foto: Getty Images

Uno de estos casos es el de la nevera. De acuerdo con análisis respaldados por inteligencia artificial y criterios técnicos, este electrodoméstico no debería ser desconectado bajo ninguna circunstancia.

Más allá de su papel clave en la conservación de alimentos, apagar el refrigerador puede representar un riesgo tanto para la seguridad alimentaria como para la vida útil del dispositivo.

La nevera es el único electrodoméstico de uso continuo en el hogar, diseñado para operar las 24 horas del día, los siete días de la semana. Su misión principal es mantener una temperatura constante que preserve los alimentos en condiciones óptimas.

Interrumpir su funcionamiento implica romper la cadena de frío, lo que eleva significativamente el riesgo de proliferación bacteriana. Incluso si el aparato se vuelve a conectar tras unas horas, los alimentos —especialmente carnes, productos lácteos y comidas preparadas— podrían haberse deteriorado irreversiblemente.

Además del impacto en la conservación de alimentos, la IA advierte sobre las consecuencias técnicas de apagar y encender la nevera con frecuencia. Una de las más relevantes es el riesgo para el compresor, el componente encargado de mantener la refrigeración. Si el aparato se enciende antes de que la presión interna del sistema se haya equilibrado, el compresor puede forzarse, reduciendo su eficiencia o incluso provocando fallas prematuras.

Otro factor a considerar es la humedad interna. Los cambios bruscos de temperatura pueden generar condensación, que al reactivar el sistema podría convertirse en escarcha o, en casos más graves, corroer componentes eléctricos.

Algunos aparatos aumentan el consumo de energía.
Algunos aparatos aumentan el consumo de energía. | Foto: Getty Images

Por otra parte, los modelos más recientes están diseñados para operar con alta eficiencia energética manteniendo temperaturas estables. Interrumpir su funcionamiento obliga al motor a trabajar con mayor intensidad al reiniciarse, lo que puede traducirse en un consumo eléctrico superior al previsto a largo plazo.

Consejos para ahorrar energía sin apagar la nevera

Aunque desconectarla no es una opción viable, existen formas efectivas de optimizar su consumo energético:

  • Evitar ubicar la nevera cerca de fuentes de calor como hornos, estufas, radiadores o en lugares con exposición directa al sol.
  • Dejar al menos entre 5 y 10 centímetros de espacio entre la parte trasera del aparato y la pared, para facilitar la ventilación del motor.
  • Verificar periódicamente el estado de las gomas de sellado de la puerta; una fuga de aire obliga al compresor a trabajar más de lo necesario.
  • Mantenerla llena, pero no sobrecargada. Una nevera con alimentos bien distribuidos conserva mejor el frío. Si está casi vacía, se recomienda colocar botellas con agua para ayudar a estabilizar la temperatura.

En definitiva, la clave no está en desconectar, sino en usar con inteligencia. La nevera, aunque muchas veces subestimada, es uno de los pilares invisibles del bienestar doméstico y de la seguridad alimentaria.