Ciencia
Descubren posibles señales de vida en un planeta ubicado a 124 años luz
Los resultados constituyen la evidencia más sólida hasta la fecha de que podría existir vida en un planeta fuera del sistema solar.

Astrónomos detectaron las señales más prometedoras hasta la fecha de una posible biofirma fuera del sistema solar, aunque se mantienen cautelosos.
Utilizando datos del Telescopio Espacial James Webb (JWST) investigadores liderados por la Universidad de Cambridge, detectaron las huellas químicas del sulfuro de dimetilo (DMS) y/o el disulfuro de dimetilo (DMDS) en la atmósfera del exoplaneta K2-18b, que orbita su estrella en la zona habitable.
En la Tierra, el DMS y el DMDS solo son producidos por la vida, principalmente microbiana, como el fitoplancton marino. Si bien un proceso químico desconocido podría ser el origen de estas moléculas en la atmósfera de K2-18b, los resultados constituyen la evidencia más sólida hasta la fecha de que podría existir vida en un planeta fuera del sistema solar.
Las observaciones han alcanzado el nivel de significación estadística de ‘tres sigma’, lo que significa que existe una probabilidad del 0,3 % de que se debieran al azar. Para alcanzar la clasificación aceptada como descubrimiento científico, las observaciones tendrían que superar el umbral de cinco sigma, lo que significa que habría una probabilidad inferior al 0,00006 % de que ocurrieran por casualidad.
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Los investigadores afirman que entre 16 y 24 horas de observación de seguimiento con el JWST podrían ayudarles a alcanzar la crucial significancia de cinco sigma. Sus resultados se publican en The Astrophysical Journal Letters.

Planeta oceánico
Observaciones anteriores de K2-18b —que tiene 8,6 veces la masa y 2,6 veces el tamaño de la Tierra, y se encuentra a 124 años luz de distancia en la constelación de Leo— identificaron metano y dióxido de carbono en su atmósfera. Esta fue la primera vez que se descubrieron moléculas basadas en carbono en la atmósfera de un exoplaneta en la zona habitable. Estos resultados fueron consistentes con las predicciones de un planeta ‘Hyceano’: un mundo habitable cubierto de océanos bajo una atmósfera rica en hidrógeno.
Sin embargo, otra señal, más débil, insinuó la posibilidad de que algo más estuviera sucediendo en K2-18b. “No sabíamos con certeza si la señal que vimos la última vez se debía al DMS, pero su simple indicio nos impresionó lo suficiente como para volver a observarla con el JWST utilizando un instrumento diferente”, afirmó en un comunicado el profesor Nikku Madhusudhan, del Instituto de Astronomía de Cambridge, quien dirigió la investigación.

Para determinar la composición química de las atmósferas de planetas lejanos, los astrónomos analizan la luz de su estrella anfitriona durante su tránsito, es decir, al pasar frente a ella, visto desde la Tierra. Durante el tránsito de K2-18b, el JWST puede detectar una disminución del brillo estelar, y una pequeña fracción de la luz estelar atraviesa la atmósfera del planeta antes de llegar a la Tierra. La absorción de parte de la luz estelar en la atmósfera del planeta deja huellas en el espectro estelar que los astrónomos pueden reconstruir para determinar los gases que componen la atmósfera del exoplaneta.
La inferencia preliminar de DMS se realizó utilizando los instrumentos NIRISS (Cámara de Imágenes de Infrarrojo Cercano y Espectrógrafo sin Rendija) y NIRSpec (Espectrógrafo de Infrarrojo Cercano) del JWST, que juntos cubren el rango de longitudes de onda del infrarrojo cercano (0,8-5 micras). La nueva observación independiente utilizó el MIRI (Instrumento de Infrarrojo Medio) del JWST en el rango del infrarrojo medio (6-12 micras).
“Esta es una línea de evidencia independiente, que utiliza un instrumento diferente al que utilizamos antes y un rango de longitud de onda de luz diferente, donde no hay solapamiento con las observaciones previas”, dijo Madhusudhan. “La señal se transmitió con intensidad y claridad”, agregó.
*Con información de Europa Press