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Cómo usar la lavadora correctamente para evitar que su ropa favorita se dañe o se encoja

Las prendas confeccionadas con algodón, lana o lino tienen una alta tendencia a reducir su tamaño cuando se someten a lavados con agua caliente o a programas demasiado agresivos.

25 de agosto de 2025, 2:36 a. m.
La sobrecarga de la lavadora puede afectar significativamente la calidad del lavado y el estado de la ropa, según expertos en el campo.
Las prendas de algodón, lana y lino suelen encogerse, especialmente si son lavados con agua caliente o ciclos intensos. | Foto: Getty Images

Lavar la ropa es una de las tareas cotidianas más comunes en los hogares. Sin embargo, uno de los principales temores al hacerlo es el cuidado de las prendas, especialmente evitar que se encojan y pierdan su tamaño original. Además, esta actividad puede tener un impacto significativo en el consumo de energía y en el uso de recursos.

Comprender cómo reaccionan las fibras textiles frente a la temperatura, el movimiento y los distintos programas que ofrecen las lavadoras modernas es fundamental para conservar la talla y la forma original de las prendas, especialmente en aquellas elaboradas con tejidos naturales o delicados.

El encogimiento de la ropa no es un simple accidente doméstico, sino un proceso que tiene fundamentos científicos. Las fibras textiles, especialmente aquellas de origen natural como el algodón, la lana o el lino, reaccionan de manera particular cuando entran en contacto con factores como el calor, la humedad y la fricción.

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Procure lavar con agua fría. | Foto: Getty Images

Estos elementos generan cambios en la estructura interna de los tejidos, provocando que las prendas pierdan parte de su tamaño original tras un ciclo de lavado. De acuerdo con investigaciones realizadas por especialistas del CSIRO National Testlab, adscrito a la Universidad de Swinburne, el comportamiento de los textiles responde a lo que denominan “memoria de las fibras”.

Este concepto explica que los materiales naturales tienden a volver a su estado inicial luego de haber sido estirados durante su fabricación, lo que favorece la contracción al exponerlos a condiciones extremas dentro de una lavadora.

Durante el proceso de fabricación, los hilos de los tejidos son estirados de manera significativa para dar forma a la prenda. Sin embargo, cuando estas fibras entran en contacto con agua caliente y son sometidas a movimientos intensos dentro de la lavadora, tienden a perder esa tensión. Como resultado, buscan volver a una posición más estable y compacta, lo que provoca que la prenda reduzca su tamaño.

Según lo expuesto en un artículo de The Conversation, la investigadora Nisa Salim explicó que el calor incrementa la energía de las fibras, lo que ocasiona que se muevan con mayor intensidad y se alteren los enlaces de hidrógeno que las sostienen.

A este efecto se suma la fricción propia del lavado y el enfriamiento posterior, factores que contribuyen a que las fibras se contraigan y, en consecuencia, la ropa termine encogiéndose.

¿Cómo proteger la ropa y evitar que se encoja?

El uso correcto de las lavadoras actuales permite ajustar cada lavado a las necesidades de la prenda, reduciendo así el riesgo de daño. Una de las recomendaciones más importantes es optar por agua fría o, como máximo, templada.

Se explican los efectos negativos que tiene la sobrecarga de la lavadora en la eficiencia del lavado y en la vida útil del electrodoméstico.
Lavar con agua fría y seleccionar ciclos de centrifugado suaves es la forma más segura de evitar contracciones indeseadas. | Foto: Getty Images/iStockphoto

El calor excesivo afecta la estructura interna de las fibras y favorece el encogimiento, sobre todo en textiles como algodón, lino, lana o viscosa. Además, los detergentes de última generación han sido formulados para rendir de manera eficiente incluso en bajas temperaturas, lo que garantiza limpieza sin comprometer la forma de la ropa.

Al respecto, investigadores del CSIRO National Testlab señalan que, contrariamente a lo que muchos piensan, lavar con agua fría y seleccionar ciclos de centrifugado suaves es la forma más segura de evitar contracciones indeseadas.

Otra medida clave para preservar las prendas consiste en elegir el ciclo adecuado en la lavadora. Los modelos más modernos cuentan con programas diseñados específicamente para diferentes tipos de tejidos, como el de “lana”, “sintéticos” o “ropa delicada”.

Estos ajustes reducen la fuerza mecánica como la temperatura del lavado y factores decisivos para conservar la elasticidad de las fibras. Asimismo, cuando se trata de prendas muy sensibles, se aconseja lavarlas a mano o introducirlas en bolsas de protección, lo que añade una capa extra de cuidado frente a la fricción y el desgaste que genera la máquina.

A la hora de proteger la ropa, es recomendable moderar el uso del centrifugado. Un giro suave, que oscile entre las 600 y 800 revoluciones por minuto, es suficiente para retirar el exceso de agua sin someter los tejidos a tensiones que puedan dañarlos. Cuando la velocidad es demasiado alta, las fibras pueden contraerse y perder su forma original, lo que reduce la vida útil de las prendas.

Finalmente, no saturar el tambor de la lavadora. Una carga excesiva limita el movimiento de las prendas y genera mayor roce entre ellas, lo que favorece la contracción y el desgaste de los tejidos. Lo más recomendable es llenar solo hasta la mitad del tambor o dejar un espacio adecuado para que las piezas giren libremente.

En cuanto al secado, lo ideal es evitar la secadora siempre que sea posible y optar por dejar la ropa en posición horizontal sobre una superficie plana, un método mucho más delicado con las fibras. Si no hay alternativa y se debe recurrir a la secadora, conviene seleccionar programas de “baja temperatura” o “aire frío” para minimizar los riesgos de encogimiento.