Ciencia

Científicos enseñaron cuál fue el “peor año en la historia de la humanidad”: no es la peste negra ni el covid

Los registros naturales y las crónicas históricas revelan que ese año marcó el inicio de un siglo plagado de oscuridad, frío y pestes.

20 de junio de 2025, 1:15 a. m.
Investigadores identificaron al 536 d.C. como el año más catastrófico para la humanidad.
Como en el 536 d.C., cuando una erupción sumió al mundo en oscuridad y muerte, Bruegel retrata en El triunfo de la muerte (1562) una visión apocalíptica que recuerda esa antigua catástrofe. | Foto: akg-images/picture alliance

Aunque el 2020 suele figurar en la memoria colectiva como uno de los peores años vividos recientemente por la humanidad, y muchos pensarían en 1914 o 1939 como puntos de quiebre históricos, un grupo de científicos e historiadores asegura que el verdadero “año más catastrófico” registrado no es ninguno de esos.

“Fue el comienzo de uno de los peores periodos para estar vivo, si no el peor año”, afirmó el historiador medieval Michael McCormick, de la Universidad de Harvard, en la revista Science.

Este juicio no se basa en conjeturas: los registros naturales y las crónicas históricas revelan que ese año marcó el inicio de un siglo plagado de oscuridad, frío y pestes.

Una erupción que oscureció el mundo

Fue hace aproximadamente 1.500 años, en el 536 d.C., cuando el planeta entró en una crisis de magnitud global.

El detonante de la catástrofe fue una erupción volcánica masiva ocurrida en el hemisferio norte durante la primavera de ese año. Según un estudio liderado por McCormick y el glaciólogo Paul Mayewski, publicado en Antiquity, esta explosión volcánica lanzó tal cantidad de ceniza a la atmósfera que bloqueó la luz solar durante más de un año, envolviendo a Europa, Asia y Medio Oriente en una niebla grisácea persistente.

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Ni el COVID-19, ni las guerras mundiales, ni las pestes medievales figuran como el año más devastador según la ciencia. | Foto: Grok IA

La prueba de este fenómeno fue hallada en núcleos de hielo extraídos de glaciares suizos, que contenían partículas de vidrio volcánico coincidentes con rocas de Islandia.

El testimonio de Procopio, cronista bizantino de la época, lo describe de forma estremecedora:

“Durante este año tuvo lugar el signo más temible. Porque el Sol daba su luz sin brillo, como la Luna, durante este año entero (…) y los hombres no estuvieron libres, ni de la guerra, ni de la peste, ni de ninguna cosa que no llevara a la muerte”.

Años después, el senador romano Casiodoro escribiría también:

“El sol parece haber perdido su luz habitual y tiene un color azulado. Nos maravillamos de no ver las sombras de nuestros cuerpos al mediodía”.

Frío, hambruna y peste: el cóctel que desestabilizó imperios

Los efectos del llamado “invierno volcánico” fueron devastadores. Las temperaturas bajaron hasta 2,5 °C en Europa y Asia, como documentó el historiador Miles Pattenden en The Conversation. Las cosechas fracasaron, se produjo una hambruna masiva que se extendió desde Irlanda hasta China, y se registraron nevadas en pleno verano.

Pero las tragedias no terminaron allí. Nuevas erupciones en los años 540 y 547 prolongaron la crisis climática, dando lugar a la llamada “Pequeña Edad de Hielo de la Antigüedad Tardía”, que se extendió por más de un siglo. En 541, la peste bubónica apareció en Egipto y se propagó rápidamente. Fue el inicio de la Plaga de Justiniano, una pandemia que diezmó a la población del Imperio Romano de Oriente.

Científicos revelaron que una crisis global en el 536 superó pandemias y guerras.
Durante la plaga de Justiniano, San Sebastián ruega a Jesús por la vida de un sepulturero, en medio de la pandemia que siguió al colapso climático del año 536. | Foto: Public Domain

Según IFL Science, Constantinopla fue una de las ciudades más afectadas, y entre un tercio y la mitad de la población del imperio murió en las siguientes décadas. Las consecuencias alcanzaron incluso Asia Central, donde la escasez de pastos desplazó a tribus nómadas hacia China, desestabilizando equilibrios regionales y acelerando la caída del Imperio sasánida.

Del desastre al renacimiento: regiones que florecieron en la adversidad

Sin embargo, el 536 no significó ruina para todo el mundo. En contraste con la desolación europea, la Península Arábiga vivió un aumento de lluvias y vegetación. Esta transformación, sumada al colapso de imperios vecinos, sentó las bases para el surgimiento del Imperio Árabe en el siglo VII.

Al otro lado del planeta, comunidades anasazis en el suroeste de lo que hoy es Estados Unidos no solo sobrevivieron, sino que se fortalecieron. Según nuevas investigaciones, las duras condiciones estimularon estrategias cooperativas más complejas, como la expansión de la crianza de pavos domesticados, lo que ayudó a diversificar la dieta y garantizar la subsistencia.

El físico alertó que la Tierra puede convertirse en una bola de fuego.
La historia ha sido reescrita: el año más sombrío de la humanidad no está en los libros escolares ni en la memoria colectiva. | Foto: Getty Images

Cómo la ciencia moderna reconstruyó el peor año de la historia

Lo más asombroso de esta historia es que muchas de sus pruebas no provienen de textos antiguos, sino de técnicas científicas contemporáneas. Disciplinas como la dendroclimatología, el estudio de los anillos de los árboles y el análisis de núcleos de hielo han permitido a los investigadores trazar con precisión la secuencia de erupciones y sus efectos climáticos.

El científico Ulf Büntgen ha señalado que estas huellas naturales permiten identificar los eventos volcánicos del 536, 540 y 547. Aunque las personas de la época no sabían que vivían el peor año de la historia, los efectos marcaron generaciones enteras. Como recordó Pattenden citando a Thomas Hobbes: la vida ha sido a menudo “desagradable, brutal y corta”, pero pocas veces tanto como entonces.

Hoy, ante los retos modernos, esta perspectiva histórica ofrece un mensaje de esperanza: si las sociedades de hace 1.500 años lograron adaptarse, resistir y florecer tras la oscuridad, nosotros también podemos hacerlo.

*Con información de DW.