MEDIOAMBIENTE
Los colombianos pierden anualmente 3,3 años de vida saludable debido a problemáticas ambientales
Así lo indica la Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos elaborada por más de 100 expertos, informe que concluye que el grave deterioro de la biodiversidad pone en riesgo la vida en el país.
Un grupo de más de 100 expertos temáticos y sabedores de pueblos y comunidades indígenas, negras, afrodescendientes, palenqueros, raizales, campesinas y locales de todas las regiones de Colombia, dedicaron más de cuatro años a analizar el impacto de la pérdida de biodiversidad en el país y sus conclusiones son muy preocupantes.
Estas personas destinaron al menos 93.000 horas de trabajo voluntario, con el fin de reunir y analizar más de 1.500 fuentes de información científica secundaria, asociada a ecosistemas terrestres, de agua dulce, costeros, marinos e insulares, para elaborar la Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, un documento que será clave para la generación de políticas públicas y que fue trabajado de la mano con el Instituto Humboldt y con el apoyo de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES).
Son muchos los resultados que se desprenden de estos análisis, pero todos coinciden en las graves afectaciones que esta problemática tiene no solo para los ecosistemas, sino para los humanos, pues millones de ellos derivan su sustento y supervivencia de la naturaleza.
Este documento reúne datos estratégicos sobre el estado y tendencias de la diversidad biológica ligada al bienestar de los colombianos, evidenciando trayectorias de cambio y perspectivas hasta el 2050.
Al menos el 10 % del PIB del país deriva, directamente, de la explotación de recursos naturales, y alrededor de 14 % del empleo está en actividades agropecuarias y pesca. Como si esto fuera poco, una parte importante de la población colombiana lleva modos de vida que dependen directamente de la naturaleza. Sin embargo, una alta porción vive en condiciones de pobreza monetaria y son vulnerables ante la degradación de los ecosistemas.
En este aspecto, los expertos de la Evaluación recomiendan una articulación e implementación sistemática, decidida y a largo plazo de las políticas y estrategias de crecimiento verde, economía circular, biocomercio, y mercados verdes, así como el reconocimiento de los conocimientos y sistemas de gobernanza comunitaria como institucionalidad ambiental, los cuales podrían impulsar la construcción de una economía donde la conservación y el desarrollo sean complementarios y no antagonistas.
Escasez de agua
Otro dato preocupante es que en 2022, la cantidad de agua que demandará el país será superior a la oferta actual. Estudios a nivel nacional demuestran que la demanda proyectada del líquido hacia 2022 será un 42 % superior a 2012. El sector que mayor demanda tendrá será el agrícola seguido por el sector energético.
En el informe se señala que para 2050, más del 85 % de la población colombiana habitaría en ciudades. Este aumento en la ocupación espacial de los centros urbanos altera radicalmente el uso del suelo y conlleva su impermeabilización, fragmenta los ecosistemas y altera la temperatura ambiente, a partir de las islas de calor que influyen en el cambio climático.
Lo preocupante es que solo en 21 de las 54 ciudades del país, cuya población supera los 100.000 habitantes, se manifiesta un consistente proceso de incorporación de elementos de la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos en la planificación y el ordenamiento ambiental del territorio para el ámbito urbano-regional. Frente a dicha situación es importante asegurar mejor sinergia entre gobierno central y los municipios, e incluir formalmente este proceso en todos los Planes de Acción de los Entes Territoriales y en los programas de las autoridades ambientales de las ciudades y regiones, con el fin de fundamentar la toma de decisiones para el desarrollo sostenible de los centros urbanos y de las regiones que los hacen viables.
Desaparición de especies
El informe indica que en los últimos años numerosas especies de animales y plantas han desaparecido, otras están en estado crítico o son amenazadas por la degradación de los ecosistemas generada por las actividades humanas legales e ilegales.
Ante esta realidad, los expertos sugieren que se debe trabajar en continuar el monitoreo y ampliar el conocimiento del estado de amenaza de las diversas especies, acudiendo a las competencias científicas y a las tradicionales de las comunidades que habitan las distintas regiones del país.
Son relativamente pocas las investigaciones disponibles sobre la evaluación del estado actual de la diversidad biológica en el país. La mayor parte del esfuerzo realizado en términos de estudios de biodiversidad se ha concentrado en la exploración de nuevas especies, pero no se han cuantificado las pérdidas.
Los grupos de vertebrados han sido más estudiados que los invertebrados; sin embargo, aún así los análisis no se realizan con una periodicidad programada que permita hacer seguimiento al estado y cambios de esta biodiversidad. En el caso de las evaluaciones ambientales y de paisaje, estas se basan en su mayoría en estimaciones de pérdida de cobertura boscosa, sin tener en cuenta otros componentes de los ecosistemas.
De acuerdo con los expertos, se presenta disminución de la diversidad genética que afecta negativamente la habilidad de las especies para adaptarse a ambientes y ecosistemas y desafortunadamente, la brecha entre el conocimiento de especies y el de su diversidad genética es amplia.
Pérdida y degradación de hábitats, la gran problemática
La pérdida y degradación de hábitats (terrestres, dulceacuícolas y marinos) son los principales motores directos de transformación y disminución de biodiversidad en Colombia, especialmente generados por el cambio en el uso del suelo por expansión de la frontera agrícola y ganadera, consolidación de enclaves productivos como el cultivo de palma de aceite o el desarrollo petrolero en el caso de los llanos orientales, proyectos de infraestructura, en especial vías, y la expansión urbana.
La deforestación es el principal motor asociado a la pérdida de biodiversidad y de servicios ecosistémicos en Colombia. La mayor tasa de deforestación actual se encuentra en la Amazonia. Actualmente, la ganadería extensiva representa el principal uso de las tierras deforestadas, tanto en los bosques húmedos de la Amazonia, como en las sabanas de la Orinoquia y en los páramos. Se estima que se usan más de 34 millones de hectáreas (ha) para la ganadería (con una vocación ganadera del suelo de sólo 15 millones de ha), cinco millones de hectáreas para actividades agrícolas; y 568.000 ha para plantaciones forestales.
“Si la deforestación continúa en aumento, a 2030 Colombia podría perder alrededor de 1,5 billones de pesos del Producto Interno Bruto (PIB) y entre $1.034 y $1.670 millones en ahorros genuinos. Según estimaciones del BID, en 2014 se contaba con 58,8 millones de hectáreas de bosque, mientras que a 2030 la cifra podría reducirse a 48,8 millones.
Las cifras no son alentadoras. Actualmente, el 15 % de los ecosistemas del páramo está degradado debido a actividades de ganadería y agricultura, minería de oro y carbón, y en menor parte a construcción de obras y cacería. Análisis realizados identificaron un incremento progresivo en la huella humana en Colombia entre 1970 y 2015, reduciendo áreas naturales a menos de la mitad y con probabilidad de mantener esta tendencia hasta en un 9 % para 2030 en la Orinoquia y la Amazonia, sobre todo en el piedemonte hacia las tierras bajas donde actualmente los impactos por la deforestación y avance de la frontera agrícola son considerables.
Colombia como país megadiverso, pluriétnico y multicultural ha cimentado el bienestar de su gente en la naturaleza. Aunque se dice que el capital natural del país corresponde a 12 % de su riqueza total, los expertos consideran que esta cifra es sólo una mirada parcial a las contribuciones para el desarrollo económico y social del país. No obstante, persiste un conocimiento incipiente de la biodiversidad y sin la debida valoración. Los mayores vacíos de información están a nivel genético y funcional.
Conflictos ambientales
Colombia es uno de los países con mayor cantidad de conflictos ambientales en el mundo, generados principalmente por minería (oro, petróleo, carbón) y la consecuente remoción de biomasa. Lo anterior afecta los cauces de agua, los recursos hídricos y alimentarios principalmente en las regiones andina, del Pacífico y Caribe. De seguir la tendencia de degradación actual, con el consecuente incremento de conflictos ambientales asociados y la represión y asesinato de líderes ambientales y sociales, no sólo se alcanzará puntos de insostenibilidad cada vez mayores, sino que las comunidades locales, ya muy vulnerables, sufrirán en mayor medida la pérdida de bienestar generada por los impactos en servicios ecosistémicos, al ser las más dependientes de la naturaleza.
Ante este panorama, es urgente avanzar en valoraciones integrales considerando la complejidad territorial, alta biodiversidad, conflictos internos, desigualdad social, grandes asimetrías de poder y conflictos ambientales, y generar acuerdos entre los actores en pro de consolidar mecanismos de participación efectivos de acción colectiva, para una mejor gestión de los ecosistemas y los servicios ecosistémicos Sin este tipo de diálogos o acuerdos, es probable que los conflictos ambientales asociados a servicios ecosistémicos sigan en aumento.
Frente a los mensajes y sugerencias, los expertos de la Evaluación Nacional apuntan a romper, urgentemente, la dinámica de pérdida y degradación de la biodiversidad y de las contribuciones que ofrece la naturaleza para el bienestar humano, a través de mayor inversión en investigación y una gestión integral y participativa de la naturaleza que propicie cambios transformadores, a partir del diálogo de saberes que genere conocimiento transformativo e información de calidad para una efectiva toma de decisiones.
Consideran necesario, además, evaluar las tendencias de transformación e incorporar los resultados en la generación de modelos prospectivos para la construcción de escenarios futuros. Insisten en que se requiere fortalecer el aprendizaje social mediante la sistematización de resultados de estrategias innovadoras de preservación, restauración, uso sostenible y generación de conocimiento en territorios rurales, urbanos y mixtos, para replicarlas en ese tránsito a territorios socio ambientalmente resilientes y a favor del bienestar de todos los colombianos.
Colombia es el primer país en publicar su Evaluación Nacional de Biodiversidad tras un proceso que inició a la par con Camerún, Vietnam, Etiopía, Azeirbyán, Bosnia-Herzegovina, Granada y Camboya. De igual manera, es pionera al incluir un capítulo exclusivo para resaltar el conocimiento y perspectivas de los pueblos indígenas, afrodescendientes y las comunidades locales, que fueron involucrados en el proceso por medio de talleres participativos.