Medioambiente
Calamidad ambiental: más de 8 millones de toneladas en tapabocas han terminado en el mar
El año pasado, cerca de 1.560 millones de tapabocas acabaron en los mares, lo que aumentó las amenazas para los animales, que se comen el plástico o quedan atrapados.
La pandemia del nuevo coronavirus que afecta al mundo hace casi dos años obligó a la adopción de varias medidas biosanitarias para evitar su propagación, entre las cuales se encuentra el uso de tapabocas, la aplicación de gel antibacterial y el lavado de manos permanente.
A la par, provocó que los ciudadanos cambiaran sus rutinas por la aplicación de estas medidas. El sector médico tuvo que reforzar su protección debido a los riesgos de contagio, para lo cual aumentó el uso de material como tapabocas, guantes y protectores faciales, elaborados en gran parte con plástico.
Debido a eso, se ha generado un incremento de los desperdicios de plástico que, según cálculos de científicos de China y Estados Unidos, superan los 8,4 millones de toneladas, lo que ha generado preocupación entre las organizaciones de protección del medioambiente.
El estudio publicado por Proceedings of the National Academy of Sciences reveló un hecho que tiene en alerta a los especialistas: buena parte de ese material desechable fue a parar al mar, lo que podría generar una emergencia ambiental con el tiempo.
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Esto “plantea un problema duradero para el medioambiente oceánico”, según advirtieron los analistas de la Universidad Nanjing, de China, y del Instituto Scripps de Oceanografía, en EE. UU., en el documento.
Fueron más allá, al hacer un llamado a un “mejor manejo de los residuos médicos en los epicentros de la pandemia, especialmente en los países desarrollados”.
De acuerdo con los estimativos hechos por los autores del estudio, el año pasado cerca de 1.560 millones de tapabocas acabaron en los mares, lo que aumentó las amenazas para los animales, que se comen el plástico o quedan atrapados.
Ese estimativo se toma luego de hacer un cruce de datos en el que se tuvieron en cuenta estadísticas de población, producción de tapabocas, casos de coronavirus, pruebas realizadas para la detección de la pandemia y hospitalizaciones.
Sin embargo, no solo estos elementos de uso obligatorio para el control de la pandemia aportaron a la degradación del medioambiente, por el exceso de plástico.
Las ventas por internet también fueron un factor importante debido a los embalajes de los productos. Su mala gestión hizo que buena parte de ellos terminara en los ríos que desembocan en el océano y para tener en cuenta los cálculos se analizaron los reportes financieros de compañías líderes de comercio electrónico.
Sumados esos dos factores, el estudio permitió determinar que, para finales de agosto de este año, un total de 193 países generaron 8,4 millones de toneladas de residuos plásticos relacionados con la pandemia.
De acuerdo con ese análisis, el 87,4 % de los residuos fue generado por los hospitales, mientras que los elementos de protección personal usados por los ciudadanos representaron un 7,6 % del total y las compras por internet produjeron el 4,7 %.
Los especialistas señalaron que, en relación con las pruebas de detección del coronavirus, solo derivó un 0,3 % de la totalidad de los residuos.
Por continentes, Asia fue el que más aportó en esta materia con cerca del 46 %; le siguieron Europa con el 24 % y América con el 22 %.
“Las mayores fuentes de exceso de residuos fueron los hospitales en áreas que ya luchaban con la gestión de residuos antes de la pandemia”, explica Amina Schartup, profesora asistente en el Instituto Scripps.
“Simplemente no fueron configurados para manejar una situación en la que tienes más desperdicio”, advierte el estudio.
Los especialistas señalaron que, de mantenerse este ritmo para finales de este año, los desperdicios de plásticos llegarán a 11 millones de toneladas, de las que 34.000 serán arrastradas por los ríos hacia el océano, agudizando la crisis ambiental.
“El ecosistema ártico es considerado particularmente vulnerable debido al duro medioambiente y a la alta sensibilidad al cambio climático, lo que hace que el impacto ecológico potencial de la exposición a los plásticos árticos acumulados sea de especial preocupación”, concluyeron los autores del estudio, al señalar que el Ártico será el principal afectado con la situación.