
Transformación interior
Yukari Sawari: líder que impulsa el potencial humano
Con una trayectoria que fusiona la disciplina japonesa y la calidez colombiana, transforma el liderazgo corporativo, inspirando a equipos a prosperar y a descubrir su mejor versión.
¿Cuándo vas a estar lista? Esa pregunta marcó un punto de inflexión en la carrera de esta psicóloga bogotana. La cuestión, planteada por uno de sus jefes ante su segunda negativa a recibir un ascenso, la ayudó a comprender que nadie está ciento por ciento preparado para los cambios importantes.
Creció entre la disciplina japonesa de su padre y la calidez de su madre, que es colombiana. Antes de cumplir un mes de nacida ya había viajado a Fukuoka (Japón). Desde entonces su vida se ha movido entre las dos culturas que definieron su forma de ser. “De mi papá aprendí la importancia de perseverar en los hábitos; de mi mamá, la pasión por conectar con la gente”, resume.
Desde joven soñó con la música. “Conformamos un grupo e intentamos grabar un disco. Aunque no prosperó, mostrarte como artista te da herramientas de comunicación y expresión”. El canto tuvo que transformarse entonces en un hobby. “Lo más difícil del cambio es que a veces duele”, admite.
Ingresó al mundo corporativo en Nutresa, un gigante del sector de los alimentos, como coordinadora de Desarrollo Humano en Alimentos Cárnicos. El dinamismo del consumo masivo la atrapó rápidamente y llegó a la planta de Suizo. “Estar cerca de operarios y auxiliares me permitió conocer las raíces de la empresa. Aprendí que esta no se trata solo de números, sino de realidades humanas”.
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Superado ya su miedo a salir de la zona de confort, asumió un nuevo reto en un sector que no conocía, el de la construcción. En la compañía Cusezar ocupó su primer cargo como líder (directora en Gestión Humana) y fortaleció sus habilidades en gestión de equipos. Un año después regresó a Nutresa, con una visión más amplia.
Sustentada en su experiencia y en sus especializaciones en coaching ontológico y desarrollo humano, trabaja con la convicción de que dirigir no es solo alcanzar resultados, sino prosperar con el otro. “Cuando te pones al servicio de los demás, eso retribuye en tu vida, tu familia y tu crecimiento”.
No obstante, tiene claro que su prioridad es ella misma. “Yo soy lo primero, porque si no me cuido no puedo liderar”. Por eso se alimenta de manera saludable, hace ejercicio a diario y evita la desgastante ‘reunionitis’.
En cuanto al éxito, dice que fracasa todos los días y que ese es su mayor privilegio. “Hay momentos duros.
Pero la vida es eso, un mix de emociones. Yo me siento plena, porque estoy conectada con mi propósito”.
Uno que consiste en potenciar las habilidades de otros y ayudarlos a descubrir la mejor versión de cada uno. “No pretendo ser perfecta, sino humana”.