Esa filosofía impregna también su liderazgo corporativo. Con más de 20 años de experiencia en la industria farmacéutica, una maestría en Impuestos, y un doctorado en Administración, prioriza el acompañamiento sobre la presión. “En las caminatas siempre voy al final, porque me cuesta.

María Guadalupe León: “No se trata de velocidad, sino de llegar bien”

Desde las alturas de los volcanes hasta la dirección de Bristol Myers Squibb en Colombia y Perú, redefine el liderazgo corporativo, priorizando la paciencia, la resiliencia y el crecimiento colectivo en la industria biofarmacéutica.

Redacción Semana
27 de junio de 2025

En el hiking, como en la vida profesional, la verdadera cumbre no es la que se alcanza primero, sino la que se conquista juntos. “De nada sirve llegar si abandonas a tu equipo en el camino”, reflexiona esta contadora pública mexicana, responsable de la operación en Colombia y Perú de Bristol Myers Squibb, biofarmacéutica global enfocada en el desarrollo de medicamentos para enfermedades graves.

Las montañas le han dejado varias lecciones: paciencia, resiliencia y la certeza de que el ritmo de cada uno merece respeto. Su pasión por esta actividad nació hace cinco años en la capital vallecaucana, durante su primer traslado profesional. Desde entonces, ha escalado desde los Farallones de Cali hasta el volcán Iztaccíhuatl, en su país. Ahora sueña con conquistar el volcán nevado del Ruiz, entre Caldas y Tolima.

En el Pico de Orizaba, el más alto de su país (5.636 metros sobre el nivel del mar), tuvo que dar marcha atrás por la niebla y por el efecto de la altitud, y aprendió una lección crucial: “La montaña no premia la prisa, sino la sabiduría de reconocer los límites. No se trata de velocidad, sino de llegar bien”.

Esa filosofía impregna también su liderazgo corporativo. Con más de 20 años de experiencia en la industria farmacéutica, una maestría en Impuestos, y un doctorado en Administración, prioriza el acompañamiento sobre la presión. “En las caminatas siempre voy al final, porque me cuesta.

Eso me recuerda que, en el trabajo, quienes avanzan lentamente a veces solo necesitan apoyo, no críticas.

Los procesos, como las montañas, exigen su tiempo”. Sin embargo, la paciencia en ella es más una habilidad adquirida que una cualidad natural.

“Quiero que todo pase rápido, incluso mis propios procesos”, confiesa. Por eso, los espacios en la naturaleza y su búsqueda espiritual se han convertido en herramientas para aprender a pausar.

Una de sus mayores inspiraciones es su madre, quien siempre creyó en ella y le mostró que tenía un futuro lleno de posibilidades. “Me decía que podía estudiar más y que podía llegar tan lejos como yo quisiera”, recuerda.

Sus creencias son una mezcla de fe, energía vital y ciclos de vida. “A veces siento que ya he estado aquí, como si ciertas decisiones y personas no fueran del todo nuevas”. Y la integridad es su línea roja: “Se vale equivocarse, pero nunca mentir”.

Hoy, lejos de su natal Ciudad de México, donde se convirtió en una de las primeras profesionales de su familia —trabajando para poder pagar sus estudios—, sueña con liderar una operación aún más grande, sin importar qué tan lejos se vea la próxima cima.

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