Jenny Lindo

“Hay que encontrar la forma”, el mantra de Jenny Lindo para la transformación social

Esa frase la repite esta especialista en Derecho Administrativo frente a los múltiples problemas del país, especialmente los de la administración pública. Su experiencia en la función pública la han impulsado a ser una de las docentes mejor calificadas en la Universidad de los Andes.

Redacción Semana
26 de junio de 2025

Su vocación de servicio público y liderazgo se inició desde muy temprano, cuando tenía 15 años, en el Liceo Femenino de Cundinamarca. Más de 5.000 estudiantes la eligieron como presidenta para frenar el cierre anunciado de la institución por falta de recursos. Lo logró, pues el colegio funciona actualmente.

Estudió Derecho, ayudó a crear la Escuela de Liderazgo de su universidad y allí también fue presidenta de los estudiantes. A los 25 años, cuando dirigía la Organización Nacional de Juventudes Liberales, recibió en Suecia el premio Henriette Roland Host por su liderazgo en el sector público.

En la Dirección General de la Superintendencia de Servicios Públicos estructuró la justificación que llevó a la intervención de Electricaribe y estableció el esquema sancionatorio de protección de los derechos de usuarios de los servicios públicos.

En 2021 se encargó de la Gobernación de Sucre, donde ejercía como secretaria general. Tres años después representó a Colombia en el Women Economic Forum, en Texas (Estados Unidos), con la conferencia ‘Mujeres y Derecho’.

Hoy es una de las docentes mejor calificadas por los estudiantes de la Universidad de los Andes. Sus clases de asuntos públicos en posgrado y educación continuada son un laboratorio en el que los asistentes encuentran soluciones prácticas a las encrucijadas en las que a diario se ven envueltos los servidores públicos.

Su rol como contralora delegada para la Justicia le permite llevar casos del entorno nacional al aula. Actualmente, Lindo vigila la Rama Judicial y entidades como fiscalías, procuradurías y el sistema penitenciario. “Hay que buscar la manera” es el mantra que repite frente a las numerosas transformaciones sociales que necesita el país.

“Mis abuelos fueron dos campesinos santandereanos que lograron darles educación superior a 13 hijos en unas condiciones económicas difíciles –explica con tono expresivo y desparpajado–. Para todos hubo. Tengo esa imagen de ellos trabajando siempre, muy activos hasta la vejez, muy creyentes en Dios. Eso genera una fuerza en el espíritu”.

Por su vocación y su historia personal, suele tocar el tema de la justicia social en sus conversaciones. “No puede ser posible que tengamos instituciones educativas rurales sin biblioteca, sin baños, con un profesor para cinco grados y donde los niños a duras penas llegan a sus aulas como su mayor logro del día. Debe darnos vergüenza no dejar este tipo de asuntos resueltos”, dice.

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