
Adaptación al cambio
Adriana Castrillón: El poder de la reinvención
La pandemia convirtió a esta contadora caleña en experta en el sistema tributario de Estados Unidos. Hace un año dio el salto a una posición y a un sector en los que no tenía experiencia.
La vida de Adriana Castrillón dio un vuelco durante la pandemia de covid-19. Debido a las restricciones sanitarias ordenadas por el Gobierno, sobre todo el confinamiento, la empresa de textiles en la que trabajaba como contadora cesó sus operaciones. “Me quedé sin trabajo, sin dinero y con la angustia de tener que conseguirlo urgentemente para pagar la universidad de mi hijo”, recuerda.
“Por fortuna no sufrimos el dolor de perder personas cercanas por el virus, como tantos otros –dice la ejecutiva, que cursó el MBA de la Universidad Icesi, en Cali–. Pero sí tuvimos que vender propiedades y hasta pedir plata prestada. Nos tocó dejar de viajar, que nos gustaba mucho, porque todo estaba enfocado en sacar adelante el estudio de mi hijo”.
Esta crisis la llevó a incursionar en campos que no había explorado. “Me transformé a la brava y pasé a ser una profesional independiente. Me tocó aprender sobre software contable de Estados Unidos para llevar las cuentas de varias empresas en ese país. Eso fue un gran reto, no solo por el cambio de idioma, sino porque las reglas tributarias son completamente diferentes a las de Colombia”.
El año pasado surgió la oportunidad de asumir la dirección administrativa y financiera de una empresa. Como contadora se había encargado de proveer información para que otros tomaran las decisiones estratégicas, pero con este cambio ella sería la responsable del rumbo de la compañía. “Estudié una maestría en administración, pero nunca me había animado a buscar en ese campo, que tiene un nivel de responsabilidad mucho más elevado –cuenta–. Cuando me ofrecieron esa posibilidad, me atreví a intentarlo a pesar del temor de enfrentarme a un nuevo rol, y además en un sector en el que no tenía ninguna experiencia”.
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Luego de 22 años en las industrias del transporte y los textiles, Castrillón dio el salto a la seguridad privada. La experiencia ha implicado un desafío, tanto por la complejidad de la legislación que la rige como por tratarse de una actividad tradicionalmente dirigida por hombres. “Aunque no me lo dicen directamente, hay una barrera porque piensan que las mujeres no tenemos la capacidad. Me ha tocado demostrar con mi conocimiento y liderazgo que no es así”.
Se reinventó profesionalmente. Un lustro después del inicio de la pandemia, disfruta de estabilidad económica y su hijo ya se graduó de la universidad. “A veces nos acordamos y nos sorprende todo lo que tuvimos que hacer para salir adelante. Hoy puedo decir con alegría que superamos estas dificultades y que la próxima vez estaremos mejor preparados”, concluye.