Salud

Semana en la salud: Los riesgos de automedicarse, una práctica que crece entre los colombianos

Aunque para muchos es una forma de autocuidarse, el consumo desinformado de fármacos sin supervisión médica representa un riesgo silencioso para la salud pública. Le explicamos por qué.

8 de agosto de 2025, 7:59 p. m.
Medicamentos
Se estima que el 80 por ciento de los colombianos se automedica. | Foto: Getty Images

En Colombia la automedicación dejó de ser una práctica esporádica para convertirse en una conducta habitual y preocupante. Según la doctora Melissa Buitrago, médica de la Universidad Nacional, antes de la pandemia el 28 por ciento de los colombianos adquirían medicamentos sin fórmula médica, pero durante los años posteriores esa cifra se disparó hasta llegar a un 80 por ciento, aproximadamente.

Esta tendencia se intensificó por el miedo al contagio, las cuarentenas y las dificultades para acceder a servicios médicos. Desde el Observatorio del Comportamiento de Automedicación de la Universidad del Rosario también advierten que hoy es posible adquirir antibióticos sin receta en ocho de cada 10 farmacias del país, lo cual evidencia vacíos estructurales en la regulación y control de su comercialización.

Aunque en algunos casos el acceso a medicamentos de venta libre puede representar una opción práctica para aliviar síntomas leves, el uso desinformado, prolongado o inapropiado de fármacos —especialmente antibióticos— genera riesgos que van desde intoxicaciones hasta la aparición de cepas bacterianas resistentes. Por eso, entidades internacionales como la OPS y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han insistido en la necesidad de frenar esta práctica, promoviendo el uso racional de medicamentos y una mayor conciencia pública sobre los límites del autocuidado.

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Las personas suelen usar medicamentos para tratar dolores, sin embargo, esta práctica puede ocultar afecciones mucho más complicadas. | Foto: Getty Images

¿Por qué se automedican los colombianos?

Las razones detrás de esta práctica son múltiples y complejas. El Observatorio del Comportamiento de Automedicación de la Universidad del Rosario tiene identificadas al menos siete motivaciones:

  1. Cuidar la salud. Es uno de los motivos principales, con un espectro muy amplio que va desde prevenir un dolor o reducir su intensidad hasta el tratamiento de una enfermedad específica.
  2. Rendimiento físico o cognitivo mediante la figura de dopaje. Generalmente son deportistas de alto rendimiento o quienes se ejercitan de forma recreativa, y también estudiantes que buscan rendir más en sus exámenes y tareas académicas.
  3. Evasión y diversión. Este uso recreativo varía socialmente de una cultura a otra. Se refleja en eventos como las fiestas, en donde se puede abusar de sustancias que originalmente son medicamentos, algunos de ellos de uso psiquiátrico.
  4. Cosmética. Se acude a ciertos medicamentos (vía oral, inyectada o tópica) para modificar la imagen corporal, y se ha relacionado con algunos sectores del mundo artístico y el modelaje, tanto en hombres como en mujeres.
  5. Usos criminales. En la actualidad integrantes del observatorio exploran este tema y han identificado casos de personas que se automedican para desinhibirse y delinquir o automedican a sus víctimas.
  6. Terminación de la vida. Aborto, suicidio, eutanasia.
  7. Pandemia por la COVID-19. En el año 2020 se incrementó de forma alarmante la automedicación buscando prevenir el contagio por el virus SARS-CoV-2 que causa la COVID-19.

La doctora Buitrago añade que la automedicación suele responder a dolencias aparentemente menores: dolores de cabeza o espalda, síntomas de resfriado, problemas digestivos, acné u hongos. Sin embargo, el problema radica en que estas afecciones pueden ocultar condiciones más serias. “Un dolor abdominal puede parecer insignificante y tratarse con Buscapina, aunque podría estar enmascarando una apendicitis o incluso un cáncer de colon”, advierte.

El caso de los antibióticos

Uno de los puntos más críticos es el uso indebido de antibióticos. A pesar de que su venta sin fórmula médica está prohibida, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que en al menos el 80 por ciento de las farmacias del país pueden adquirirse sin receta. En ocasiones, incluso son recomendados directamente por el personal de las droguerías o familiares sin formación profesional.

Esta práctica alimenta un problema global: la resistencia antimicrobiana. Como explica el informe No podemos esperar: asegurar el futuro contra las infecciones farmacorresistentes, elaborado por el Grupo de Coordinación Interorganismos (IACG) sobre Resistencia a los Antimicrobianos, convocado por el Secretario General de las Naciones Unidas, el uso inapropiado de antibióticos en seres humanos y animales aceleró la aparición de bacterias resistentes, reduciendo drásticamente las opciones terapéuticas en infecciones comunes.

Los antibióticos pierden efectividad cuando se usan para tratar virus como la gripe o la COVID-19. Esto, además de ser ineficaz, altera la flora bacteriana benéfica y favorece la mutación de bacterias resistentes”, precisa la doctora Buitrago.

¿Cuáles son los riesgos de automedicarse?

Los especialistas coinciden en que automedicarse no solo puede generar efectos secundarios o toxicidad, sino ocultar enfermedades graves, provocar interacciones peligrosas con otros fármacos y generar dependencia. De igual forma, modificar una prescripción médica —cambiando dosis, suspendiendo o prolongando tratamientos— también constituye una forma de automedicación, con riesgos considerables.

“En el contexto colombiano, donde existen zonas con acceso limitado a servicios médicos y una cultura fuerte de consulta en droguería, estos riesgos aumentan”, señala el doctor Andrés M. Pérez, profesor titular del programa de Psicología de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario y responsable del Observatorio del Comportamiento de Automedicación. Por esta razón, insiste en que la solución debe involucrar al Estado, la academia, la industria farmacéutica y la sociedad civil.

Sin embargo, existen casos en los que la automedicación puede realizarse de forma responsable, siempre y cuando sea bajo condiciones claras: uso de medicamentos de venta libre aprobados por el Invima, para dolencias leves o diagnosticadas previamente, y con pleno conocimiento de la dosis, efectos secundarios e interacciones.

La doctora Buitrago enfatiza que incluso en estos casos es fundamental informar al médico sobre todo lo que se consume, incluidos suplementos, productos naturales o remedios caseros.

El papel del Estado y la responsabilidad ciudadana

A largo plazo, el país necesita fortalecer los controles sobre la venta de medicamentos y mejorar la educación en salud de la población. Aunque la automedicación no desaparecerá, es posible reducirla si se promueve un consumo informado y responsable.

Como indicaron desde la OPS, la clave está en entender que los antibióticos no son una cura para todo, y cada síntoma merece un análisis médico riguroso, no una solución improvisada.