SALUD
Jóvenes y enfermedades cardiovasculares, la alerta que preocupa a los expertos
El cardiólogo sirio Mohamad Adnan Alkhouli conversa sobre el desafío que representa la salud cardiovascular en el mundo, especialmente entre los más jóvenes.


El 29 de septiembre se celebra el Día Mundial del Corazón, una fecha clave para reflexionar sobre cómo las enfermedades cardiovasculares están cobrando la vida de millones de personas y la influencia directa que está teniendo en la población más joven.
Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo, cobrando la vida de aproximadamente 17,9 millones de personas al año, equivalente al 32 por ciento de todas las muertes a nivel global.
Lo alarmante frente a este panorama es que estas enfermedades no están afectando únicamente a adultos mayores, cada vez son más jóvenes quienes enfrentan factores de riesgo y diagnósticos precoces, debido a cambios profundos en los estilos de vida. Bajo ese panorama, la prevención y la concientización cobran una dimensión urgente.
Para entender mejor esta realidad y cómo enfrentarla con conocimiento y acción, SEMANA conversó con el doctor Mohamad Adnan Alkhouli, cardiólogo intervencionista certificado y profesor de Medicina en la prestigiosa Facultad de Medicina de Mayo Clinic.

Su experiencia clínica y de investigación está enfocada en innovaciones para el tratamiento de enfermedades valvulares y arteriales del corazón, así como en la prevención de accidentes cerebrovasculares en pacientes de diferentes edades.
El doctor Alkhouli se formó en universidades reconocidas como la de Damasco, Temple y la Mayo Clinic, y es además un referente en técnicas avanzadas como el reemplazo de válvula aórtica transcatéter y angioplastias coronarias, por mencionar algunos procedimientos.
Frente al Día Mundial del Corazón, Alkhouli explicó la creciente alarmante incidencia de enfermedades cardiovasculares en los jóvenes: “Varios factores contribuyen, entre ellos las dietas poco saludables, ricas en alimentos procesados y azúcares; los estilos de vida sedentarios; el aumento de la obesidad; el tabaquismo y el vapeo; el consumo de sustancias psicoactivas y los crecientes niveles de estrés. A esto se suman condiciones como la diabetes y la hipertensión, que antes se consideraban enfermedades de la edad adulta, pero que ahora aparecen con mayor frecuencia en poblaciones jóvenes”. Esta realidad pone en jaque la salud pública y exige tomar acciones inmediatas.
Pero, ¿cómo reconocer estas enfermedades a tiempo? El doctor Alkhouli enfatiza la importancia de estar atentos a señales de alerta, incluso en edades tempranas: “Los jóvenes deben estar atentos a síntomas como molestias en el pecho, falta repentina de aire, ritmo cardíaco irregular o acelerado, desmayos, cansancio inexplicable o hinchazón en las piernas.

Estos síntomas pueden tener distintas causas, pero si persisten o empeoran, es importante buscar una evaluación médica”. Identificar estos signos puede marcar la diferencia entre un diagnóstico precoz y complicaciones graves.
Al hablar del origen de estos riesgos, el doctor destaca el papel crucial de los hábitos de vida: “Los comportamientos relacionados con el estilo de vida ejercen efectos medibles sobre la fisiología cardiovascular, incluso en la infancia. Las dietas altas en grasas saturadas, azúcares refinadas y sodio aceleran la disfunción endotelial, la resistencia a la insulina y los cambios ateroscleróticos tempranos. Por el contrario, el ejercicio regular aeróbico y de resistencia mejora la elasticidad vascular, el equilibrio autonómico y el metabolismo lipídico, reduciendo el riesgo a largo plazo. La adopción temprana de hábitos saludables tiene un efecto protector acumulativo sobre el sistema cardiovascular”.
La afirmación del reconocido doctor pone de manifiesto una premisa fundamental: lo que se siembra en la juventud puede determinar la salud coronaria de toda la vida.
Siguiendo esta línea, el doctor Alkhouli compartió con SEMANA recomendaciones esenciales para la prevención desde la infancia y adolescencia: “Las sociedades médicas profesionales enfatizan que la prevención comienza temprano. Los niños deben seguir una dieta saludable para el corazón, rica en frutas, verduras y granos integrales, y limitar los azúcares, la sal y las grasas poco saludables. Entre los 3 y 5 años, los niños deben moverse con frecuencia a lo largo del día; y entre los 6 y 17 años, necesitan al menos 60 minutos de actividad diaria, que incluya ejercicio vigoroso y actividades de fortalecimiento muscular u óseo varias veces a la semana. Igualmente, es importante evitar el tabaco y el vapeo, mantener un peso saludable, dormir lo suficiente y cuidar la salud mental”.
Esta orientación integral pone en evidencia que la prevención no solo es física, sino que también involucra la calidad del descanso y el bienestar emocional.

Precisamente, el impacto del estrés y la salud mental en los jóvenes es un aspecto que recibe cada vez más atención médica.
El experto explicó la importancia de esta conexión: “El estrés psicológico activa el eje hipotálamo, la hipófisis adrenal, y el sistema nervioso simpático, lo que genera un aumento del cortisol, presión arterial más alta y estados proinflamatorios. La ansiedad o la depresión crónicas se correlacionan con desequilibrios autonómicos, disfunción endotelial y conductas poco saludables. La salud mental no es un aspecto secundario, sino integral, en la evaluación del riesgo cardiovascular en los jóvenes”. Por ello, fomentar ambientes saludables para la salud mental es tan vital como cuidar la alimentación y hacer ejercicio.
En cuanto a los avances científicos y tecnológicos que marcan la diferencia en la prevención y el tratamiento cardiovascular en jóvenes con riesgo, Alkhouli mencionó desarrollos prometedores: “Los avances recientes permiten una detección más temprana y una atención más dirigida. Las puntuaciones de riesgo poligénico pueden identificar la predisposición genética mucho antes de la aparición de la enfermedad. Las técnicas de imagen avanzadas, como la angiografía coronaria por tomografía computarizada y la ecografía vascular, detectan la aterosclerosis subclínica antes que los métodos tradicionales. Los biosensores portátiles ahora permiten monitorear continuamente el ritmo cardíaco, la actividad y la recuperación, lo que ayuda a seguir el riesgo en tiempo real”. Con herramientas así, es posible cambiar el curso de muchas vidas antes de que se manifiesten los síntomas más graves.
Sobre la importancia de los exámenes médicos cardíacos en jóvenes, Alkhouli aclara que no solo quienes tienen antecedentes familiares deben atender su salud: “Si bien los antecedentes familiares son un determinante clave del riesgo cardiovascular, muchos jóvenes desarrollan factores de riesgo como obesidad, hipertensión, dislipidemia y diabetes, incluso sin predisposición heredada”.
Finalmente, el doctor compartió un mensaje claro y contundente a propósito del Día Mundial del Corazón: “La salud del corazón comienza en la juventud y dura toda la vida. Es necesario elegir hábitos que protejan tu futuro”. Mediante su experiencia, el experto recordó que la prevención no es solo una palabra, sino una oportunidad tangible para vivir con calidad y plenitud.