Salud

Insuficiencia cardíaca, la epidemia silenciosa que mata más que el cáncer

A propósito del Día Mundial de la Insuficiencia Cardíaca, SEMANA conversó con el doctor Gustavo Ortega, especialista en cardiología e insuficiencia cardíaca.

9 de mayo de 2025, 6:31 p. m.
La sal es un condimento que en exceso puede resultar perjudicial para la salud.
La sal es un condimento que en exceso puede resultar perjudicial para la salud. | Foto: Getty Images / RUNSTUDIO

Cada 9 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Insuficiencia Cardíaca, una fecha promovida por la Sociedad Europea de Cardiología con el objetivo de concientizar a la población sobre una de las principales causas de hospitalización y mortalidad a nivel global.

La insuficiencia cardíaca es una afección crónica en la que el corazón no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo. Aunque no tiene cura definitiva, puede controlarse con tratamiento médico, cambios en el estilo de vida y seguimiento clínico regular.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (0MS) esta condición afecta a más de 60 millones de personas en todo el mundo, y su incidencia va en aumento debido al envejecimiento de la población y la prevalencia de enfermedades como la hipertensión y la diabetes.

Gustavo Ortega, médico especialista en medicina interna, medicina crítica, cardiología e insuficiencia cardiaca, miembro de la Sociedad Colombiana de Cardiología y cirugía cardiovascular, conversó con SEMANA sobre la importancia de esta condición de salud, sus implicaciones al sistema de salud.

SEMANA: ¿Cuál es la relación entre enfermedades cardiovasculares y la edad?

Gustavo Ortega: Las enfermedades cardiovasculares son la causa número uno de muerte a nivel mundial, incluso si sumamos cánceres, enfermedades respiratorias e infecciosas. La causa más frecuente es la obstrucción de las arterias coronarias, que lleva a la cardiopatía isquémica, y esta es la principal causa de insuficiencia cardíaca. En el mundo hay más de 64 millones de personas con insuficiencia cardíaca. En Latinoamérica hay más de 200 casos nuevos por cada 100.000 personas por año. En Colombia, la prevalencia es del 2.3 %, lo que significa más de un millón de colombianos afectados.

Las cuatro comorbilidades más frecuentes son: diabetes mellitus, hipertensión arterial, dislipidemia y obesidad. Esta enfermedad tiene una alta carga social y económica. Se estima un aumento mayor al 20% de los casos en los próximos años. Además, la sobrevida es muy baja, incluso peor que en algunos cánceres como el de próstata o mama. Por eso queremos concientizar el 9 de mayo, Día Mundial de la Insuficiencia Cardíaca, sobre diagnóstico temprano y prevención.

SEMANA: ¿Por qué es importante prestar atención a la insuficiencia cardíaca desde temprana edad, incluso desde la infancia?

G. O.: Desde que nacemos tenemos una estría grasa en las arterias del corazón. A medida que crecemos, el consumo de bebidas azucaradas, carbohidratos refinados y alimentos ultraprocesados afecta nuestra salud. Estas enfermedades son silenciosas y asintomáticas en sus primeras etapas. Por ejemplo, la hipertensión y la aterosclerosis no dan síntomas hasta que ya han producido daño. Muchos llegan al hospital por un infarto o un evento cerebrovascular, y es allí cuando son diagnosticados. Por eso es vital hacer chequeos desde edades tempranas para cuidar el corazón.

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cardiología médica del corazón | Foto: Getty Images/iStockphoto

SEMANA: ¿A qué edad aproximadamente deberíamos empezar esos chequeos y hábitos saludables?

G. O.: Desde la niñez debemos inculcar hábitos de alimentación saludable. La obesidad infantil y el síndrome metabólico comienzan en etapas muy tempranas. Todos nacemos con esa estría grasa, que con el tiempo puede obstruir las arterias. Recomiendo hacer chequeos de rutina desde los 10 años en adelante: revisar colesterol, azúcar, etc. En la adultez, estos controles deben intensificarse.

SEMANA: ¿Cuáles son las diferencias de síntomas entre hombres y mujeres en casos de paro cardíaco. ¿Son realmente distintos?

G. O.: Sí, existen diferencias de género importantes. Las mujeres suelen tener síntomas más atípicos o “bizarros” en enfermedades cardiovasculares. Cuando pierden su protección hormonal, especialmente en la menopausia, el riesgo aumenta incluso más que en los hombres. Por eso hay que estar alerta, ya que los síntomas pueden ser distintos.

SEMANA: ¿Nos puede dar ejemplos de síntomas en hombres y en mujeres?

G. O.: Lo ideal es no esperar a tener síntomas y realizar chequeos preventivos. Pero algunos signos de alarma incluyen:

  • Ahogo al caminar
  • Fatiga
  • Dormir con varias almohadas por falta de aire
  • Hinchazón en las piernas
  • Palpitaciones
  • Dolor opresivo en el pecho con el esfuerzo
  • Desmayos

Estos pueden presentarse en ambos géneros. En mujeres, el dolor puede no ser tan opresivo o irradiado, lo que hace que a veces no lo reconozcan como algo cardíaco. Por eso es tan importante estar atentos, sin esperar a llegar a una emergencia.

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Dos mujeres de talla grande haciendo ejercicio en Central Park, Nueva York durante un hermoso día. | Foto: Getty Images

SEMANA: Hablemos de prevención. ¿Podría darnos cinco recomendaciones básicas para cuidar la salud cardiovascular?

G. O.: Claro, más de cinco incluso. Aquí van:

  1. Alimentación saludable: evitar bebidas azucaradas, carbohidratos refinados, ultraprocesados, limitar el sodio y el alcohol.
  2. Actividad física: al menos 30 minutos, cinco veces por semana, con ejercicios de resistencia y fortalecimiento muscular.
  3. Control de factores de riesgo: como azúcar, presión arterial, colesterol, dejar de fumar, controlar el peso.
  4. Dormir bien: entre 7 y 9 horas por noche.
  5. Gestión del estrés y chequeos periódicos: escuchar al corazón antes de que aparezcan los síntomas.

SEMANA: ¿Y qué papel juega la genética? ¿Si hay antecedentes familiares se debe tener más cuidado?

G. O.: Definitivamente. Si hay antecedentes de enfermedad coronaria en familiares de primer grado a edad temprana, antes de los 40 o 50 años, hay un riesgo genético importante. Eso no significa que sea seguro que la persona va a desarrollar la enfermedad, pero sí debe cuidarse aún más y tomar más en serio la prevención. Por ello quiero enfatizar que las enfermedades cardiovasculares realmente matan más que la violencia, los accidentes de tránsito o muchas otras causas. Es una pandemia de salud pública que sigue cobrando vidas cada segundo. Hay que prestarle atención.