Investigación
Una nueva amenaza nacional: los ejércitos de narcotraficantes ponen en jaque a Colombia y se expanden por América Latina
SEMANA revela la historia de los ejércitos de narcotraficantes que tienen en jaque la seguridad de Colombia y que se extienden por otras regiones de América Latina.

Colombia empezó a escribir un nuevo capítulo de su relación con el narcotráfico. Informes de la Policía Nacional, Fuerzas Militares y el Ministerio de Defensa alertan de la gran influencia que está teniendo el crimen extranjero en las calles y las montañas del país en su afán de llenar las avenidas del mundo con cocaína. El presidente Gustavo Petro habla de ejércitos privados y los organismos de inteligencia los califican como una amenaza nacional.
Las pruebas recopiladas por las autoridades en los últimos meses dan cuenta de que los grandes carteles internacionales se cansaron de los intermediarios y aterrizaron por cuenta propia en las ciudades capitales para negociar directamente la adquisición de las sustancias ilícitas con los grupos armados ilegales, que ahora controlan toda la cadena de producción y distribución. Los principales negociantes provienen de México, Alemania, España, Ecuador, Perú, Italia, Brasil y Australia.
“La conexión directa aquí en Colombia es, principalmente, con carteles que sirven como nodos articuladores y son estructuras como el cartel Jalisco Nueva Generación, el cartel de Sinaloa y los Zetas. Últimamente, actores criminales del sureste europeo, como el clan de los Balcanes. Han sido capturados en territorio nacional extranjeros con nacionalidades de Serbia, Albania, Croacia, y también se han radicado en Colombia en ciudades importantes”, dijo el ministro de Defensa, Pedro Sánchez.

De acuerdo con las investigaciones a las que tuvo acceso SEMANA, el papel del ELN, las disidencias de las Farc y el Clan del Golfo es hacerles el trabajo sucio a los carteles para asegurarles toneladas de drogas al otro lado del planeta. Para ello, los extranjeros están inyectando altas cantidades de dinero y material de guerra, además de formación especializada para combatir por aire, agua y tierra a los integrantes de la fuerza pública que intenten desestabilizar su multimillonario negocio.
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En el caso específico de la región Pacífica, las Fuerzas Militares han recogido testimonios que señalan que las redes europeas están canjeando narcóticos por formar pilotos de aeronaves no tripuladas que descarguen cargas explosivas desde el cielo, la principal herramienta que usan los hombres que comanda alias Iván Mordisco para sostener la guerra que tienen en contra de las tropas del Ejército Nacional que quieren exterminarles su imperio del narcotráfico.
El Gobierno nacional y la fuerza pública tienen claro que la conexión entre los grupos armados ilegales y los carteles extranjeros ha crecido en los últimos años y se ha fortalecido en las zonas fronterizas, pues allí hay puestos de control de los delincuentes donde cobran y revisan cualquier gramo de economía ilícita que pretenda salir o entrar de Colombia. Nadie se atreve a cuantificar el dinero que está en juego, pero se reconoce que miles de familias dependen de estas actividades.
“Definitivamente, la conexión es fuerte. Es un tejido criminal que hay que atacar de manera multinacional. Cuando el presidente habla de ejércitos, se refiere más a una capacidad armada, letal, porque los ejércitos solamente los tienen los países. Esa capacidad letal es propia de un cartel del narcotráfico, el cual se viste de civil, se camufla en la población, trata de pasar lo más desapercibido posible”, agregó el general (r) Pedro Sánchez en conversación con SEMANA.

El catálogo colombiano
Los grupos armados ilegales se encargan de la producción y el traslado de la cocaína hacia cualquier rincón del mundo. Mientras más compleja sea la operación de desplazamiento, más cuesta. Una de las características de esta nueva etapa del narcotráfico es que son los carteles extranjeros los que están definiendo los precios de compra sin discusión. Como en toda organización, las cifras se calculan con base en la oferta y la demanda, entre otras características que impone cada uno.
Con base en la información que está en poder del nuevo ministro de Defensa, “los carteles mexicanos exigen que las drogas en Colombia tengan una calidad de al menos 80 por ciento de pureza. Esto les permite mezclar la cocaína en México y multiplicar sus ganancias al venderla en mercados internacionales. Es un enclave criminal muy delicado”, mientras que los europeos sí condicionan una “cocaína de más alta calidad” que puedan distribuir por todo el continente.
Como en la época del cartel de Medellín, persisten los aeropuertos clandestinos en las montañas más alejadas de las urbes y puertos improvisados en lo más recóndito de las costas a donde no alcanzan a llegar las tropas. Así lo reconoció un alto mando militar que actúa en la región Amazónica, donde las unidades de inteligencia insisten en la presencia de pistas en las que los ilegales cargan avionetas repletas de narcóticos que, con frecuencia, aterrizan en Brasil o en países del sur del continente.
Por el temor de quedar en evidencia ante los detectives, la mayoría de las negociaciones se están haciendo de manera presencial en ciudades como Medellín, Cali, Popayán, Cúcuta, entre otras. La lupa está puesta sobre los aeropuertos internacionales, como el José María Córdova de Rionegro (Antioquia), a donde llegan constantemente los delegados de los carteles a definir los precios y a diseñar la ruta por donde se pagarán las nóminas involucradas en la transacción.

La prueba de la presencia de actores internacionales en el narcotráfico colombiano son las capturas. Entre 2024 y lo que va corrido de 2025, se han materializado 281 detenciones con fines de extradición, tres más por notificación roja de Interpol (dos albaneses y uno mexicano) y 38 extradiciones pasivas (35 mexicanos y tres albaneses). También en el interés de otras naciones por lo que ocurre en esta región: en el mismo tiempo, se emitieron 41.600 mensajes de intercambio de información.
Otra de las evidencias es la guerra que sostienen en el sur del país las guerrillas con carteles ecuatorianos por el control de las rutas del narcotráfico. Al parecer, los habitantes del vecino país quieren incursionar de manera autónoma en el negocio y han chocado con el poder letal de los grupos locales. El plan sería llevar la droga hasta esa nación y Perú, por las facilidades de transporte. Esta información la sostienen altos mandos de la Policía Nacional que fueron consultados por SEMANA.
El ministro de Defensa tampoco desconoce esa realidad. “Para los criminales no existen fronteras. A los criminales solo les interesa su actividad, netamente, de cartel. También vemos cómo cierto flujo de droga también de cocaína se ha ido por el sur del país, hacia Perú, Ecuador, y vemos problemas complejos en Ecuador. El problema trasciende más allá de las fronteras, es muy dinámico y por ello es clave la interacción entre todas las naciones para derrotar este flagelo”, aseguró.

La situación de Haití también es inquietante para el Gobierno Petro. La teoría es que el ELN, de la mano de carteles, está movilizando todas las drogas que exporta al mundo desde el Catatumbo por medio de ese país, destruyendo su base social y creando otro problema geopolítico que requiere la atención urgente del mundo.
Paralelamente, en el interior de Colombia empiezan a estallar otras confrontaciones entre los delincuentes. “Estos grupos están fracturados y esa fractura se debe a sus intereses netamente de cartel de narcotráfico, porque la cohesión en algún momento lo daba una idea política, pero en este momento la es un interés económico criminal”, concluyó el ministro.