POLÍTICA

Petro citó en Dubái la famosa frase de Buzz Lightyear, el juguete y personaje de Toy Story: ¿en qué contexto?

De acuerdo con el jefe de Estado, la humanidad está entre regular el uso de la inteligencia artificial y la debacle de la especie humana.

12 de febrero de 2025, 3:07 p. m.
El presidente, Gustavo Petro ,en el panel sobre inteligencia artificial en Cumbre Mundial de Gobiernos en Dubái. A la derecha, Buzz Lightyear, el famoso personaje de Toy Story
El presidente, Gustavo Petro ,en el panel sobre inteligencia artificial en Cumbre Mundial de Gobiernos en Dubái. A la derecha, Buzz Lightyear, el famoso personaje de Toy Story | Foto: Fotografía: Andrea Puentes - Presidencia de la República y Disney, respectivamente

El presidente, Gustavo Petro Urrego, intervino en el AI Forum 2025, un panel dentro de la Cumbre Mundial de Gobiernos que se realiza en Dubái, Emiratos Árabes Unidos. El evento fue inaugurado por Omar bin Sultan Al Olama, ministro de Estado para la Inteligencia Artificial, Economía Digital y Aplicaciones de Trabajo Remoto de Emiratos Árabes Unidos, y vicepresidente de la Cumbre.

En su intervención, el mandatario colombiano aseguró que, si no se logra el equilibrio entre el crecimiento de la productividad impulsado por el uso creciente de la inteligencia artificial y las posibilidades de supervivencia de la especie humana en el planeta, podrían generarse “otro sistema social, una democracia global, unas posibilidades de subsistencia colectiva de la humanidad en el planeta o la debacle”.

El jefe de Estado se refirió a que el uso no controlado de la inteligencia artificial “puede reemplazar los trabajos rutinarios, como los de la secretaria de antaño, la enfermera auxiliar, etc.”. Y añadió: “Los trabajos rutinarios pueden ser de centenares de millones de personas que salen a la calle. La productividad aumenta, pero no los trabajadores con capacidad de comprar, que van a la calle”.

El presidente Petro se preguntó: “¿Qué pasará si son centenares, 500 millones, mil millones los trabajadores que pierden el empleo, mientras los beneficios de la venta de innumerables mercancías, gracias al aumento y salto de la productividad de la inteligencia artificial, se concentran en unos pocos? Caos social, revolución, conflictos que se vuelven étnicos, nacionales, civilizatorios”.

Durante su intervención, el presidente Petro citó la famosa frase de Buzz Lightyear, es juguete personaje de la franquicia Toy Story. “Y entonces la ley general del capital es ser más y más productivo de una manera infinita, porque más y más productivo es producir más y más y más con una menor unidad de trabajo. Y esa productividad, entonces, da más mercancías, porque el capitalismo no produce sino mercancías, más venta, más ganancia. Más ganancia hasta el infinito, y más allá, diría la película cómic. Esa es la lógica de la inteligencia artificial dentro del capitalismo, darte muchísima más productividad”, señaló el jefe de Estado.

El panel en Dubái contó con la participación de líderes tecnológicos y empresariales de compañías como Amazon Web Services, HP Inc., IBM, UiPath, Samsung Electronics y Qualcomm. Petro recordó que Stephen Hawking ya había hablado de una proyección de la inteligencia artificial sobre el ser humano y señalaba que “podría haber en el ser humano una especie de frontera cada vez más débil entre realidad e irrealidad”. Sin embargo, insistió en que “estamos en medio de esa época; ya no es una proyección a mil años o diez mil. Es ya”. Y concluyó que “la debacle aumentaría si la energía que alimenta la inteligencia artificial, que es mucho más de la actual, no es limpia, sino que proviene del petróleo y el carbón”.

Esta fue la intervención completa del presidente Gustavo Petro en el panel sobre inteligencia artificial en Cumbre Mundial de Gobiernos en Dubái:

Dubai (Emiratos Árabes Unidos), 11 de febrero de 2025

Gracias a todas y todos los excelentísimos representantes, delegaciones y (Chief Executive Officer –Director Ejecutivo–) CEO de los diferentes países.

Medios de comunicación nacionales e internacionales.

En general, a todas y todos aquí presentes.

He querido articular dos temas que me parece son, no solamente una pertinísima y actual discusión, sino fundamentales para el desarrollo de la especie humana o, incluso –como decía el físico y Nobel Stephen Hawking–, en las posibilidades de la extinción humana.

Y me interesa el tema, obviamente, porque nunca antes, realmente, había una conciencia humana alrededor de una fase de extinción.

Hemos estado en peligro. Las glaciaciones, muchísimas debilidades de la especie humana que aprendió a juntarse para defender su vida, sea para cuidar los niños, sea para cazar y recoger la comida de los niños, en condiciones donde las otras especies, indudablemente, eran más fuertes, individualmente hablando.

Solo la acción cooperativa, la inteligencia en común, nos permitió, tanto para conseguir el alimento como para cuidar a los niños, a las niñas y a los bebés, a los que seguían en la especie, nos permitió ir, como se dice hoy, dominando el mundo. Se ha dominado a tal extremo, a través de nuestra propia inteligencia colectiva, a través de nuestro poder de cuidado de sí mismos, y a sí mismos no son exclusivamente individuos, sino grupos, naciones, especies, que incluso estamos al borde de la extinción. Como en una especie de fluido dialéctico, las cosas parecen convertirse en su contrario, porque el fluido humano es eso, un fluir en medio de contradicciones.

Y el fluir en medio de contradicciones es el principio básico de la dialéctica que descubrieron chinos y griegos, al parecer, al mismo tiempo. Fluimos y hemos llegado hasta este punto, en donde la inteligencia artificial es antes que nada una digitalización del pensamiento humano. Viene, por tanto, desde hace unos años, no la bautizamos así. Poco a poco, a través de la digitalización de libros, de pensamientos, de escritos que la gente iba haciendo, de charlas, de comunicación, porque la comunicación en el fondo es la base del conocimiento.

Comunicación entre dos personas, entre un grupo de amigos, como en Facebook, que se va volviendo cada vez más compleja en la medida en que las redes sociales iban siendo configuradas por millones, decenas, centenares y miles de millones en conjunto de personas.

Poco a poco, en estos años que hemos vivido, se fue construyendo un acumulado, un acumulado que, podríamos decir hoy, y será cada vez más así, es el acumulado del conocimiento humano.

Junto en una inmensa biblioteca, que ya se concentra en un computador, en un pequeño espacio, pero que allí podría estar todo, ya está concentrando todo el pensamiento humano.

El que diversos pueblos, en tiempos ancestrales, han construido durante milenios, el actual, el contemporáneo de la ciencia, el de la sensibilidad, que como modas va pasando de un lado a otro o queda todo matematizado, digitalizado, de tal manera que es asequible.

Fase histórica de la humanidad

Esa inteligencia acumulada del pensamiento humano está en una fase histórica de nuestra humanidad concreta. Histórica es la palabra adecuada. Y aquí me gustaría, no hace mucho, en las facultades de economía dominadas por un pensamiento único, que no parece ser científico, sino ideológico, pero que, si va aún un poco hacia atrás, hacia unos dos siglos atrás de pensamiento económico, encuentra quizás unos instrumentos no ideológicos que pretendían ser científicos para entender el mundo actual.

Si yo recojo esas herramientas, la economía política clásica, incluso en su fase más crítica, a finales del siglo XIX, podría intentar analizar los problemas de hoy y ver si arroja unos nuevos resultados. Si nos podría poner alertas, en vez de ese optimismo ciego que a veces la ideología impone, y mirar los peligros ante los cuales estamos y las posibilidades de superarlos en bien de la existencia de esta especie, la especie humana, que es la única, hasta donde nosotros sabemos, de vida inteligente en todo el universo. Algo así, discúlpenme, como el pueblo elegido de Dios, pero en las realidades inmanentes, contemporáneas. No me voy hacia lo trascendente, con el debido respeto de las diversas religiones que hay aquí.

La única especie viviente, inteligente, pensante, no es ni más ni menos, hasta donde sabemos, que la mayor perla y única en el universo. Luego, si estamos al borde de la extinción, algo terrible pasaría en el universo, y es que perdería su energía vital en medio de su propio caos universal.

Los límites de la Inteligencia Artificial

Por tanto, el cuidado de esta perla, que solo está aquí, en este planeta, se vuelve fundamental. Y sobre ese objetivo de que persevere, de que se desarrolle, de que pueda, incluso, traspasar sus actuales límites, tendríamos que mirar cuáles son los límites de la inteligencia artificial y del cambio climático.

No necesito inventarme mucho. Ya muchos filósofos, físicos y economistas, pocos, han llegado a escudriñar estos límites con unos resultados que me parecen pavorosos y que invitan a una inmediata acción política, que al final la política es el reino de la libertad humana.

La inteligencia artificial, al ser el acumulado del saber del mundo es explotable bajo un mundo, como el nuestro, que está dominado casi por completo por unas relaciones sociales económicas de producción capitalistas.

Saber qué es el capitalismo, fue muy interesante en el siglo XIX, pero lo hemos olvidado en el siglo XXI y creo que hay que recordarlo.

El capitalismo no es más sino una manera de producir que nació, que se desarrolla, que puede morir, como todo lo fluido en la vida humana. Y su gran motor no es más que ganar.

Ganancia, dicen los economistas. No es sino una vieja palabra que ya existía en la humanidad y que se llama codicia. Se quiere ganar y ganar más, y ganar más, y ganar más, en una escala infinita, porque la matemática permite lo que (el fil´+osofo alemán Georg Wilhelm Friedrich) Hegel llamaba la mala infinitud. Ganar y ganar más. Y una visión ideológica de una ganancia infinita, traducida en números, dinero, contable, es ni más ni menos codicia.

Presidente Gustavo Petro
Gustavo Petro, presidente de Colombia, en Dubái | Foto: Presidencia

Puede la vida humana ganar mucho, mucho en términos de bienes, dinero, etcétera, pero que no puede gastar, porque la infinitud va mucho más allá de su propia capacidad vital.

Si eso se multiplica por un grupo de seres humanos suficientemente importante, pues tenemos la realidad de hoy que nos grita la crisis climática.

No es posible un modo de producción basado en la infinitud del dinero, del número y de la ganancia numérica con una realidad física, orgánica que es finita, cualquiera sea la investigación que hagamos.

Y el choque entre inteligencia artificial y crisis climática lo pone sobre la mesa, porque inteligencia artificial, al ser todo el acumulado del conocimiento humano pasado, presente y tratando de ser futuro, permiten su acceso, es el acceso, decía ahora, a una tierra nueva, digital, numérica, que no podemos ver aquí mismo, quizás, algún día, pero que está en nuestras máquinas con las que nos comunicamos, con esa nube, como se le denomina.

Es una nueva tierra de números, de algoritmos que concentra, precisamente, en su extensión el pensamiento humano.

¿Quién accede a ella? ¿Quién? Con una infraestructura, un hardware que llaman, fibra óptica, troncales de fibra óptica, atravesando el mar, unas posiciones geográficas relativamente interesantes, como la que tiene Colombia, que es el centro y el corazón del mundo.

Si ustedes miran ahí el mapamundi un poco ordenadamente, América del Norte y del Sur equidistante a Colombia; y China, y Europa, y África equidistantes a Colombia. Creo que eso la inteligencia artificial puede establecerlo. No hay un punto que sea tan equidistante a todos estos centros económicos, culturales y sociales que Colombia.

Y entonces, pues, obviamente, es muy interesante. Por eso, el Canal de Panamá fue tan interesante. Por eso, nos lo quitaron a la fuerza, no el canal, sino Panamá. Y la posición geográfica que más o menos sigue las mismas rutas del comercio tradicional de barcos, pues es el mapa de las redes de troncales de fibra óptica, que al final son la autopista que lleva la información cada vez en mayores volúmenes.

Ya casi se han inventado palabras para describir el número, penta y otras, pero es el hardware, unos datacenters de supergrandes computadores, de chips, en donde está la carrera comercial, la velocidad del chip, que últimamente nos ha traído noticias, porque la última vez que yo llegué a Emiratos me dijeron que la carrera china ya la había perdido, y hoy parece que no.

Presidente Gustavo Petro
Gustavo Petro, presidente de Colombia, en Dubái | Foto: Presidencia

Ahora, esa carrera parece no haber terminado, luego nadie puede poner una palabra concluyente, pero aquí en esta competencia lo que se está estableciendo es la competencia para acceder de manera más rápida e integral en la tierra prometida, que ahora es la nube algorítmica del pensamiento humano. Si hay que pagar por ello, ¿qué pasa? Y no solamente si hay que pagar por acceder, sino que el uso de esa información, que antes era más difícil de obtener, se convierte en productividad de acuerdo al capital, porque estamos en el capitalismo

Y entonces la ley general del capital es ser más y más productivo de una manera infinita, porque más y más productivo es producir más y más y más con una menor unidad de trabajo.

Y esa productividad, entonces, da más mercancías, porque el capitalismo no produce sino mercancías, más venta, más ganancia.

Más ganancia hasta el infinito, y más allá, diría la película cómic. Esa es la lógica de la inteligencia artificial dentro del capitalismo, darte muchísima más productividad.

Por tanto, la posibilidad de aumentar tasas de ganancia, ventas de mercancía, ventas en todo el mundo a escala global es ilimitado. El capital cree que sí sueña que sí he ahí su ideología, no su cientificidad.

Por eso, empieza a rechazar la ciencia. Por eso, empieza a negar las otras consecuencias. Por eso, incluso, políticamente se pueden vislumbrar tendencias, unas más socialdemócratas, unas más verdes, se le llama así. Puede haber un capitalismo sostenible con la naturaleza, unas más agresivas, unas que no les importa tirar bombas sobre los niños en Palestina.

No está desconectado, no es ilógico, no es un mundo de locos que de pronto se le ocurrió, sino que está conectado con una reacción del capital muy temeroso que empieza a ver que llegan los tiempos del fin.

Y eso hay que tenerlo en cuenta, es la cultura de la extinción, porque indudablemente infinitud numérica se enfrenta a finitud natural. Y estamos en medio de esa época, ya no es una proyección a mil años, a diez mil. Son estos los años de la finitud humana y dependiendo en la política, cómo los vamos a superar es que dependerá si seguimos en este planeta o no, si la vida sigue en este planeta o no.

Stephen Hawking ya había hablado de una proyección de la inteligencia artificial sobre el ser humano. Él captaba que podía haber en el ser humano una especie de frontera ya cada vez más débil entre realidad e irrealidad.

Ese es uno de los problemas en el que estamos metidos alrededor de la inteligencia. Puede haber una droga que ya te puede, a través del algoritmo y la nube, permitir vivir un mundo que no es real y creer que es real y por mucho tiempo.

Ese es uno de los primeros efectos, porque la pérdida de la sensación de realidad es lo que nos llevaría a la pérdida de humanidad.

Pero hay otro efecto superior, voy a tratar de terminar en tres minutos esta locución. Hay un efecto inmediato, inmanente. La inteligencia artificial puede reemplazar los trabajos rutinarios.

La secretaria de antaño, la enfermera auxiliar de antaño, etcétera. Y al contarlo en todo el planeta, los trabajos rutinarios pueden ser de centenares de millones de personas que salen a la calle.

La productividad aumenta, tanto la cantidad de bienes que se pueden vender con transformación de la naturaleza misma, porque un bien no es más sino la transformación de la naturaleza, aumenta siguiendo el criterio de la infinitud numérica.

Pero los trabajadores con capacidad de comprar van a la calle, porque son trabajos rutinarios. Esto se ha visto desde el nacimiento del capital, pero aquí en una forma todavía mucho más profunda.

¿Qué pasará si son centenares, 500 millones, mil millones los trabajadores que pierden el trabajo, mientras los beneficios de la venta de innumerables mercancías, gracias al aumento y salto de la productividad de la inteligencia artificial, se encuentran? Caos social, revolución, conflictos que se vuelven étnicos, nacionales, civilizatorios.

Un caos de la humanidad, porque no logra equilibrar el crecimiento de productividad con la subsistencia de la totalidad de la humanidad.

Una posibilidad hacia grandes impuestos globales sobre la renta que se gana a través del uso de la nube y la inteligencia artificial, a través de un concepto ya elaborado como la renta ciudadana, pero a escala global, de tal manera que la humanidad, ya no simplemente un cuerpo nacional, pueda ganar en términos de satisfacción de sus necesidades de la inmensa productividad que exata la inteligencia artificial. Otro sistema social entonces, una democracia global, unas posibilidades de subsistencia colectiva de la humanidad en el planeta o la debacle.

Debacle que aumentaría, sí, la energía de la inteligencia artificial que es mucho más que la actual, lo estamos probando en Colombia, no es limpia, sino es petróleo y carbón.

Si la inteligencia artificial, en su desarrollo mundial, mantener esa nube del conocimiento humano y usarlo en forma productiva al estilo del capital, demanda cada vez más energía, profundizaríamos el uso del carbón y del petróleo como se pregona en Estados Unidos hoy.

Y entonces, ¿qué pasará con las emisiones? ¿Qué pasará con la atmósfera? ¿Qué pasará con el proceso a profundizar de la crisis climática? La articulación entre inteligencia artificial y sus efectos económicos y sociales.

Si se rige por la apropiación privada y competitiva, más el uso de unas energías que desde el principio del capital han estado, el carbón, emisor de CO2, en cualquier forma se articulan, pues tenemos lo que decía Stephen Hawking, el final.

Quizás, por algo están lanzando naves espaciales que estallan apenas salen en la atmósfera.

O, quizás, no se han dado cuenta que sólo podremos lanzar esas naves espaciales con éxito, si en lugar de ser un capital individual el que las lanza, un poco esotérico, un poco loco, lo es precisamente lo que nos enseña la inteligencia artificial, un enorme cerebro humano construido por millones y millones de cerebros en red del pasado y del presente, que gracias a nuestra actual tecnología puede, como antaño los hombres de las cavernas y las mujeres de las cavernas, hacer sobrevivir la especie humana, pero a través del trabajo colectivo y del cuidado común del ser humano.

Son dos perspectivas que no se alejan de nuestro origen como especie, pero que desarrolladas tan profundamente vuelven a plantearnos la misma discusión, el mismo dilema de siempre, sólo que esta vez de manera definitiva, porque si fallamos lo que está en juego es la vida de todo el planeta, incluida la parte superior de esa vida que no se encuentra en ningún otro planeta, que es la vida inteligente de la que somos portadores y nos convierte en el pueblo elegido.

Pero no es un pueblo, es la humanidad toda, y nos convierte en la posibilidad de llevar esa vida más allá del planeta, hacia las estrellas como pretenden los más, pero no él solo y sus amigos, sino toda la humanidad en conjunto.

Gracias por haberme escuchado, muy amables.