Diálogos de paz
Los secretos detrás de la renuncia del jefe negociador del gobierno Petro con las disidencias: Diferencias, distanciamientos y ocultamiento de decisiones
Camilo González Posso, extrañamente, no estaba coordinando la delegación de paz con las disidencias. Diferencias con Otty Patiño y Gloria Quiceno, asesora del Alto Comisionado, entre las razones.

El alto comisionado para la Paz, Otty Patiño, ha enfrentado quebrantos de salud en las últimas semanas, pues soportó dos cirugías en la cabeza tras un accidente que sufrió en un helicóptero en el Catatumbo, Norte de Santander.
Sin embargo, desde la distancia de su oficina ha tomado decisiones en el marco de la paz total del presidente Gustavo Petro: lideró, casi en silencio, el agrupamiento del Frente 33 de las Farc, al mando de Andrey Avendaño, que hasta el momento no ha arrojado mayores resultados.

Esa movida la adelantó con sigilo, prudencia y no le informó al jefe negociador de paz, Camilo González Posso, quien ha estado presente en todo el proceso de negociación con las disidencias de las Farc. ¿Qué pasó? ¿Por qué no lo hizo? ¿Por qué Otty Patiño marginó a Camilo González Posso? ¿En qué momento dejó de socializar las decisiones? Las respuestas solo las conoce Patiño, quien no aparece ante la opinión pública hace más de un mes. De hecho, estuvo en una UCI en Bogotá recuperándose.

González Posso no está de acuerdo con la forma en que Patiño manejó la zona de concentración para el Frente 33 en el Catatumbo, un hecho que, hasta el momento, se quedó en anuncio, pues los guerrilleros que se disputan la región con el ELN no han ingresado al terreno destinado por el Gobierno. Además de Patiño, esa decisión del Catatumbo la respaldó Gloria Quiceno, asesora del Alto Comisionado para la Paz, quien, al parecer, no tiene buena relación con Camilo González.
SEMANA confirmó que, aunque González Posso es cercano al gobierno Petro y ha sido un convencido de la paz en Colombia, el presidente, extrañamente, tampoco respondió sus mensajes.

Al menos, Petro no respondió una carta que él le envió el 18 de junio de 2025, en la que le manifestó su intención de dar un paso al costado.
Ante la falta de respuesta, González Posso decidió hacer pública la misiva.
“Presidente, como tuve la oportunidad de comentar con el consejero comisionado, Otty Patiño, el mes pasado, las condiciones de las conversaciones de paz con el llamado Estado Mayor de los Bloques Jorge Suárez, Magdalena Medio y Frente Raúl Reyes han cambiado sustancialmente y es oportuna una reestructuración de la delegación y del funcionamiento de la mesa de diálogos de paz. De hecho, esa reestructuración ha venido haciéndose desde enero de 2025″, le dijo González Posso.
Esta renuncia significa un fuerte golpe a la mesa de negociación que sostiene el Gobierno con las disidencias de las Farc de Calarcá Córdoba y de Andrey Avendaño, cuyas tropas sufrieron un contundente golpe por parte de la guerrilla del ELN en la región del Catatumbo, en Norte de Santander.
González Posso logró sentar en una mesa a los máximos jefes de las disidencias de las Farc, entre ellos, Calarcá Córdoba, Andrey Avendaño e Iván Mordisco, uno de los hombres más temidos en Colombia.
Sin embargo, Mordisco se levantó de la mesa, rompió las negociaciones y se burló, una vez más, del proceso. Ya lo había hecho en las conversaciones de paz que sostuvieron las Farc durante la administración de Juan Manuel Santos, y repitió la historia con la de Gustavo Petro.
Con Calarcá Córdoba el proceso venía avanzando, pero el Gobierno decidió reducir el tiempo del cese al fuego, y eso molestó al jefe guerrillero, quien decidió levantarse de la mesa. Córdoba le dijo a SEMANA, desde las profundidades de San José del Guaviare, que quería seguir hablando de paz con Petro, pero anunció que no estaba dispuesto a firmar un acuerdo. Mucho menos a entregar las armas. Ese anuncio causó molestia en la Casa de Nariño.