Política
“Lo que tramita el Congreso es una cortina de humo”: Carlos Caicedo lanza críticas al trámite de la reforma laboral
El líder de Fuerza Ciudadana habla de su futuro político y del temor que hay en la campaña electoral de 2026, tras el atentado contra Miguel Uribe Turbay.

SEMANA: El atentado contra el aspirante del Centro Democrático Miguel Uribe Turbay, que hoy lucha por su vida, ha generado zozobra e incertidumbre sobre el proceso electoral. ¿Qué panorama ve usted?
CARLOS CAICEDO (C. C.): Lamentamos profundamente el atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay y expresamos toda nuestra solidaridad con él y su familia. Esperamos sinceramente su pronta recuperación.
Este hecho marca un punto de quiebre preocupante en el clima electoral del país. Lo hemos advertido: sectores de la extrema derecha, aliados con élites económicas están promoviendo un ambiente de miedo, zozobra e ingobernabilidad. Buscan vendernos una falsa idea de “seguridad” mientras sabotean cualquier avance que represente garantías y derechos para las mayorías.
SEMANA: Pero persisten las tensiones entre sectores de la política y el Gobierno nacional. Por ejemplo, la mayoría de partidos no asistió a la Casa de Nariño a la invitación que les hizo el presidente Petro a la mesa de garantías electorales.
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C. C.: Es preocupante que sectores de la clase política sigan boicoteando los espacios institucionales de diálogo convocados por el presidente de la República. La mesa de garantías electorales no es un favor del Gobierno, es un escenario democrático fundamental para asegurar la transparencia y la legitimidad del proceso electoral.
La no asistencia de la mayoría de partidos a la convocatoria en Palacio de Nariño revela una postura deliberada de confrontación, no solo con el Gobierno Petro, sino con la institucionalidad democrática. Muchos de estos partidos, responsables del deterioro institucional y social del país, no quieren reglas claras ni procesos transparentes; se sienten más cómodos en la confusión, el clientelismo y la manipulación del electorado. Lo que está en juego es mucho más que una coyuntura electoral. Se trata de garantizar que en Colombia se pueda votar libremente, sin miedo, sin presiones ni violencias. Y quien se margina de ese compromiso está renunciando a su responsabilidad democrática.

SEMANA: Hay una diferencia pública entre el presidente Petro y el presidente del Congreso. ¿Qué le diría a Efraín Cepeda?
C. C.: A Efraín, que es tan costeño como yo, le diría: No les mame gallo a los más pobres de este país, ni a las regiones que siempre han sido las más olvidadas. No sea caradura, que manda huevo hacerse la víctima cuando ha sido parte del poder toda la vida.
No ir a la mesa de garantías electorales no es rebeldía, es falta de compromiso. Taca burro si cree que el pueblo todavía le compra ese cuento. Aquí lo que se necesita no es más lamento, sino pantalones pa’ sentarse a garantizar que las elecciones se hagan bien. Así que, con cariño costeño pero con verdad por delante: ¡menos show y más acción!
SEMANA: La reforma laboral está a punto de aprobarse en cuarto debate. ¿Saldrá una buena reforma?
C. C.: Para nada, es un distractor, no es ni siquiera un paño de agua tibia para lo que realmente se requiere, aquí hay que hablar claro y sin tapujos: las horas extras comienzan cuando llega la noche, la tercerización laboral no puede seguir, las garantías laborales y derecho de los trabajadores no puede seguir siendo un tema menor, no es cierto que la riqueza la produce el capitalista, la riqueza la produce la mano obrera, el trabajador que con su esfuerzo genera bienes y servicios que son los que dinamizan en la economía. Lo que tramita el Congreso es una cortina de humo para disuadir la discusión y no permitir que haya una verdadera reforma laboral.
SEMANA: Volviendo al tema de la seguridad y la elecciones. ¿La paz total fracasó?
C. C.: La política de paz total nació con una buena intención: la de abrir caminos hacia la reconciliación y reducir la violencia. Sin embargo, es evidente que muchas de las estructuras al margen de la ley no han respondido con la misma voluntad. Tal vez uno de los errores fue no trazar desde el principio líneas claras sobre quiénes podían participar y bajo qué condiciones.
Cualquier esfuerzo hacia la paz debe mantenerse como objetivo, pero la política actual necesita una revisión profunda. Porque si un proceso de paz pierde algo tan fundamental como la confianza —tanto de la ciudadanía como de los propios actores del Estado— entonces hay que hacer un alto en el camino, corregir y replantear. La paz no puede ser ingenua, tiene que ser firme, coherente y con resultados concretos para la gente.
SEMANA: Usted ya habla como candidato aunque todavía no lo ha confirmado. El ritmo de campaña es fuerte, tensionante y estresante. ¿Ya fue donde el cardiólogo? ¿Cómo anda del corazón?
C. C.: (Risas). Sí, ya tocó pasar por el cardiólogo, porque lo que se viene es de alto voltaje. La campaña exige el alma, el cuerpo y el corazón. Pero afortunadamente, el corazón está más fuerte que nunca.
Eso sí, acabo de cerrar una etapa personal importante: pasé por una separación. Se agotó el amor y con él también se fue el soporte emocional que una relación necesita. Pero lo vivo con serenidad. Hoy estoy en una etapa de libertad, enfocado y con la mente puesta en lo que viene: 2026 y el futuro del país.
SEMANA: Entonces cuál es su estado civil...
C. C.: Libre, en proceso de divorcio.
SEMANA: Estos trámites de separación son complejos...
C. C.: Con mi expareja, a quien amé profundamente y a quien apoyé en muchos aspectos de su vida, incluyendo su formación profesional y su desarrollo laboral, tomamos la decisión de seguir caminos distintos. Fue una etapa importante, de la que me queda la dicha de nuestro hijo, a quien amo con todo mi corazón y siempre tendrá en mí un apoyo incondicional.
Ahora estamos en el proceso de separación legal. Como muchos saben, estos trámites no son fáciles, especialmente cuando uno ha trabajado toda una vida con esfuerzo, transparencia, y llega el momento de dividir un patrimonio construido con años de lucha. Confío en que los profesionales del derecho harán lo que corresponde y que todo se resolverá de manera justa.
SEMANA: ¿Qué lecciones le deja esa experiencia de vida?
C. C.: Esa experiencia me dejó varias lecciones profundas. La primera es que el amor no siempre es suficiente si no hay reciprocidad, respeto mutuo y un proyecto de vida compartido. La segunda es que no puedes ser el todo para alguien que no está dispuesto a caminar contigo en igualdad de condiciones. Tercero, entender que cerrar ciclos no es fracasar, sino crecer. Hoy me siento más fuerte, más centrado, con más claridad sobre lo que quiero a nivel personal. Y por último, que el amor propio, se construye tomando decisiones difíciles, pero necesarias.