POBLACIÓN
Las impactantes estadísticas que revelan que Colombia es un país que se envejeció; los jóvenes cada vez son menos
Como consecuencia del envejecimiento poblacional, en las próximas décadas habrá aulas más vacías, un mayor gasto en salud, más déficit pensional y dificultad para que las empresas encuentren mano de obra.
A Colombia cada vez se le ven más arrugas. Una parte importante de la población está envejeciendo y cada año llegan menos niños a los hogares. Como consecuencia del descenso de la fecundidad y de la reducción de la mortalidad en distintas etapas vitales, el país entró oficialmente en un proceso de envejecimiento poblacional. La proporción de niños y jóvenes declina, mientras la proporción de adultos mayores aumenta.
Para hacerse a una idea, mientras en 1991 la población de entre 0 y 15 años era de 36,03 por ciento, en 2020, es decir, 30 años después, es de apenas el 21,6 por ciento. Y en 2060, según las bases de datos del Dane analizadas por SEMANA, será de apenas el 13,3 por ciento.
En pocas palabras, en 70 años, la población menor de 15 años, lo que se llama popularmente como la futura regeneración, habrá descendido porcentualmente más de la mitad, respecto al total de población.
Si se mira en términos de número de personas, el panorama es aún más inquietante. Mientras en 1993 había 13.372.558 personas en el rango entre 0 y 15 años, en 2023 hay 12.414.936 personas y se espera que para 2060, según las proyecciones del Dane, sean 7.875.672 personas. Es decir, habrá un descenso de más de 4,5 millones de jóvenes en este rango respecto al dato actual.
Tendencias
En contraste, los mayores de 60 años no harán más que aumentar en proporción frente al total de población. En 2005, esta población era el 9 por ciento, en 2020 llegó al 13 por ciento y se calcula que en 2060 los mayores de 60 años serán el 31 por ciento de la población. Es decir, prácticamente se habrá triplicado esa proporción.
Todos estos datos permiten evidenciar una realidad contundente: como consecuencia del cambio demográfico, en las próximas décadas habrá aulas de colegios y universidades cada vez más vacías, se generará un mayor gasto en salud y un aumento anual en el déficit pensional y las empresas tendrán cada vez más dificultad para conseguir fuerza laboral.
El asunto se torna más preocupante si se tiene en cuenta que en Colombia son cada vez menos los nacimientos. Desde 2010, según lo demuestran cifras del Banco Mundial, Colombia perdió lo que se llama la fecundidad de reemplazo. Esto se refiere a la fecundidad mínima necesaria para que una determinada población, en este caso la de los niños, se mantenga indefinidamente en el tiempo sin disminuir su volumen. Esta cifra suele ubicarse en 2,1 hijos por mujer como promedio.
Mientras en 1990 cada mujer en Colombia tenía 3,08 hijos en promedio, en 2020 esa cifra llegó a 1,73. Si se mantiene la fórmula actual, aplicando una técnica estadística de regresión lineal, se puede evidenciar que a 2045 Colombia habrá reducido a la mitad su tasa de reemplazo. Para ese momento, cada mujer tendrá en promedio de un hijo, lo que reduce a futuro, en un 50 por ciento, la fuerza estudiantil y laboral.
El panorama para Colombia es bastante crítico comparado con otros países de la región. De las 12 naciones de Suramérica, Colombia ocupa el puesto nueve en cuanto a tasas de fertilidad. Está rezagada. Esta situación se ve agravada en Colombia por un hecho fundamental, y es que la mayoría de países de Europa y Asia están en el mismo proceso.
Según el informe ‘Perspectivas de la población mundial’, de Naciones Unidas, Europa necesita unos 60 millones de personas para poder equilibrar la fuerza laboral que mantenga a los más viejos. Es decir, este continente necesita inmigrantes jóvenes para mantener su nivel de vida. ¿De dónde salen estos inmigrantes? Buena parte de ellos llegan desde América Latina, atraídos por mejores oportunidades académicas y profesionales.
Entonces, naciones como Colombia entran en un ciclo crítico: mientras disminuye el número de jóvenes, aumenta la salida de los pocos que quedan hacia países con mejor desarrollo. El problema es que Colombia, contrario a las naciones desarrolladas de Europa, no es necesariamente el más atractivo para atraer inmigrantes jóvenes.
Consecuencias
Una de las consecuencias más directas del envejecimiento poblacional está en el eventual colapso del sistema pensional, más aún cuando en el Congreso se tramita un proyecto del Gobierno que busca, en esencia, fortalecer el llamado sistema de reparto, es decir, aquel en el que se usan las cotizaciones de los actuales trabajadores para pagar las pensiones de los adultos mayores.
Actualmente, cuando el país tiene el mayor porcentaje de su población en edad de trabajar, el déficit pensional, o sea, el dinero que el Estado tiene que sacar para pagar las pensiones, es de 40 billones de pesos. ¿Qué pasará en 40 años, cuando la población en edad de trabajar sea menor a la de los pensionados?
Otro impacto directo del envejecimiento poblacional está en el sistema de salud. Como es apenas obvio, con los años aumenta en todo ser humano la probabilidad de sufrir enfermedades que requieren mayor atención médica, pero con menos personas en edad de trabajar cotizando al sistema el sostenimiento será cada vez más complicado.
Adicionalmente, el cuidado de los adultos mayores exigirá una mayor contratación de personal asistencial, en un panorama en el que la mano de obra será escasa.
La disminución en el número de jóvenes también tendrá impacto en el mercado educativo. Hace un mes, los rectores de las universidades advirtieron una disminución en el número de matrículas. Por ejemplo, la Universidad Distrital detectó que hace unos años se vendían 58.000 formularios para ingresar a la institución y el año anterior se vendieron solo 36.000. Si bien es claro que esto se debe a múltiples factores, no es un secreto que estas instituciones empezarán a sentir la disminución en su demanda. De la misma manera como disminuyen las matrículas, también disminuye la fuerza laboral, pues las empresas tendrían cada vez menos opciones de reemplazar a los trabajadores que se jubilan.
Según un reciente informe del Blackrock Investment Institute, “la escasez generalizada de trabajadores podría crear incentivos para que las empresas los retengan, incluso si las ventas disminuyen, por temor a no poder volver a contratar. Esto plantea la posibilidad inusual de ‘recesiones de pleno empleo’”. Es decir, crisis económicas aun cuando la mayoría de la población tiene trabajo.
Esto se explica porque, según el instituto, las compañías tendrán que aumentar los precios de sus productos y con ellos se eleva la inflación y, posteriormente, las tasas de interés de los bancos centrales, que buscan frenar el alza en los precios.
Un país con menos crecimiento y más endeudado para evitar el colapso pensional y médico enfrenta también un encarecimiento de su deuda, lo que, nuevamente, impacta en las finanzas. Moody’s, S&P y Fitch, tres de las calificadoras de riesgo más prestigiosas, han advertido que este empeoramiento de la demografía en el mundo amenaza con crear mayores cargas fiscales y costos de endeudamiento para los gobiernos.
Imagine que tenga que llevar a su padre, adulto mayor, a un centro de atención especial, pero no haya suficiente personal para atenderlo. Eso ya ocurre en Europa. Imagine que quiere matricular a su hijo en la escuela, pero por falta de niños no hay oferta escolar. Eso ya ocurre en Corea del Sur. Colombia puede estar transitando ese mismo camino. Nos envejecimos.