Impactante: el conflicto armado en Colombia ha dejado 900 mil afectados entre enero y abril de 2025

La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (Ocha) reveló una impactante cifra de lo que siguen siendo los estragos del conflicto en Colombia. Según la información publicada por la organización, tan solo en lo corrido entre enero y abril de 2025, 866 mil personas han sido afectadas por desplazamientos, confinamientos y violencia, una cifra que es cuatro veces mayor que en el mismo periodo de 2024.

De acuerdo con lo dicho por la Ocha, este fenómeno ha sido impulsado principalmente por la situación de orden público en el Catatumbo. En 2024, más de 86 mil personas fueron afectadas por desplazamientos y confinamientos en Chocó, Nariño y el Valle del Cauca. La asignación del Fondo de Emergencia de la ONU permitió la respuesta coordinada de ocho agencias para acompañar a la comunidad de las regiones.

Y es que, de acuerdo con el reporte de finales de marzo de este año, elaborado por la Ocha, los enfrentamientos entre grupos armados en la región del Catatumbo, en el noreste de Colombia, habían dejado más de cien mil personas afectadas. De estas, más de 50 mil fueron desplazadas hacia los cascos urbanos de Cúcuta, Tibú y Ocaña y, hasta ese momento, se encontraban albergadas en refugios temporales, hoteles y comunidades de acogida en estas ciudades.

En febrero hubo menos desplazamientos masivos en comparación con las primeras semanas de la emergencia y se reforzó la presencia de la Fuerza Pública. Pero la violencia en el territorio continuó en aumento, con al menos 35 acciones armadas reportadas en los municipios de Tibú, Convención, Teorama y El Tarra (en el primer trimestre), dejando a la población civil en medio del fuego cruzado, incluyendo niños y adolescentes.

La violencia ha llegado también a la ciudad de Cúcuta con atentados y hostigamientos con artefactos explosivos improvisados a la infraestructura militar, como lo detalló el último informe.

Algunas personas que permanecían en los cascos urbanos de Cúcuta, Ocaña y Tibú, estarían retornando sin las condiciones de seguridad a sus veredas, a pesar del peligro que suponen las minas antipersonales, las amenazas y la continuidad de las acciones armadas. Intentan regresar ante el deterioro de sus cultivos, el abandono de animales de crianza y los riesgos de despojo de sus tierras y viviendas.