Política
Gustavo Petro vuelve a provocar a Trump, ahora con el metro de Bogotá, que nunca le ha gustado. Esto dijo
“Me parece correcto que la banca financiada por EE. UU. no financie proyectos de lo que considera su competencia”, dijo el presidente sobre el anuncio de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental.


El presidente Gustavo Petro respondió a la primera consecuencia que vive Colombia de Estados Unidos tras su decisión de adherirse a la Ruta de la Seda, la ambiciosa estrategia de China para expandir su poder político y económico en el mundo, mediante proyectos de infraestructura, comercio, inversión e innovación.
Petro, al anunciar que Colombia haría parte de esa iniciativa, había lanzado un sablazo a Estados Unidos. “Tanto América Latina como Colombia somos libres, soberanos, independientes, y las relaciones que establecemos con cualquier pueblo del mundo deben darse en condiciones de libertad e igualdad”.

Luego, ante el alud de preocupaciones de los empresarios por lo que podría significar esto, en medio de la guerra arancelaria Trump con Xi Jinping, el presidente contestó: “Pues yo espero que Estados Unidos permita seguir siendo socio de tú a tú”. Y después, aclaró: “No tengo ningún resentimiento, ningún resquemor con Estados Unidos”.
Los temores de los gremios y los líderes políticos de eventuales retaliaciones de Estados Unidos que, por ejemplo, presionó a Panamá para que se retirara de ese acuerdo, se concretaron. Y este jueves, apenas unos días después del anuncio de Petro, el primer impacto llegó.
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A través de su cuenta oficial de X, la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental confirmó que el gobierno Trump “se opondrá enérgicamente a proyectos recientes y próximos desembolsos por el Banco Interamericano de Desarrollo y otras instituciones financieras internacionales para empresas estatales y controladas por el Gobierno chino en Colombia”.
“Estos proyectos ponen en peligro la seguridad de la región. Los dólares de los contribuyentes norteamericanos NO DEBEN utilizarse de ninguna manera por organizaciones internacionales para subsidiar empresas chinas en nuestro hemisferio”, dijo la oficina del Departamento de Estado al respecto.
Los ojos del país giraron hacia el proyecto más grande de infraestructura, desarrollado un 100 % por una compañía china, pero financiada por el BID y el Banco Mundial: el metro de Bogotá. Petro, que ha sido un acérrimo contradictor de ese proyecto, porque no se hizo como él quería, mostró que lejos de preocuparlo, el anuncio del Departamento de Estado le gusta.
“Me parece correcto que la banca financiada por EE. UU. no financie proyectos de lo que considera su competencia. Mi gobierno respetará ese principio. El Gobierno de EE. UU. debe esmerarse en que las empresas estadounidenses liciten en los proyectos que el Gobierno nacional va a abrir. Mi deber es garantizar transparencia”, escribió en su cuenta de X en la mañana del viernes 16 de mayo.

Desde la llegada de Trump al poder, el tema del metro ha sido sensible con esa administración. De hecho, Mauricio Claver-Carone, enviado especial de Estados Unidos para América Latina, había dicho que su país no veía con buenos ojos la presencia de China en ese megaproyecto.
“Tienen en Colombia un programa de diversidad, equidad e inclusión de aproximadamente 450 millones de dólares y luego 500 millones para que los chinos construyan el metro en Bogotá. ¿En serio? ¿Es ahí donde debería ir su dinero? ¿Y luego quieren que les demos más dinero?”, aseguró en su momento.
El alcalde Carlos Fernando Galán, sin embargo, salió a apaciguar los temores. “Haremos todo lo necesario para garantizar que la Línea 1 del Metro entre en operación en marzo 2028 y el sueño de Bogotá sea, por fin, realidad”, dijo al compartir un comunicado de la Alcaldía.

“La Alcaldía Mayor de Bogotá y la Empresa Metro de Bogotá mantienen una relación directa con la Banca Multilateral, que participa en la financiación de la ejecución de la Línea 1 y en el proceso licitatorio de la Línea 2 del metro de Bogotá. Esa relación estrecha nos permite contar con la participación de la Banca, con su confianza y su compromiso con los aportes y el desarrollo del proyecto de Línea 1. La supervisión que realizan al cumplimiento de las metas y de los hitos, así como los desembolsos de los créditos, nos permiten manifestar que estamos tranquilos con el soporte financiero que la Banca Multilateral nos ha brindado”, asegura el documento.
Además, se enfatiza que el alcalde viajó a Washington el pasado mes de abril y allí se reunió con el presidente del BID y directivos del Banco Mundial, “quienes directamente manifestaron su compromiso y la tranquilidad en el desarrollo de Línea 1 y en el proceso licitatorio de la Línea 2 para Bogotá. Basados en eso, el proyecto avanza dentro de los tiempos estimados. Bogotá cuenta con todo el soporte financiero que el proyecto necesita para continuar ejecutándose”.

No es la primera vez que Petro se lanza en contra del metro. Hace unas semanas, el presidente publicó un trino en el cual se despachaba, no solo contra el proyecto, sino contra el alcalde Carlos Fernando Galán: “Lo de siempre, Bogotá permite lo peor para ella misma, no sirve el metro elevado, pero como no han hecho uno, háganlo y nos endeudamos y, con el pecado y sin el género, y por lo menos por medio siglo, solo para satisfacer los caprichos de un niño rico”.
El alcalde le contestó en ese momento: “Sus afirmaciones frente al metro de Bogotá, que dice soportar el estudio de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, tampoco tienen sustento. Empieza diciendo que el metro elevado no le sirve a Bogotá. Se equivoca presidente, el metro que no le sirve a Bogotá es el que no existió por más de 80 años, un metro que no pasó de renders. Este es el primer metro que la ciudad ve construyéndose”.
La oposición, ahora, señala al primer mandatario por las posibles afectaciones que pueda tener ese proyecto, que es un sueño de los bogotanos por décadas. “¿El metro de los bogotanos está en juego? Esto es lo que produce Petro, un irresponsable al que solo le importa su delirio y no el desarrollo del país”, escribió la congresista María Fernanda Cabal.