Política
Gobierno Petro: funcionarios que denunciaron corrupción temen por sus vidas. Leyva señala al presidente. ¿Quién quiere silenciarlos?
En diferentes momentos, Álvaro Leyva, Francia Márquez y Augusto Rodríguez han hecho públicas explosivas cartas en las que, tras revelar escándalos en el gobierno, aseguran que están en riesgo. Luis Carlos Reyes también contó un episodio similar.


Un escrito publicado en la mañana de este martes por Álvaro Leyva parecía un déjà vu. El excanciller es el cuarto alto funcionario que, tras hacer graves denuncias, advierte que su vida está en peligro. Leyva no tiene dudas de dónde vienen las amenazas que ha recibido y responsabiliza al mismo presidente Petro de lo que pueda ocurrirle. Lo que impacta es que no ha sido el único: Francia Márquez, Augusto Rodríguez y Luis Carlos Reyes han advertido lo mismo en diferentes momentos.
La misiva de Leyva aparece tras dos extensas cartas que han dejado al país boquiabierto, pero que, al final, no han tenido consecuencias serias para ningún poderoso, aunque sí para el excanciller. “Desde entonces hemos sido amenazados por desconocidos en varias oportunidades”, dijo.
No solo cree que peligra su integridad física, también su reputación. Según le han dicho, el Gobierno estaría buscando enlodarlo con un proceso penal o administrativo para restarles peso a sus denuncias. “Tratando de que se me endilgue algún comportamiento que sirva para poderme imputar cualquier delito. En días pasados, un agente de policía judicial contactó a una persona cercana a mí y le pidió información”, sostuvo en su texto.
Leyva asegura que todo viene de la Casa de Nariño. “El propio presidente dijo que encausaría contra mí la justicia penal ante el imaginario complot que, en su delirio, estaría yo, supuestamente, organizando junto con el representante a la Cámara de Estados Unidos, Mario Díaz-Balart”.
Lo más leído
Y en efecto, así lo dijo el presidente. “Es la extrema derecha estadounidense, la misma que mató a John F. Kennedy. Él es el jefe y lo que buscan es usar al Congreso para tumbar al presidente. Si eso llegase a pasar, debe estallar la revolución colombiana”, dijo en un inicio el primer mandatario, que siempre ha sostenido la tesis que quieren sacarlo del poder.
Vuelvo a repetirlo senador Diaz Balart, y usted lo sabe muy bien, no solo intenta derribar al presidente de Colombia, por vía parlamentaria en alianza con la extrema derecha colombiana, sino silenciarme para que no esté en la campaña electoral
— Gustavo Petro (@petrogustavo) May 7, 2025
Espero y creo en eso, que no… https://t.co/nTtiIkyA7k
Y luego puso los ojos en Leyva. “Espero y creo en eso, que no cuenta con el Gobierno de EE. UU., no puede ser tan ciego y torpe. Si usted derriba al presidente de Colombia, estallará la revolución en Colombia. Además de Leyva, hay otros y otras que lo ayudan. Aún yo muerto, estallará la revolución en Colombia”.
El excanciller ha soltado en sus cartas explosivas revelaciones sobre la supuesta adicción a las drogas del primer mandatario, ha dicho que está “preso del vicio”, ha cuestionado su círculo cercano, ha hablado de Benedetti y de Laura Sarabia, y ha narrado episodios que él presenció como canciller en los que el presidente se “perdió” en las visitas oficiales a otros países.
En otro gobierno, un señalamiento de un excanciller, que responsabiliza por su vida a un presidente, habría sido un escándalo enorme. Pero en el Gobierno Petro, la escena simplemente se repite.
Ya la había protagonizado en otro momento Francia Márquez. La vicepresidenta, que fue uno de los más poderosos símbolos del cambio, hoy se siente decepcionada. Ella también escribió una sentida carta.
“Colombianas, colombianos. Vine a este gobierno para trabajar por la igualdad, la equidad y la justicia social. No por la burocracia, ni por la politiquería, ni por los intereses que han frenado el verdadero cambio”, decía la reveladora misiva.

“Hoy, mi vida corre peligro. Denunciar la corrupción y señalar lo que está mal tiene consecuencias. No me han atacado con argumentos, sino con amenazas contra mi vida y la de mi familia. Aun así, no me callarán. No me rendiré”.
“Porque el cambio que prometimos no será frenado por el miedo. Hoy, por haber dicho estas verdades, intentan y seguirán intentando enredarme en escándalos o en maniobras políticas en mi contra que únicamente buscan dañar mi imagen. La corrupción no tiene cabida en el cambio que prometimos”, insistió la vicepresidenta. Nada pasó tampoco.

Márquez había hecho días antes una sentida presentación en el primer consejo de ministros televisado, en la que había comenzado diciendo que le dolía mucho la corrupción campante del gobierno que había prometido el cambio. “No me parecen, en este gobierno las actitudes de Laura Sarabia con nosotros, conmigo. Me ha tocado decirle: ‘Respéteme, que soy la vicepresidenta’. Y no me parece, y respeto a Benedetti, pero no comparto su decisión, presidente, de traer a este gobierno a estas personas que, sabemos, tienen gran parte de responsabilidad con lo que aquí está pasando”, aseguró la vicepresidenta.
Las declaraciones de la vicepresidenta generaron titulares, pero en el gobierno nada pasó.
También teme por su vida quien habría sido uno de los coequiperos más cercanos a Gustavo Petro, desde la época en que ambos militaban en el M-19: Augusto Rodríguez.
En ese polémico consejo de ministros, Rodríguez fue quien puso los ojos en Benedetti y lo vinculó con Papá Pitufo. “El señor Benedetti no ha sido condenado. No sé en qué va a terminar el tema de las investigaciones, pero comenzaron con él el tema del señor Pitufo, y no sé dónde van a terminar. En la primera reunión que supe que hubo, estuvo el señor. Lo puedo sostener porque me lo dijeron”, aseguró Rodríguez.
“Pienso que este espacio no es el espacio del señor Benedetti. No renuncio. No acepto que me digan sectario”, agregó.
Ese día, Petro salió a defender como un león a su hoy ministro del Interior. “Tiene un toque de Jaime Bateman, que es la magia. Benedetti tiene magia, no es lo mismo un cachaco haciendo política que un costeño haciendo política. Y aunque hay cosas malas, la perfección no existe, existe la segunda oportunidad”, aseguró el presidente.
"La única razón por la que Benedetti está al lado mío es porque tiene una especie de virtud, que es ser loco. Era Bateman... La locura puede hacer revoluciones" dijo el presidente Petro en su Consejo de Ministros. https://t.co/if1kX8q65f pic.twitter.com/3TgV8ExnMU
— Revista Semana (@RevistaSemana) February 5, 2025
Rodríguez, después, publicó la foto de Xavier Vendrell y Armando Benedetti en la Casa de Nariño, para respaldar sus denuncias.
El escudero del presidente escribió también una carta en la que detalló esa denuncia, pero deja claro que teme por su vida. “Soy consciente de la seriedad e importancia de lo acá indicado, y que estoy expuesto a todo tipo de componendas, montajes y denuncias, como las que acostumbran estos grupos. Pero también me animo a hacer público que no estoy deprimido, no suelo atentar contra mi propia integridad y disfruto de buena salud”, escribió.

Los comentarios de inmediato recordaron la muerte del coronel Óscar Dávila, adscrito a la Casa de Nariño y salpicado en el escándalo de la niñera de Laura Sarabia, a quien mandaron chuzar como si fuera miembro del Clan del Golfo, en medio del oscuro episodio del robo de una maleta en el apartamento de la mujer más poderosa del gobierno. En el caso de Dávila, Medicina Legal confirmó que sí se trató de un suicidio.
Otro alto funcionario que denunció amenazas directas dentro del gobierno fue Luis Carlos Reyes. El entonces ministro de Comercio sí les puso nombre y apellido. Fue el saliente embajador en Londres, Roy Barreras, quien lo coaccionó con el fin de que nombrara, según él, a sus recomendados en la Dian.
Reyes le había contado al presidente Petro las presiones que vivía por parte de uno de los hombres clave de la campaña. Y, al enterarse, Barreras se fue con toda contra él.
“Roy, quien era presidente del Senado y estaba en su proceso de quimioterapia por su cáncer, de un momento a otro me agarró del brazo muy fuerte, con un vigor impresionante y casi que me empujó contra el atril y empezó a gritar: ‘Miren este tipo, en él no se puede confiar, es un chulo’. Como yo le había contado al presidente Petro las recomendaciones que me había hecho Roy, me imagino que le llamó la atención. Se sintió bastante amenazante”, narró a SEMANA en su momento el exministro.

“Recuerdo la analogía que hacía Roy cuando me comparaba con un futbolista joven y talentoso, un Messi al que le podían romper las piernas, pero que, afortunadamente, contaba con el respaldo del presidente del Senado; se siente y es objetivamente amenazante”, expresó.
Dijo que ese tema se lo contó a Petro. “Esta analogía de Messi, que se la conté al presidente, tiene esa doble calidad de ser una amenaza graciosa. Interpreto la reacción de Petro como una indignación mezclada con risa. Roy es un personaje literalmente de teatro”.
Reyes entregó a la Fiscalía los cuadros de Excel con el listado de recomendados que le exigían y narró detalles de cómo los escuderos de Petro ejercían esas presiones de manera constante. Fue él quien terminó saliendo del gobierno.
El hecho de que tantos altos funcionarios se sientan en peligro por el mismo gobierno en el que trabajan o han trabajado no tiene antecedentes. En un país en que los grupos armados, los narcos y las bandas han intimidado a funcionarios por décadas, no se había visto con tanta magnitud que el temor se infundiera desde el poder, por dentro.