Política

Excompañera sentimental de Gilberto Rodríguez Orejuela narró detalles inéditos sobre cómo el narco robó el Banco de la República: “Construyeron un túnel de una cuadra”

Aura Rocío Restrepo contó los detalles en su más reciente libro titulado ‘Gilberto y yo, así viví, así amé y así sobreviví al cartel de Cali’. SEMANA revela apartes de uno de sus capítulos.

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28 de octubre de 2025, 3:15 p. m.
Aura Rocío Restrepo y Gilberto Rodríguez Orejuela.
Aura Rocío Restrepo y Gilberto Rodríguez Orejuela. | Foto: FOTO1: SEMANA/FOTO2: SEMANA.

Aura Rocío Restrepo, excompañera sentimental de Gilberto Rodríguez Orejuela, uno de los jefes y fundadores del Cartel de Cali, quien falleció en mayo de 2022, estrenó un nuevo libro. Se titula ‘Gilberto y yo, así viví, así amé y así sobreviví al Cartel de Cali’ y reveló detalles inéditos de varios episodios de la vida nacional.

Uno de ellos —del que no se conocían mayores detalles— de cómo Gilberto Rodríguez se robó el Banco de la República en Pasto, uno de los asaltos cinematográficos que ocurrieron contra la entidad bancaria del Estado. Ocurrió el 26 de abril de 1977.

“Desde un túnel excavado con precisión quirúrgica, un grupo de delincuentes logró ingresar a la bóveda del banco central en la frontera con Ecuador y se llevó 82 millones de pesos —una cifra colosal para la época y que para el año 2025 serían cerca de treinta mil millones de pesos, más de siete millones de dólares— sin disparar un solo tiro. Pese a las promesas de las autoridades, el caso cayó en la impunidad. Apenas hubo algunas capturas”, narró Restrepo.

Aura Rocío Restrepo reveló cómo es su vida luego de ser la esposa de un capo de la droga.
Aura Rocío Restrepo y Gilberto Rodríguez. | Foto: Redes sociales: @AuraRocioRF

Quien le entregó la información secreta fue Luis Eduardo, hijo de Jaime Álvarez, testigo directo de los hechos porque participó en ellos. “No son rumores, no son conjeturas: es la reconstrucción silenciosa de un crimen que bien podría haber sido escrito para la gran pantalla”, precisó.

Según Luis Eduardo, tras salir de la cárcel, Gilberto Rodríguez Orejuela buscaba una nueva fórmula para enriquecerse. Algo menos riesgoso, más efectivo y sin dejar tantos rastros.

“Pasto ofrecía la distancia necesaria para operar lejos de las miradas curiosas de Cali, y la cercanía con la frontera habría rutas de escape. Así empezó a planear un golpe monumental”, explicó.

Aura Rocío Restrepo
Aura Rocío Restrepo. Autora del libro: Ya no quiero callar: Mi historia como testigo, amante y confidente de Gilberto Rodríguez Orejuela. Bogotá Abril 27 de 2022. Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO

La ejecución del plan comenzó en el primer semestre de 1976. Gilberto y Jaime viajaron a Pasto con cédulas falsas, firmando como Samuel Chaparral y José González.

El objetivo era claro: estudiar el terreno y evaluar la viabilidad del golpe.

“El Banco de la República estaba en el corazón de la ciudad, rodeado por edificios oficiales como la Gobernación y la Alcaldía. Una zona altamente custodiada, transitada a toda hora. Sin embargo, a pocos metros, sobre la misma acera, encontraron un local comercial que parecía hecho a la medida de sus necesidades. Lo alquilaron sin mayor inconveniente usando los documentos falsos. Y ahí surgió la fachada perfecta: montar una cafetería bar con música alta que disimulara el ruido de las excavaciones“, se lee.

Aura Rocío Restrepo
Aura Rocío Restrepo. Autora del libro: Ya no quiero callar: Mi historia como testigo, amante y confidente de Gilberto Rodríguez Orejuela. Bogotá Abril 27 de 2022. Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO

Desde allí observaron el flujo de empleados públicos, los hábitos de los clientes, y con una amabilidad calculada comenzaron a obtener información.

“Solo excavaban los fines de semana, cuando el edificio quedaba desocupado. Traían y sacaban los materiales con discreción. El túnel fue diseñado por un ingeniero de confianza en Cali, quien viajó con dos obreros —Cuartas y Marmolejo— y permaneció el tiempo justo para diseñar los planos y coordinar la obra. Los trabajadores atendían clientes durante el día y cavaban durante las noches, en turnos programados y sin levantar sospechas. El mayor reto fue deshacerse de la tierra. Pero para Gilberto eso no era un problema, sino un desafío logístico”, añadió Aura Rocío Restrepo en su libro.

Jaime se convirtió, improvisadamente, en comerciante de papa, el principal producto de la región, y compró un camión azul, placas MDJ-030. Nadie imaginaba que el hombre que viajaba con discreción a Pasto estaba orquestando uno de los robos más audaces de la historia judicial del país.

En la tercera semana de abril de 1977 se ejecutó el plan.

“Los topos culminaron su trabajo: un túnel de casi 50 metros de longitud, 1.60 de alto y apenas 60 centímetros de ancho, suficiente para arrastrarse en fila india hacia el corazón del banco. El plan se activó el sábado al mediodía, justo cuando los empleados del Banco de la República, en Pasto, terminaban el arqueo del dinero”.

“Cuando el edificio quedó desierto, los delincuentes irrumpieron. Con la precisión de una cirugía, desactivaron las alarmas, cortaron la corriente eléctrica y usaron gatos hidráulicos y ventosas para abrir la bóveda. Tuvieron tiempo: el fin de semana completo. Se llevaron 82 millones 670.000 pesos, en billetes de cinco, veinte, cien y doscientos pesos. Dejaron atrás, por inservibles, cinco millones en billetes de quinientos que ya estaban fuera de circulación desde el atraco al banco de Cartagena en 1973″.

La fuga también fue planeada con el mismo nivel de detalle, reveló Restrepo.

“Mientras las autoridades cerraban la frontera y bloqueaban las vías hacia Ecuador, convencidos de que los responsables huían hacia el sur, Gilberto y Jaime ya estaban lejos. Habían partido muchas horas antes, rumbo al norte, al Valle del Cauca. En un camión de papa, entre bultos, viajaban las herramientas… y el botín. En Cali, escondieron el dinero en un taller mecánico del centro. Permaneció allí, enterrado, durante meses”, narró.

El libro está a la venta en las principales librerías del país y con él la escritora pretende que el país conozca la verdad y no repita la historia amarga del narcotráfico.