Política
El otro ‘chicharrón’ de Colombia Humana, el partido de Gustavo Petro, que le impediría fusionarse con el Pacto Histórico
El magistrado Altus Baquero, del CNE, planteó en su ponencia problemas en la asamblea interna de Colombia Humana, pero el partido de Petro enfrentará otro lío jurídico en la Sala Plena.

Este lunes, 8 de septiembre, el magistrado del Consejo Nacional Electoral (CNE), Altus Baquero, aprobó en una ponencia la fusión de los partidos políticos Unión Patriótica, Polo Democrático y Partido Comunista para convertirse en el nuevo movimiento del Pacto Histórico. Y dejó por fuera a Colombia Humana, la casa política que fundó Gustavo Petro y que obtuvo su personería jurídica cuando se convirtió en el sucesor de Iván Duque.
Baquero argumentó en su tesis jurídica que la decisión interna que tomó Colombia Humana cuando pretendió fusionarse debió ser adoptada con el voto favorable de las dos terceras partes de los delegados asistentes y un cúorum de las dos terceras partes de los miembros afiliados. Y no ocurrió.

Como en la colectividad hay 114.381 afiliados, se necesitaba un cuórum de 76.315 personas y, cuando se votó por la fusión del partido, solo hicieron presencia 1.280 personas. ¿Qué pasó con el resto?
La ponencia de Baquero llegará a la Sala Plena del CNE la semana entrante, lo más probable es que sus compañeros expongan el otro chicharrón que tiene Colombia Humana para fusionarse en un solo partido del Pacto Histórico: los magistrados Benjamín Ortiz y Álvaro Hernán Prada radicaron otra ponencia en contra de ese partido político y pidieron a la Sala Plena que esa colectividad sea sancionada por 1.200 millones en la investigación contra Gustavo Petro por la presunta violación de topes electorales y la financiación irregular de su campaña en el 2022. La ponencia no se ha decidido en Sala Plena.

Esa ponencia, donde Colombia Humana sale involucrada, no se ha votado. Mientras los magistrados no decidan, habrá otro limbo jurídico que le impediría al partido de Petro fusionarse.
Cabe recordar que el Artículo 14 de la Ley 1475 de 2011 dice textualmente: “No podrá acordarse la disolución, liquidación, fusión y escisión voluntaria de un partido o movimiento político cuando se haya iniciado el proceso sancionatorio”.
Por eso, el CNE concedió la escisión del Movimiento Alternativo, Indígena y Social (Mais) y le otorgó la personería jurídica al Movimiento Progresistas, que surgió de esa división. De la nueva colectividad hacen parte la senadora María José Pizarro y los congresistas David Racero y Heraclito Landinez.
No obstante, la Sala Plena del CNE puso una condición: que la decisión se aplace y quede en firme cuando el Mais pague las sanciones económicas vigentes que tiene en su contra.
Si la sala Plena del CNE condicionó al partido político de Pizarro, Racero y Landinez, ¿por qué tendría que pasar por alto la sanción económica pendiente por votarse contra Colombia Humana? ¿Se aplicará la igualdad de criterio?

Lo más fácil para el partido Colombia Humana, por la premura del tiempo, es que pague la sanción económica, pero son 1.200 millones de pesos, una cifra alta para un partido político que ha estado embargado y con problemas de liquidez.
Hacerlo supone reconocer que sí se violaron los topes electorales de la campaña presidencial del 2022, un tema que Gustavo Petro niega en todos los escenarios.
SEMANA confirmó que Colombia Humana cuenta con 27 investigaciones, de las cuales 13 tienen acto administrativo y otras 14 están por averiguar. Uno de los procesos es una solicitud de sanción al partido por no llevar a cabo la elección del Consejo Nacional de Control Ético.
En ese orden de ideas, Colombia Humana tiene dos problemas serios que tendrá que resolver para que le permitan fusionarse y hacer parte de la nueva era del Pacto Histórico.
La situación es tan preocupante que el precandidato presidencial Gustavo Bolívar reconoció que examinan un ‘plan B’ que consiste en que todos los aspirantes al Senado y la Cámara renuncien a sus partidos políticos y se unan a uno solo de cara al 2026. No obstante, tendría que examinarse el fantasma de la doble militancia.
Cualquier escenario no parece sencillo y la falta de tiempo amenaza con aguarle los planes políticos a Gustavo Petro en 2026.