Política
El otro ángel de Miguel Uribe: esta es la historia de Delia Jaramillo Hoyos, la esposa del padre del precandidato presidencial
Conoció al senador desde que tenía 11 años, lo llamó “hijo” y estará en la crianza de Alejandro, como se lo pidió María Claudia Tarazona. Se movió en el mundo de la moda, la fotografía y las relaciones públicas.

No le gusta el protagonismo, no lo quiere, es prudente y evita los excesos mediáticos cada vez que puede. No obstante, Delia Jaramillo Hoyos, la esposa de Miguel Uribe Londoño, el padre de Miguel Uribe Turbay, dejó de ser anónima para la opinión pública el miércoles 13 de agosto en medio del funeral del congresista del Centro Democrático, adelantado en la Catedral Primada de Bogotá. “¿Quién es ella?”, preguntaron en silencio varios de los asistentes a la ceremonia.
En primera fila, vestida de negro, impecable, y refugiando a su esposo –con quien se conoce hace 29 años–, recibió los elogios de María Claudia Tarazona, la esposa del fallecido. También de su propia pareja.
“Delia, la mamá que Miguel tuvo la fortuna de tener en su vida, Miguel te amó y tuvo una inmensa gratitud por ti al haberlo acompañado y amado tantos años de su vida. Hoy te pido que me guíes y me acompañes a criar a Alejandro, mi hijo. Gracias por amarlo de la manera que lo haces y por acoger a mis hijas como tus nietas”, le dijo desde el atril mientras su voz se quebraba y el público la escuchaba en un silencio sepulcral. La madre de Miguel –como también la llaman–, con su rostro cubierto de tristeza, guardó silencio y lloró desconsolada desde una de las bancas de la Catedral Primada.
Delia se ganó un espacio en la vida de Miguel Uribe Turbay. Siempre lo llamó “hijo” o “Miguelito”. Lo conoció cuando él tenía 11 años y lo acompañó durante la adolescencia y la época en la que tuvo sus primeras novias de colegio. “La relación entre ambos era impecable”. Así la definió a SEMANA un pariente del fallecido congresista.
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Ella, una mujer de paz y amor, como la describen sus más cercanos amigos, se conoció con Miguel Uribe Londoño, quien hoy tiene 72 años, en Bogotá hace 29 años, casi cinco después del fallecimiento de la periodista Diana Turbay, madre de Miguel Uribe Turbay, asesinada en medio de un rescate tras su secuestro a manos de Pablo Escobar.
Delia armó una fiesta y él asistió. Ocho días después, organizó un torneo de golf del Hotel Intercontinental –donde ella laboró–, y Miguel Uribe Londoño llegó. Ahí empezó el romance.
Oriunda de Chinchiná, Caldas, pero criada en Cali, esperó 20 años para casarse con el padre del senador. Lo hicieron de común acuerdo. Miguel Uribe Turbay salió de su casa hace 11 años rumbo a la iglesia con María Claudia Tarazona, y Miguel Uribe Londoño se comprometió por lo civil un mes después.
Miguel (papá) y Delia acordaron que solo se casarían hasta que el joven político del Centro Democrático lo hiciera. Y ocurrió. Miguel Uribe Londoño era el padre y la madre del senador. Vivían juntos, eran felices, comían, viajaban, leían. El mundo giraba alrededor de ambos, y ella no quiso interrumpir la vida del entonces joven y su padre.
De hecho, Uribe Londoño –como lo reconoció a SEMANA el excontralor Julio César Turbay, tío de Miguel– fue un “extraordinario” padre, el hombre que se puso al frente de la crianza de Miguel Uribe Turbay hasta los 28 años, cuando dejaron de vivir juntos.
Nydia Quintero, la abuela del congresista, atendía al pequeño los fines de semana y vivió con él durante un año y tres meses, pues el padre del entonces pequeño enfrentó una situación difícil. “Papá Miguel era todo, el que iba a las reuniones del colegio y recibía las calificaciones”, describió una de las mejores amigas de Diana Turbay.
Hasta los últimos días de su vida, Uribe Turbay hablaba por teléfono hasta tres y cuatro veces con su padre. Delia Jaramillo Hoyos fue testigo de las íntimas y profundas conversaciones entre ambos.

El amor de la caldense por el joven senador fue de tal quilate que, tan pronto conoció la noticia del atentado, el pasado 7 de junio, lloró desconsolada junto con su esposo. Y apenas conoció que Uribe Turbay seguía vivo, aunque inconsciente, se unió a las multitudinarias voces que le pidieron a Dios un milagro. Nunca desfalleció. Guardó las esperanzas y tuvo fe en que Miguel saldría vivo de la Fundación Santa Fe.
No había día en que esta mujer de 68 años –los cumplió el pasado 20 de julio, en medio de la tristeza por lo ocurrido– no visitara a Miguel. Desde un vidrio oraba sin detenerse y mirando fijamente el cuerpo de Uribe Turbay. También desde el interior y la intimidad del cuarto, en la uci. En cada parte médico, ella estaba presente. Siempre en silencio, pasando inadvertida. “No podía dejar sola a María Claudia Tarazona”, le dijo a SEMANA un amigo de la familia del senador.
Delia Jaramillo Hoyos estuvo presente el día en el que el cardenal de Colombia, monseñor Luis José Rueda, llegó hasta la uci en la Fundación Santa Fe y visitó a Miguel Uribe Turbay. El religioso, con discreción, llevó el copón que utilizó el papa Francisco cuando celebró la eucaristía en el parque Simón Bolívar, en Bogotá, el 7 de septiembre de 2017.
Lo impuso sobre el cuerpo del político, quien fue secretario de Gobierno de la capital cuando el santo padre visitó Colombia, y oró durante varios minutos. Luis José Rueda confió hasta el último minuto en que Miguel Uribe Turbay pudiera ser uno de los milagros del sumo pontífice, fallecido el 21 de abril de 2025.
Delia, cada vez que podía, se acercaba a Uribe Turbay, lo llamaba “amor mío”, le pedía incansablemente que se despertara y le decía con su tono de voz dulce que no sabía la avalancha, la cosecha que ella estaba recibiendo producto de lo que él había sembrado.
“No me caben en la mano, necesito que vengas a recibir todo esto”, le expresaba. Se refería a los mensajes, estampitas, rosarios que recibía diariamente la familia y que provenían, en muchos casos, de personas que no conocían.

María Carolina Hoyos (la hermana de Miguel Uribe Turbay), María Claudia Tarazona, María Victoria y Claudia Turbay (las tías) tienen más de una historia de fe que guardan como su más profundo tesoro.
Delia Jaramillo Hoyos ha tenido una vida profesional exitosa que giró alrededor de la moda en Colombia. Fue modelo, diseñadora, propietaria de una empresa de confecciones y pasó al sector hotelero. En el Intercontinental de Medellín fue directora de Mercado y ocupó el mismo cargo en el Radisson, en Bogotá. Con los años estudió fotografía. “Es una mujer incansable”, narró otra de sus amigas.
Modeló en los años ochenta con el actor colombiano Danilo Santos y Marlene Henríquez Lux, la primera top model colombiana, a quien llama “hermana”, fallecida el pasado 3 de agosto en Bogotá.
En el ámbito fotográfico, adelantó una campaña social que tuvo un gran impacto en el país. Se llamó Buscando un jardín para María Peñaranda, una exposición fotográfica que realizó durante dos años y cuya protagonista era una mujer que vivía en una cueva a orillas del mar Caribe, en una zona sagrada para los wayús. Ella consiguió que médicos fueran desde Riohacha y le atendieran su salud, y que una tejedora le llevara alimentos. María murió al inicio de la pandemia por el covid-19.
Delia Jaramillo Hoyos, seguramente, no será inferior al pedido de María Claudia Tarazona y ayudará a cuidar a Alejandro, el hijo del senador Miguel Uribe Turbay, quien cada vez que la visita en su apartamento en Bogotá juega con ella entre regalos. Es su nieto, así lo reconoce y así lo llama. “Tengo una hija y un hijo porque Miguelito seguirá en mi corazón siempre”, les dice a sus amigas.
La familia Turbay habla de las virtudes humanas de Delia. Ella, por ejemplo, tuvo una gran relación y admiración por Nydia Quintero, abuela materna de Miguel Uribe Turbay. Igualmente, con sus hijos Julio César, María Victoria y Claudia, y también con María Carolina. “Su vida está llena de amor”, concluyó otra de las amigas consultadas por SEMANA.