El novelón de los pasaportes: estas son las razones por las cuales Laura Sarabia firmó una nueva urgencia manifiesta con Thomas Greg & Sons

La Cancillería de Laura Sarabia no tiene otra opción que firmar una nueva urgencia manifiesta con Thomas Greg & Sons por 11 meses más para garantizar la producción de pasaportes en el país. SEMANA conoció detalles de las negociaciones que se están dando en el Ministerio de Relaciones Exteriores para determinar la hoja de ruta que se pondrá en marcha, sabiendo que el presidente Gustavo Petro había advertido que no quería que ese contrato siguiera en manos de la multinacional.

El excanciller Luis Gilberto Murillo había establecido un convenio con la Casa de la Moneda de Portugal, que, según reclamó Sarabia en los últimos días, tenía algunas falencias que podrían afectar al país. La ministra cuestionó a su antecesor por no concretarlo.

Una de las dudas que se generó es que un artículo establecía que el convenio iba a estar sometido bajo las leyes de Portugal, lo cual fue considerado problemático para la nueva administración, por lo que se pensó que podría terminar afectando al país o acarrear demandas. De hecho, ese punto fue una de las principales discusiones con los portugueses en las reuniones que se han hecho a lo largo del año, aunque los lusos ya habrían cedido en ese punto para avanzar en el acuerdo.

Otro de los líos que tenía el convenio firmado por Murillo con Portugal es que estaba tasado en euros, lo cual también podría afectar al país, sabiendo que el euro ha aumentado más del 12 por ciento con respecto al peso colombiano en los últimos cinco años. Esto, entre otras, no solo implicaría que el pasaporte pudiera llegar a costar más de lo que vale actualmente, sino que incrementaría los costos de todo el convenio, en el que se establece que el valor de producción de cada libreta sería de 17 euros.

Ante esto, la Cancillería inició una nueva negociación con los portugueses, que aún está en curso. Sin embargo, debido a la premura de la fecha límite establecida para iniciar el nuevo modelo el primero de septiembre de 2025, se decidió firmar una nueva urgencia manifiesta con Thomas Greg & Sons, pese a que el presidente Gustavo Petro ha reiterado en varios escenarios su intención de evitar esta situación.

Por ahora no hay otra alternativa, ya que no se trata de un proceso sencillo, sino que deben garantizarse elementos de seguridad y tecnológicos que no son fáciles de conseguir, y el único que tendría esa capacidad y la experiencia en estos momentos es Thomas Greg.

Petro siempre ha insistido en que lo que le molesta del contrato es que Thomas Greg tenga los datos de los colombianos porque considera que pueden ser utilizados con otros fines, ya que la compañía es la misma que maneja temas electorales, debido a otro contrato que tiene con la Registraduría.

Por eso, uno de los cambios fundamentales que tendría la nueva urgencia manifiesta con Thomas Greg es que esta vez los datos estarían en manos de la Cancillería, es decir, como lo ha pedido Petro. Con ese argumento es que se busca que el mandatario ceda ante esta eventual nueva urgencia manifiesta.

La producción de pasaportes tiene varias etapas. La primera es la elaboración de la libreta, que debe contar con unas especificaciones en seguridad, proceso que seguiría en manos de Thomas Greg; posteriormente, se hace la formalización, que es cuando la oficina de pasaportes le toma los datos a la persona para imprimirlos en los documentos. Esa información es alojada en el Sistema Integral de Trámites al Ciudadano (Sitac), a cargo de la Cancillería.

La personalización del documento, que hasta ahora estaba a cargo de Thomas Greg, pasaría a la Cancillería bajo la nueva urgencia que se está preparando. El proceso incluiría el alquiler de las máquinas de Thomas Greg como parte de una solución integral, con el objetivo de centralizar la gestión de esos datos.

Mientras eso sucede, se está terminando de ajustar el nuevo convenio entre Colombia y Portugal para que el país europeo capacite por diez años a la Imprenta Nacional en la producción de pasaportes; y que luego de ese periodo y de haber reforzado la entidad con infraestructura, capacidad y tecnología, se puedan realizar las libretas en el país.

Sin embargo, uno de los grandes cambios que se le haría al convenio que dejó establecido Murillo con los portugueses es que el contrato ya no se haría entre los ministerios de Relaciones Exteriores de Colombia y Portugal, sino que se trataría de un acuerdo comercial entre la Casa de la Moneda de Portugal y la Imprenta Nacional para que apoyen y asesoren a la entidad con la producción del documento, mientras que la Cancillería entraría a vigilar el proceso con la Imprenta por medio de otro acuerdo.

Estos detalles ya se han planteado con los portugueses en varios encuentros en el Palacio San Carlos en Bogotá, en donde han estado representantes diplomáticos de ese país y de la Casa de la Moneda.

Hay otro hecho que no es menor detrás del multimillonario negocio, que según cálculos del país europeo podría costar alrededor de 68 millones de euros: es que no solo está Portugal, sino que Francia también tendría incidencia, como lo ha reconocido recientemente el propio presidente de ese país, Emmanuel Macron. “Estamos encontrando una forma innovadora de unión. Queremos, y ya lo estamos haciendo, que nuestras compañías de seguridad de billetes conquisten nuevos mercados, que es lo que estamos haciendo entre Portugal y Francia al conquistar juntos Colombia”, aseguró.

Otra de las quejas que hubo por el contrato que dejó estructurado Murillo es que no se establecieron vigencias futuras y los recursos solo estaban garantizados hasta 2026. Eso quiere decir que al próximo Gobierno le iba a tocar buscar recursos para cumplirles a los portugueses. Para la actual administración es fundamental que esto quede establecido a través de las vigencias futuras, con el fin de que se pueda garantizar el cumplimiento del contrato con los europeos sin ningún contratiempo durante los próximos diez años; es decir, lo acordado amarrará a los siguientes dos Gobiernos y el arranque del tercero.

Una de las razones por las que no se logró implementar el modelo que planteó Murillo, además de las inconsistencias que habría encontrado la nueva administración, es que se presentó un retraso de dos meses por parte de Portugal, debido al aval del Consejo de Ministros que llegó a Colombia hasta el 26 de febrero, cuando el cronograma que había establecido el excanciller decía que debía hacerse en diciembre.

La decisión final está en manos de Petro, quien deberá revisar todos estos detalles. El mandatario sabe que no puede arriesgarse a dejar a los colombianos sin pasaportes en la recta final de su Gobierno, porque, entre otras cosas, se trata de un derecho fundamental. Sin embargo, ha insistido en que quiere sacar a Thomas Greg de ese proceso.

El argumento de que la Cancillería ahora sería la encargada de la personalización podría convencerlo. Lo cierto es que, a como dé lugar, el Gobierno de Petro cambiará el modelo que se había establecido desde hace varias décadas con la multinacional para migrar a un proceso más enfocado en la capacidad del Estado con ayuda de los europeos. Ese ‘chicharrón’ les quedará a las próximas administraciones. Mientras tanto, el prolongado conflicto sobre la producción de pasaportes, quién asumirá esa responsabilidad y el millonario contrato, parece no tener fin y ha marcado todo el mandato del presidente Petro.