Bogotá

El jardín del horror: SEMANA reconstruyó la historia de un hombre que habría abusado sexualmente de 12 menores en un jardín del ICBF en Bogotá

Al menos ocho familias del suroccidente de Bogotá luchan para que no quede impune el abuso sexual de 12 niños en un jardín del ICBF. El victimario habría sido un profesor que, al parecer, se paseaba de colegio en colegio.

10 de mayo de 2025, 6:50 a. m.
NAC- ICBF
El Hogar Infantil Canadá Sede F fue el lugar donde Freddy Castellanos habría abusado de, al menos, 12 niños entre los 3 y 4 años. La institución, ubicada en el barrio Villa Javier, en San Cristóbal, fue cerrada de forma temporal hasta que se investiguen los hechos. | Foto: SEMANA

Los muros del Hogar Infantil Canadá Sede F cambiaron de color. Ahora son negros. Los grafitis que se repiten en las paredes de la institución con frases como “Hogar violador”, “Pedófilos”, “Freddy abusador” se superpusieron a los colores de la alegría con los que se habían dibujado animaciones y caricaturas que representan la inocencia de quienes habitaban ese lugar.

Pero en el hogar del ICBF no solo están rayadas las paredes. Puertas forzadas, canecas de basura en el suelo destrozadas y vidrios rotos describen cómo quedaron las vidas de los papás de los siete niños a los que las pruebas médicas ya les confirmaron que sus pequeños fueron abusados sexualmente por quien, se supone, debía protegerlos.

La institución, ubicada en el barrio Villa Javier, de la localidad de San Cristóbal, dejó de ser un espacio para el cuidado de los menores y se convirtió en una escena del crimen en la que, presuntamente, el ‘profe’ Freddy abusó de al menos 12 niños. Para otros, más analíticos de la atrocidad que allí ocurrió, el jardín infantil es ahora la prueba viva de un sistema de cuidado que ha dejado de funcionar hace muchos años y donde el afán por llenar espacios elimina los filtros de seguridad y contratación.

Detrás de la ira, los gritos y la frustración de los padres de familia, quienes ahora también son víctimas de un abusador sexual, solo quedan sentimientos de culpa por no haber escuchado a tiempo, o al menos así lo describió Katherine, la madre de una de las niñas del colegio.

En la cabeza de esta mujer solo se repite una y otra vez por qué no escuchó a su pequeña cuando le advertía que no quería ir al jardín; cuando, casi que rogándole, le decía que no quería asistir a ese lugar y cuando sus ojos, como ella misma lo describe, le hablaban del terror de la niña de saber que se volvería a encontrar con su abusador.

“Uno se siente culpable, porque muchas veces uno de mamá no escucha a sus hijos, y más a niños menores de 3 años. Dentro de mí, yo digo: ¿por qué no escuché? (…) Ella se me colgaba en el cuello y me decía que no quería ir”, señaló.

No obstante, la historia en cada hogar fue diferente. El lunes 28 de abril fue quizá el peor día para Margie Espinel, la primera en darse cuenta de que algo no estaba bien con su hija de 3 años. Esa noche, la niña le dijo que su profesor le daba besos en la boca y le señalaba con sus deditos y la inocencia propia de su edad lo que le hacían. También le demostró que su victimario le tocaba el cuerpo y que con la lengua le tocaba sus partes íntimas.

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ICBF, salpicado por caso de abuso sexual. | Foto: Cortesía ICBF

Pero en este caso se pone más turbio. Freddy Castellanos fue capturado luego de que una turba de padres de familia rompiera todo en el jardín tratando de encontrarlo. Los coordinadores de la institución se escondieron entre los salones, y un grupo de policías rodeó las instalaciones para impedir que las madres y padres tomaran justicia por mano propia.

Según la narración de la fiscal del caso ante el juez de control de garantías, el hombre abusaba de los niños dentro de los baños del colegio, se aprovechaba de su rol como maestro para tocarlos en sus partes íntimas y habría creado una especie de “juego” para enredar a los menores y lograr su cometido.

Uno de los testimonios presentados asegura que el hombre les habría pedido a sus víctimas que se acostaran en el suelo para jugar y, poniendo elementos “como una especie de piedras o botones” sobre el cuerpo de los niños, aprovechaba para tocarlos. La narración no es menos que repudiable.

Como si la situación ya no fuera lo suficientemente dolorosa, no solo para los niños y padres, sino para toda una sociedad que constantemente les falla a los más pequeños, una de las madres víctimas asegura que, dentro de los menores abusados, dos fueron contagiados con VIH.

Aunque no hay una declaración oficial de la Fiscalía o el Instituto de Medicina Legal que corrobore esta versión, los padres del colegio sí lo ratifican. Sobre esto, Astrid Cáceres, directora del Instituto de Bienestar Familiar, dice que todavía no hay estudios médicos que lo confirmen ni elementos que certifiquen que el presunto abusador de estos niños sea portador de la enfermedad.

Un abusador sin pasado

Pese a que en este caso la ley ha actuado, todo parece indicar que el rastro de ese depredador no solo quedó en el Hogar Infantil Canadá, y los padres de familia temen que haya más víctimas en otras instituciones.

En documentos oficiales se pudo constatar que Freddy Arley Castellanos fue coordinador de otros dos hogares infantiles del ICBF, uno en Bosa y otro en Chapinero, y que, además, fue maestro de danza en 2014, por siete meses, en el reconocido Gimnasio Campestre Los Alpes.

Según las declaraciones que están siendo revisadas en la auditoría interna efectuada por el ICBF, Castellanos habría sido llevado al Jardín Canadá por la coordinadora de la institución. De hecho, dicen los papás que fue esa misma mujer la que lo presentó como un hombre “íntegro” y “de toda su confianza”. Esta coordinadora es señalada por los padres de “no dar la cara” y de haber “encubierto” al presunto abusador.

El concejal Juan Baena reveló que la empresa Parque El Canadá, la misma que operaba el jardín donde ocurrieron los hechos, es responsable de la administración de otros nueve hogares infantiles en Bogotá y tiene contratos millonarios con el ICBF desde 2012. Es más, según la plataforma de contratación pública Secop II, el último acuerdo firmado entre la empresa y la institución fue en febrero de este año, cuando se les entregó la administración de tres jardines infantiles en Bosa.

Sobre Castellanos no se tiene mayor referencia de sus antecedentes ni de las conductas del pasado. La casa donde fue capturado no era su “lugar de residencia habitual”, no se tiene registro de su familia y en sus redes sociales no había rastro de publicaciones desde 2014, cuando posteó una imagen de un grupo de niños, al parecer, en medio de una presentación artística, acompañada de un mensaje de un padre de familia que decía: “Excelentes todos los bailes, profesor”. A lo que él respondió: “Muchas gracias, mamá, todo se debe al buen trabajo de mis chiquitines. Son un amor”.

El caso de Castellanos y los 12 niños del Hogar Infantil Canadá estremece a Bogotá. Aunque ya el presunto responsable está en la cárcel, lo cierto es que la investigación tiene muchas zonas negras y hay varias interrogantes: ¿sabían los coordinadores de estos vejámenes? ¿Fueron negligentes? ¿Ignoran las alertas de los padres? ¿Hay más víctimas?

Por ahora, no hay respuestas. No obstante, sí hay una claridad: nadie, nunca, estará seguro de a quién le entrega el cuidado de sus hijos. Depredadores sexuales, abusadores, maltratadores o cualquier sujeto con alguna patología mental podrían estar libres en la calle colándose en cualquier espacio para olfatear a sus víctimas.