Entrevista
Exministro Luis Carlos Reyes confesó que exjefe de seguridad de Gustavo Petro le sugirió que lo nombrara director de aduanas. Lo acompañó “la mano derecha de Papá Pitufo”
El exministro Luis Carlos Reyes le dijo a SEMANA que William Castellanos, un oficial en retiro y persona de confianza del presidente Gustavo Petro, lo visitó acompañado de la mano derecha de alias Papá Pitufo. Reyes habló también de su aspiración presidencial.


SEMANA: El coronel (r) William Castellanos, exjefe de seguridad de Gustavo Petro, ha sido mencionado en medios estos días a raíz del escándalo por las conversaciones entre Day Vásquez y Nicolás Petro, y también por el nombramiento de Juliana Guerrero en el Ministerio del Interior. ¿Lo conoce?
LUIS CARLOS REYES: William Castellanos es un nombre muy conocido. Entiendo que paseó por varias entidades del Gobierno alardeando de su gran cercanía con el presidente Gustavo Petro. A la Dian llegó haciendo muchas preguntas sobre la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa), buscando, según él, apoyar en lo que se ofreciera. Con el paso del tiempo, en reuniones posteriores que solicitó, llegó a sugerir que se le nombrara a él como director de Aduanas de la Dian. Llegó a la entidad de la mano con el señor Camilo Gómez, una de las manos derechas de Papá Pitufo (el zar del contrabando en Colombia).
SEMANA: ¿Usted le contó eso a Gustavo Petro? ¿Qué le respondió?
L.R.: El presidente me respondió que él, en efecto, hablaría de esos temas con el coronel William Castellanos. No le pregunté si él había enviado a Castellanos a hablar conmigo, solo le notifiqué. Le dije: “Presidente, aquí a mi oficina vino William Castellanos a hablar de la Policía Fiscal y Aduanera y otros temas, me dice que después hablará con usted”. Y él me respondió: “Sí, más tarde voy a hablar con él”.
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SEMANA: ¿Recuerda la fecha en la que el coronel Castellanos llegó a su oficina en la Dian?
L.R.: Fue muy poco después de mi nombramiento como director, podemos hablar de septiembre de 2022.
SEMANA: ¿Cómo concretó Castellanos esa cita con usted?
L.R.: Fue curioso. En un viaje que hice a Cúcuta, yo iba como director de la Dian a temas de la reapertura de la frontera entre Colombia y Venezuela; casualmente el coronel Castellanos apareció sentado a mi lado (en el avión) y me hizo conversación. A partir de esa presentación inicial, me pidió una cita.
SEMANA: Es decir, ¿el coronel Castellanos es cercano a Papá Pitufo, el zar del contrabando en Colombia?
L.R.: Él, reitero, llegó a mi oficina de la mano de Camilo Gómez, una persona que, según las investigaciones que ha hecho la Fiscalía, aparece como un potencial aliado de Papá Pitufo.
SEMANA: ¿Podríamos decir que Castellanos fue otra de las personas que Papá Pitufo envió para buscar cargos en la Dian?
L.R.: Sí, el modo en el que Papá Pitufo operaba era buscando infiltrar funcionarios públicos de alto nivel, acercándose a través de distintas redes de confianza. Camilo Gómez, que al parecer trabaja muy cerca de él, llegó de la mano de William Castellanos, quien tenía la forma de presentarse como alguien cercano al presidente.
SEMANA: Hablemos de política. ¿Será candidato presidencial en 2026?
L.R.: Escuchando lo que me dicen distintas personas cercanas que consideran que es importante que haya una visión de izquierda y centroizquierda que recoja las preocupaciones del progresismo, de la gente que votó por una dirección distinta para el país, creo que tiene sentido el planteamiento de una candidatura presidencial que recoja todo eso.

SEMANA: ¿Cuándo lanzaría la campaña? ¿Qué ha contemplado?
L.R.: Estoy en conversaciones con distintas personas que han manifestado su interés en apoyar una visión como la que describo. Los anuncios los haré cuando esté consolidado. La opción de recoger firmas es buena, pero no se podrían descartar otros apoyos. Estoy abierto a escuchar a la gente que está pidiendo que se mantenga una opción de cambio.
SEMANA: ¿Le han coqueteado algunos partidos políticos?
L.R.: Hemos venido en conversaciones con Unitarios, un grupo de partidos que antes formaban parte del Pacto Histórico, pero que también han manifestado sus inconformidades por algunas cosas que han ocurrido en el Pacto. Con ellos hemos conversado sobre una posible precandidatura, pero eso todavía está en discusión.
SEMANA: ¿Le hubiera gustado ser el candidato del Pacto Histórico?
L.R.: El Pacto Histórico está haciendo una consulta, pero se está encaminando hacia un frente amplio. Me parece que se están configurando las cosas para que tomen las banderas representantes de la política tradicional en Colombia. Estoy en desacuerdo con esa visión. Tengo gran aprecio por lo que representa el Pacto, pero me parece que el frente amplio de Roy Barreras es la decisión equivocada.
L.R.: Sí, es un secreto a voces; viene de la convicción de que, en segunda vuelta, solo un representante de la clase política tradicional con alguna simpatía de la izquierda puede ganarle a la derecha. Es un juicio errado. Una persona con esas características va muy en contra de lo que los colombianos han estado pidiendo y votando en los últimos años.
SEMANA: Cualquiera diría: ¿por qué Luis Carlos Reyes cuestiona a Roy Barreras si llegó al Gobierno por el exembajador en el Reino Unido?
L.R.: Roy dice muchas cosas que no son ciertas. No debería sorprender a nadie. Llegué al Gobierno por distintos contactos que se habían hecho por parte de miembros de la campaña del presidente Petro, incluyendo al actual ministro de Educación, Daniel Rojas; a José Antonio Ocampo, exministro de Hacienda, y a otros miembros de la bancada del Pacto Histórico.

SEMANA: ¿Le gustaría tener el respaldo de Gustavo Petro en 2026?
L.R.: Un candidato presidencial lo que tiene que buscar es unir distintas visiones. La visión del presidente Gustavo Petro, desde luego, representa a muchos colombianos. Todavía hay tiempo para que ese respaldo se dé. Yo le diría al presidente y a quienes votamos por un proyecto de cambio en Colombia que la mejor manera de continuar esa visión de cambio es el progresismo sin clientelismo.
SEMANA: ¿Es decir, hay opción de sentarse a dialogar con Petro?
L.R.: Las opciones de diálogo tienen que estar abiertas con todos aquellos que buscan hacer de Colombia un país en el que el juego limpio sea el principio rector de la política. Si eso es lo que el presidente busca, yo creo que esa opción siempre estará presente. No he hablado con el presidente desde que salí del Gobierno.
SEMANA: Si Petro se inclinara por Roy Barreras y Daniel Quintero, ¿dónde quedará Gustavo Bolívar?
L.R.: El presidente está haciendo todo su esfuerzo para anularlo electoralmente lo más pronto y eficazmente posible. Se moverán las fuerzas para que Gustavo Bolívar, quien me parece muy valioso, pierda la consulta del Pacto Histórico y así sacarlo de taquito.
SEMANA: ¿Cree que Petro se irá del poder el 7 de agosto de 2026?
L.R.: Tengo la absoluta convicción de que él dejará de ser presidente el 7 de agosto de 2026.
SEMANA: Pero el jefe de Despacho, Alfredo Saade, promueve constantemente la reelección presidencial.
L.R.: Él es un adulador muy cercano al poder que, quizás, está diciendo las cosas que cree que el presidente quiere escuchar. Saade podrá decir hasta misa, aunque sea pastor, pero eso no va a pasar.
SEMANA: ¿Por qué Petro no lo desmiente?
L.R.: Esas son de las cosas que a mí y a otros que hemos formado parte de este Gobierno nos deja perplejos, porque el presidente inició su Gobierno marginando a figuras como Alfredo Saade, Armando Benedetti, incluso no le dio un papel prominente a gente como Roy Barreras, pero lo que vemos ahora es que esas figuras que él buscó marginar al comienzo, hoy están en el primer círculo de confianza. Sospecho que Petro trató de manipular a la vieja política para lograr los fines de transformación social que quería, pero, desafortunadamente, resultó siendo él el manipulado.

SEMANA: ¿Cómo ve a la vicepresidenta Francia Márquez?
L.R.: Ella tiene la razón para sentirse decepcionada y traicionada, como lo ha manifestado. Desde adentro del gabinete me consta. Vi en muchas ocasiones el trato de altos funcionarios, miembros del gabinete, hacia ella y demostraban el racismo estructural en este país. No se le dieron las herramientas con las cuales trabajar. No daré nombres.
SEMANA: ¿Vio algún episodio en particular contra la vicepresidenta?
L.R.: Vi situaciones en las que, clarísimamente, a una persona que no fuera una mujer afro no se le habría hablado de esa manera, máxime tratándose de la vicepresidenta. A mí siempre me ha generado admiración el dominio propio y la mansedumbre, la templanza con la que ella ha recibido ese tipo de ataques. Yo, estando en su lugar, habría reaccionado de una manera muchísimo más vehemente e indignada.
SEMANA: Denunció a varios congresistas ante la Corte Suprema porque pedían cupos indicativos a cambio de aprobar los proyectos en el Congreso. ¿Le ha traído repercusiones?
L.R.: Hay una persecución innegable en mi contra. Hay denuncias sin sentido por injuria y calumnia por parte de personajes a los que denuncié por potencial tráfico de influencias. Dos, la Procuraduría General –el procurador Gregorio Eljach fue secretario del Senado y pidió la dirección de Aduanas de Cali cuando yo era director de la Dian– me abrió investigación disciplinaria, supuestamente, por haber calculado mal las proyecciones del recaudo, cuando la realidad es que no las saca la Dian, sino el Confis, donde la Dian tiene un solo voto. Es una persecución sin pies ni cabeza. Por otro lado, las declaraciones de Gustavo Petro en las que me acusa de ser cómplice del genocidio de Gaza.
SEMANA: Usted testificó en la Corte contra todos los que le pidieron puestos. ¿Qué dijo sobre el procurador Eljach?
L.R.: Algunas de esas solicitudes llegaron de manera directa, otras de forma indirecta. Las del procurador Gregorio Eljach no fueron directamente, sino a través de funcionarios. De la misma manera, a través de funcionarios, Alfredo Saade hizo recomendaciones para la Aduana de Buenaventura y Cúcuta. Saade decía que él era muy importante para el presidente. Y tres años después, va uno a ver, y claramente sí.
SEMANA: Ha declarado mucho sobre los cupos indicativos, ¿pero cuál fue el congresista peor librado en sus declaraciones en la Corte Suprema?
L.R.: Si alguien podría estar involucrado es el senador Jairo Castellanos –del Partido en Marcha–. Además de pedirme la Aduana de Cúcuta en 2022, amenazando con que si no se la entregaba, él no pasaba la reforma tributaria que se tramitaba en ese momento, fue alguien que promovió y firmó la proposición de traslado de 200.000 millones de la Dian a la UNGRD y después se vio involucrado en el escándalo de la repartición de cupos indicativos en el Invías. Además, Jairo Castellanos, siendo yo ministro de Industria y Comercio, me pidió que nombrara en Fontur a una persona protegida por él. Fontur es un patrimonio autónomo del MinComercio y permite que se desembolsen recursos públicos sin todos los trámites de la Ley 80, es muy fácil convertirlo en un fortín político. No acepté esa solicitud, pero la manera que él utilizó para presionar ese nombramiento fue promover una moción de censura en mi contra como ministro de Comercio.

SEMANA: Pero Jairo Castellanos fue nombrado presidente de la Comisión Tercera, de presupuesto del Senado.
L.R.: Así es, acaba de ser nombrado presidente y eso le dará un mayor poder de exigir prebendas, nombramientos, cupos indicativos a la hora de debatir el Presupuesto General de la Nación y las potenciales reformas tributarias.
SEMANA: Por último, Petro lo señaló de esconder el decreto que prohibía la exportación de carbón de Colombia a Israel. ¿Es cierto?
L.R.: Absolutamente falso. Si uno quisiera hacer eso, no se puede. Cuando un decreto lo firma el presidente, también lo hacen distintos ministros que tienen secretarías jurídicas que lo examinan minuciosamente. Ese decreto lo firmó el presidente con la revisión de la entonces directora del Dapre, Laura Sarabia. Tendrían que haberlo traicionado ella, también el exministro de Minas Andrés Camacho, la Cancillería de Luis Gilberto Murillo, el exministro de Hacienda Ricardo Bonilla. Y, aunque no sale la firma, también lo revisó la superintendente Cielo Rusinque. Entonces, lo que el presidente está argumentando es que yo, de alguna manera, logré pasar todos esos filtros jurídicos y lo puse a firmar algo que no leyó. Es una fábula supremamente mal contada.