Política

“Ejercemos gobierno”: habla el heredero de Otoniel y hoy cabecilla principal del llamado Ejército Gaitanista de Colombia

Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, el hombre más buscado de Colombia, habla en exclusiva con SEMANA y destapa sus cartas de cara a la paz total del Gobierno Petro.

12 de abril de 2025, 7:52 a. m.
ED 2231
Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, el hombre más buscado de Colombia. | Foto: SEMANA

El cabecilla principal del Ejército Gaitanista de Colombia (EGC), Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, respondió desde la selva un cuestionario enviado por SEMANA sobre la paz total y la injerencia de su estructura ilegal en el país. Él es el hombre más buscado del territorio nacional.

SEMANA: ¿Cuáles son las exigencias para sentarse en una mesa de negociación?

Jobanis Ávila (J. A.): Se exige justicia transicional que reconozca nuestra faceta política en los territorios. Igualmente, se exige garantías de seguridad y transformaciones sociales en el territorio de nuestro control para llevar a cabo el proceso de reintegración de toda nuestra tropa y todos los miembros del Ejército Gaitanista de Colombia que están privados de la libertad.

Exigimos transformaciones en el territorio, una ruta a la legalización de las economías regionales. Otros cultivos con mercados asegurados, inversiones en agroindustria, comercio y servicios y la formalización de la minería con la participación de la comunidad local deben garantizar un modo de vida digno de la población que habita en los territorios bajo control del EGC.

El Estado debe avanzar en la provisión de servicios sociales. También debe ajustar las funciones de la Policía y la justicia para que resuelvan la necesidad de seguridad, de soluciones legales que afronta la gente en las regiones. El Estado no sabe cómo resolver un pleito entre vecinos, las deudas entre los negocios informales, los problemas de convivencia de los campesinos, etc. Debe adecuar sus instituciones, sus funcionarios y sus servicios para que sean adecuados a la cultura y los recursos que poseen los civiles que viven en las regiones aisladas donde ocurre la guerra.

Y, lo más importante, debe garantizar que otros grupos armados no ingresen o se reciclen en las áreas del EGC donde se lleven a cabo procesos de desmovilización.

SEMANA: ¿Qué ha pasado en los acercamientos de paz con el Gobierno?

J. A.: Nosotros nos hemos alcanzado a ilusionar en que la paz iba a llegar a los territorios donde ejercemos como gobierno. Íbamos a poder descansar después de tantas décadas en guerra, en que hicimos parte de guerrillas y paramilitares, sin que al final hubiéramos podido concertar políticas que mejoraran la situación de nosotros, los campesinos y habitantes de los territorios apartados de Colombia.

Hubo muchas promesas, encuentros con los negociadores de paz que nos hicieron albergar la esperanza que un diálogo iba a ser ágil y efectivo para lograr la desmovilización de nuestro ejército y la paz de, al menos, los territorios del EGC. Sin embargo, las exigencias de hechos de paz no han sido correspondidas con las promesas de levantamiento de órdenes de capturas y la respuesta a nuestra voluntad por humanizar la guerra ha sido la presión militar sobre nuestras tropas. Asesinaron a un comandante de nuestro estado mayor conjunto, de nuestra entraña gaitanista: comandante Julián, y han ejecutado, luego de rendirse, a mandos importantes de la negociación.

Clan del Golfo empezó a impulsar su llegada a varios departamentos del país con armas y dinero desde el 2017.
Clan del Golfo empezó a impulsar su llegada a varios departamentos del país con armas y dinero desde el 2017. | Foto: API/Policía/Getty.

Todavía creemos en que es posible un proceso de paz, pero ante los últimos hechos, la confianza que hemos ido construyendo se ha perdido a un punto crítico para retornar a los diálogos. Existen fuerzas oscuras que quieren sabotear cualquier intento de paz con nosotros. Cuando hicimos parte de las guerrillas –el EPL y las Farc- comprendimos que el fanatismo segaba la posibilidad de llegar a algún acuerdo con el Estado. Hoy vemos que fuerzas oscuras vinculadas a otros grupos armados, o que no han superado el pensamiento sectario, vetan el proceso de diálogo con el EGC.

SEMANA: ¿Cree que el presidente Petro sí quiere negociar la paz con el grupo armado?

J. A.: Parece que no. La reactivación de la operación Agamenón, que tanto decía en campaña que odiaba por afectar los derechos humanos y los derechos de la comunidad, hoy es su mayor arma de ataque y de incumplimiento de acuerdos preliminares.

Pero más allá de ello, nos preocupan dos cosas. La primera, la volatilidad del presidente Petro que a ratos nos atribuye por ser una caricatura de meros traquetos que viven en opulencia en las selvas y montañas de Colombia, o de títeres armados al servicio de carteles extranjeros. Sin embargo, a ratos da señales de que quisiera llegar a un acuerdo con nosotros, por el bien del país y de tantos jóvenes, campesinos, civiles y guerreros de décadas que hemos sufrido con la guerra.

Nos preocupa, e insistimos en ese punto, que el presidente no pareciera estar coordinado con el comisionado de paz. Lo que hablamos con Álvaro Jiménez no pareciera ser una política en la que el presidente estuviera comprometido. Petro no pareciera jugar su capital político por hacer la paz, no solo con nosotros, sino con otros grupos que tenemos toda la voluntad de dejar la guerra.

SEMANA: ¿Está dispuesto a someterse a la justicia o cuál alternativa ve en el camino?

J. A.: Lo que hemos dicho siempre. Aspiramos a la justicia transicional, pero aquella que sí brinde garantías jurídicas y personales a nuestra tropa y una reparación digna a las víctimas. No puede pasar que se despilfarraran los proyectos productivos y las tierras que se entregaron en su momento, no podemos repetir los errores en que terminó la Ley 975 de 2005.

En algo somos enfáticos. Nosotros como combatientes, no aspiramos a tener derechos políticos directos, no vamos a exigir curules ni [nada] por el estilo, pero sí queremos que el movimiento social que mejoró las condiciones de vida y ha hecho el trabajo de desarrollo social de nuestras comunidades tenga todo el derecho de participar activamente en la política representativa. El Gobierno no puede pretender que detrás de nosotros no exista un fenómeno político de base que es, incluso, más grande que nosotros; ellos no son nuestros subordinados, tratamos de ayudar por su indeclinable compromiso social.

Bandas criminales / Fusil / Clan del Golfo - referencia
Grupo armado. Imagen de referencia. | Foto: Getty Images

SEMANA: ¿Cree que transitará a la legalidad durante el gobierno de Petro?

J. A.: No será fácil. Todo dependerá de la voluntad real del Gobierno nacional. Lo que sí podemos asegurar es que, una vez iniciadas las negociaciones con garantías jurídicas y personales, será un proceso serio, comprometido y sólido que dé tranquilidad a la comunidad, al mundo y a toda nuestra tropa.

Ahora bien, es cierto que queda poco tiempo de este gobierno, por eso tenemos que consolidar una mesa que cualquier gobierno que llegue, sea de izquierda, de derecha o de centro, se vea comprometido a finalizar un proceso de paz que sea irreversible.

El Gobierno nacional tiene que ser muy consciente de estos tiempos, para que la dinámica de las campañas electorales que se avecinan no los lleve a rechazar los procesos de paz por ganar votos ante la evidente desconfianza de la paz total.

SEMANA: ¿Cómo piensa resarcir a las víctimas?

J. A.: El Ejército Gaitanista de Colombia presentará diferentes alternativas para reparar a las víctimas. De todo esto se hablará en el momento y la etapa correspondiente. Lo que sí garantizará el Ejército Gaitanista de Colombia es que las reparaciones a las víctimas sean efectivamente entregadas a las verdaderas víctimas, que no se pierdan en procesos fantasiosos y que no queden en manos de terceros corruptos y oportunistas. Esta es una de nuestras líneas rojas en la negociación.

SEMANA: ¿Está dispuesto a dejar las armas y a entregar sus recursos?

J. A.: ¿De qué paz hablamos si no se piensa algún día dejar las armas? Por supuesto que la paz existe solo cuando el grupo armado deja las armas, pero sí tienen que darse ciertas condiciones mínimas que harán parte de los puntos propuestos para la mesa.

SEMANA: ¿Por qué ha avanzado las negociaciones de paz con las disidencias y no los acercamientos con el EGC?

J. A.: Somos respetuosos de otros procesos. Cada grupo armado tiene sus propias particularidades y mal haríamos nosotros en meternos en otros procesos solo para generar ruido en contra de la paz.

SEMANA: ¿Cuántos hombres en armas tiene el EGC y en qué regiones operan?

J. A.: Tenemos varios miles de tropas preparadas para una posible confrontación militar. El conflicto lo exige. Sin embargo, lo más significativo es la organización o armada que forma parte del EGC, dedicada a manejar la logística y la organización social para atender las demandas sociales de las comunidades. Algunos periodistas mencionan nuestros vínculos con la política, pero es importante destacar que las organizaciones de base realizan trabajo comunitario respaldado por el EGC sin aspirar a ocupar un cargo de representación política.

 Jobanis de Jesús Ávila, Chiquito Malo, el otro lugarteniente, tiene dudas con la paz total.
Jobanis de Jesús Ávila. | Foto: suministradas a semana api

SEMANA: ¿Cuál es el papel del EGC en las redes del narcotráfico?

J. A.: Todo grupo armado que niegue cualquier tipo de relación con el narcotráfico está mintiéndole de frente al país y a la comunidad internacional, pero el EGC, con respecto al narcotráfico, se compromete con los siguientes: 1) que los verdaderos narcotraficantes paguen un precio justo a los campesinos cultivadores de coca; 2) que los verdaderos narcotraficantes no abusen de las comunidades en los territorios. Los narcos pueden tener mucho dinero, pero no se permite manejo de armamento en nuestro territorio ni alteración a la convivencia en las zonas de control de EGC; 3) cobramos un impuesto a los narcotraficantes para mejorar la condición de vida de nuestras comunidades, históricamente abandonadas por el Estado.

SEMANA: ¿Cuál es el papel que cumple el EGC en Estados Unidos?, ¿por qué pidieron un espacio de diálogo con ese gobierno?

J. A.: En Estados Unidos el EGC no cumple ninguna función. No tenemos presencia ni operamos allí. Pero hemos ofrecido al Gobierno de Estados Unidos que, mediante el diálogo, podemos ser un aliado en asuntos transversales a su política global, como por ejemplo, el control al fenómeno migratorio por el Darién y los procesos de erradicación de cultivos ilícitos en las regiones, pero con respeto y garantías a los derechos de los campesinos.

SEMANA: ¿El EGC opera en otros países del mundo?

J. A.: No. Ese es uno de los tantos mitos inventados a nuestro Ejército Gaitanista, que de fondo lo que quieren negar es nuestro papel como organizaciones del orden y de seguridad en las zonas donde el Estado jamás ha ofrecido bienestar ni seguridad a las comunidades de base.

SEMANA: ¿El EGC apoyó candidaturas políticas en el marco de las elecciones de 2023?

J. A.: El Ejército Gaitanista tiene un movimiento social, no un movimiento político. Nosotros garantizamos la libertad electoral en nuestras regiones bajo control. Incluso, quienes no sean nuestros simpatizantes, han podido participar en estas zonas sin presión alguna, incluso han ganado.

SEMANA: ¿El EGC apoyó la campaña de Gustavo Petro a la Presidencia en 2022?

J. A.: Reiteramos lo dicho. El Ejército Gaitanista tiene un movimiento social, no un movimiento político. En el año 2022, el discurso del entonces candidato Gustavo Petro ofrecía una salida al conflicto que no estaba en la agenda de otros candidatos. La población de nuestros territorios que sufría el conflicto, entendieron que con Petro podría darse un proceso de paz. La población que vivía en territorios gaitanistas también lo entendió así, igual que nosotros.

SEMANA: ¿Cuál es el papel del EGC en la extracción de oro en Colombia?

J. A.: No tenemos empresas mineras ni extraemos oro ni otros minerales, como tanto se especula en la prensa y como de forma peliculesca así lo ha presentado la Fuerza Pública. Lo que sí somos enfáticos es en defender a los mineros que el Estado no reconoce, el de los mineros artesanales y ancestrales. Es curioso que, al final, un presidente como Petro defienda la minería de las multinacionales, no la minería informal que es la minería del pueblo que nosotros sí defendemos.

SEMANA: ¿El EGC tiene influencia en la mina Continental Gold de Buriticá, Antioquia?

J. A.: Absolutamente falso. Le reitero: no tenemos empresas mineras ni extraemos oro ni otros minerales. Tampoco somos asociados de ninguna empresa. El sector de la economía legal siempre nos ha visto como puramente criminales, nunca ha reparado en que reivindicamos los derechos de los mineros ancestrales, tradicionales e informales que las multinacionales dejan por fuera.

SEMANA: ¿Cuánto dinero aportó el EGC a la vaca por Antioquia, promovida por la Gobernación?

J. A.: Siguiente pregunta.

Documentos del Clan del Golfo decomisados durante de la captura de alias Soldado.
Municiones del Clan del Golfo. Imagen de referencia. | Foto: Ejército

SEMANA: ¿Qué papel cumplió Juan Carlos Rodríguez Agudelo, alias Zeus, en las filas del EGC?

J. A.: Hizo parte del Ejército Gaitanista de Colombia y fue ejecutado por grupos especiales del Grate una vez se había rendido.

SEMANA: ¿Qué relación tiene el EGC con Diego Marín, considerado el zar del contrabando en el país?

J. A.: Ninguna relación de este señor con el EGC. Al parecer, las relaciones de Diego Marín es con políticos de todos los partidos, las fuerzas de seguridad y la justicia. En aquellos es donde se encuentra el verdadero poder, la corrupción y la ganancia del narcotráfico en este país.

SEMANA: ¿Por qué no se identifican como Clan del Golfo?

J. A.: Nosotros siempre hemos sido una organización que se identificó con Jorge Eliecer Gaitán. Gaitán siempre pensó en el pueblo, a diferencia de las guerrillas y comunistas, que por sucumbir al fanatismo, de la toma del poder por las armas, se olvidaron de las reformas y cambios para mejorar las condiciones de vida del pueblo. En ese sentido, nos sentimos gaitanistas porque Gaitán siempre pensó en el pueblo antes que la toma del poder, en una revolución por encima de las necesidades de la gente, por eso el Partido Comunista nunca confió en Galán. Ahora, lo del Clan del Golfo es un invento patético de los gobiernos, se nos denominó como los Urabeños, pero dejaron de llamarnos así porque estigmatizaba a los habitantes del Urabá, luego Clan de los Úsuga, pero también dejaron de hacerlo por el mismo estigma a las familias con ese apellido, ahora el más actual es el Clan del Golfo porque, al parecer, es neutro y no ofende a nadie, y también porque creen que al llamarnos de esa forma nos reducen a una mínima expresión como grupo armado. Pero lo cierto es que somos el Ejército Gaitanista de Colombia (EGC).

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