Familia

Doña Nydia Quintero, la abuela de Miguel Uribe Turbay, presintió el atentado: “La historia nos dejó perplejos”

Julio César, Claudia y María Victoria, tres de los tíos de Miguel Uribe Turbay, le narraron a SEMANA los momentos íntimos cuando su madre, Nydia Quintero de Balcázar, anticipó el atentado contra su nieto. “Hay dolor más que rencor”, coincidieron.

14 de junio de 2025, 6:55 a. m.
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Nydia Quintero tiene 95 años. Su familia no le ha contado lo ocurrido con su nieto, pero creen que lo sabe. | Foto: SEMANA

A las 4:30 de la tarde del sábado 7 de junio, Nydia Quintero de Balcázar volvió a hablar luego de un prolongado silencio de varias semanas producto de sus 95 años. En su apartamento, en el norte de Bogotá, la ex primera dama de la nación le pidió a su enfermera que la agarrara de las manos y rezaran el santo rosario.

Cogió un escapulario con la Virgen, juntó firmemente las dos manos sobre su pecho y empezó a orar. Lis, como se llama su ayudante, visiblemente sorprendida porque de la boca de la mujer salían nuevamente palabras, la acompañó. Era como una especie de milagro, pensó en su momento.

Al rematar el quinto misterio, Nydia Quintero sorprendió aún más a su acompañante: “Miguel”, pronunció ella. “Por favor, póngale un pañuelo blanco en la cabeza a Miguel”, añadió con su voz pausada.

El pedido de Quintero parecía extraño en la intimidad de su vivienda. La enfermera no parecía entender lo ocurrido y no prestó mayor atención.

Miguel Uribe Turbay con su abuela. | Foto: alexandra ruiz poveda-semana

Una hora más tarde, la noticia se regó como pólvora entre la familia y llegó a la casa de doña Nydia: Miguel Uribe Turbay, su nieto consentido o, quizás, su otro hijo, porque lo crio desde los 5 años cuando murió Diana Turbay, fue víctima de un atentado en el barrio Modelia, en Fontibón, occidente de Bogotá.

La enfermera quedó de una pieza con la información porque, sorprendentemente, en medio de la multitud que corrió a auxiliarlo en la zona del atentado, una mujer, que la familia aún no identifica, se abalanzó sobre el cuerpo desgonzado del precandidato presidencial y le puso sobre la cabeza un pañuelo blanco, tal como lo pidió minutos antes doña Nydia. ¿Cómo lo supo la abuela de Miguel? La respuesta es incierta.

“La historia nos dejó perplejos”, le narró María Victoria Turbay, la menor de las hijas de doña Nydia, a SEMANA. “Es como una conexión entre madre e hijo”, argumentó ella.

Claudia Turbay –quien fue embajadora de Colombia en Suiza– dijo que Nydia Quintero, quien no sale de su apartamento, donde le hacen constantes terapias por su edad, está cerca de Dios y tuvo la capacidad de anticiparse a la tragedia. “Mi mamá siente a Miguel como un hijo, es una cosa muy profunda. Ella captó, vio y sintió lo que estaba sucediendo”, narró.

Nydia Quintero, quien recibe en su vivienda a sacerdotes y comulga constantemente, no está enterada de lo que le ocurrió a Miguel Uribe Turbay, pues la familia no quiere perturbarla con la noticia por su edad. Pero sus hijos no descartan que lo sepa porque, ocasionalmente, se le ven gestos que los hacen pensar que también lucha espiritualmente para que Miguel salve su vida.

 María Victoria, Julio César y Claudia Turbay Quintero, hijos de Nydia Quintero y tíos de Miguel Uribe Turbay.
María Victoria, Julio César y Claudia Turbay Quintero, hijos de Nydia Quintero y tíos de Miguel Uribe Turbay. | Foto: Suministrada a Semana API

De sus ojos escurren lágrimas. Pero ella sigue en silencio, sin detallar lo que su corazón está sintiendo.

Claudia y María Victoria, dos de sus hijas y hermanas del excontralor Julio César Turbay y Diana Turbay, asesinada en medio de su secuestro ordenado por Pablo Escobar el 25 de enero de 1991, le pusieron esta semana a su madre una cadena de la Virgen Milagrosa en el cuello, pero Nydia la sujetó con sus manos y se aferró a ella. “Mamita, déjame ponértela en el cuello”, le propuso María Victoria, pero no aceptó. Quiso sujetarla exclusivamente en sus manos en señal de fe. “Es como una santa”, coincidieron sus tres hijos.

Claudia, María Victoria y Julio César Turbay Quintero, los tres hijos de Nydia Quintero, dan crédito a lo ocurrido.

Julio César no es ajeno a su fe en Dios, una herencia que le dejó su padre, el expresidente Julio César Turbay Ayala, fiel devoto del Sagrado Corazón de Jesús. Carga en uno de sus bolsillos un manojo de pulseras azules con medallitas de la Virgen Milagrosa. “Hay gente que me ha entregado medallitas para que las reparta”, dijo. En su celular reposa la imagen de san Chárbel, santo libanés. “Lo tenemos de moda hace tiempo”, coincidieron los hermanos. Todos conservan las estampitas del milagroso.

SEMANA reunió a los tres tíos de Miguel Uribe Turbay, quienes ayudaron en su crianza tras la muerte de Diana Turbay, minutos después de salir de la Fundación Santa Fe. Allí visitaron al precandidato presidencial este jueves 12 de junio. Julio César es el único de los hermanos que sube hasta la unidad de cuidados intensivos (uci) y observa al político de 39 años luchar por su vida.

Nydia Quintero tiene 95 años. Su familia no le ha contado lo ocurrido con su nieto, pero creen que lo sabe.
Nydia Quintero tiene 95 años. | Foto: Juan Carlos Sierra

“Fuerza, Miguel. Colombia, tu familia y tu hijo te necesitan, y te esperan de nuevo en el ruedo”, repite una y otra vez en voz alta, en silencio y espiritualmente, convencido de que su sobrino, el político opositor, amante de la música vallenata y el ajedrez, lo está escuchando. Está convencido de que, desde su cama de recuperación, su sobrino puso a pensar diferente a los colombianos. “Ese intento de asesinato nos ha puesto a reflexionar a todos”, añadió.

Julio César dice que no tiene necesidad de verlo acostado en una cama para saber qué siente por él y qué representa. “Él se ha convertido en un símbolo de esperanza para Colombia”, expresó.

Claudia y María Victoria no han entrado a la uci, pero asisten constantemente a la Fundación Santa Fe para orar con los seguidores del senador del Centro Democrático. “No necesito entrar, estoy adentro. Él oye lo que uno le transmite en silencio”, apuntó Claudia.

María Victoria, visiblemente conmovida, afirmó: “Donde quiera que él esté, oye, y somos muchos los que le hablamos y le decimos: ‘Estás en una lucha, ten fuerza, vas a volver, ten paz’”. Ella está guardando los videos de los seguidores de Miguel Uribe que permanecen a las afueras de la Fundación Santa Fe.

María Carolina Hoyos Turbay, hermana de Miguel Uribe Turbay .
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Rosario por la salud de Miguel Uribe Turbay, convocado por la Fundación Solidaridad por Colombia. | Foto: ESTEBAN VEGA LA-ROTTA / SEMANA

“Se los voy a tener de regalo para cuando él despierte. Que él vea cómo ha reaccionado este país. No me permito pensar nada distinto a que Dios nos lo devolverá”, afirmó María Victoria. A renglón seguido se derrumbó sentimentalmente.

Es la menor de los hermanos Turbay Quintero, la niña consentida de Diana Turbay y, por tanto, la tía que más ha compartido con Miguel Uribe Turbay. “Años después de la muerte de Diana, iban hacia Tabio, Cundinamarca, en un carro, mi mamá, María Carolina y Miguel. Él, quizás con 6 años, les preguntó: ‘¿Mi mamá por qué no se escapó?’. Tenía esa pregunta atascada en la garganta y quería que se la resolvieran”. Creía, ingenuamente, que, si la reconocida periodista hubiera huido de las garras de los secuestradores, su historia sería distinta. Nydia Quintero y María Carolina Hoyos, hermana de Miguel, llegaron destrozadas al destino.

Miguel, ya en su adolescencia, aprovechaba los viajes por trocha a Coveñas, Sucre, donde Nydia Quintero tenía su vivienda, para irse con su mochila hasta San Antero, donde creó una fundación de ajedrez. “Quería que los niños aprendieran y pudieran tener un mejor desarrollo cerebral”, contó María Victoria.

SANTO ROSARIO POR LA SALUD DE MIGUEL URIBE TURBAY, EN LA FUNDACIÓN SANTA FE.
FUNDACIÓN SOLIDARIDAD POR COLOMBIA.
Las manifestaciones de solidaridad con Miguel Uribe Turbay y su familia se han expresado con mucha oración. | Foto: ESTEBAN VEGA LA-ROTTA / SEMANA

Claudia, por su parte, no olvida la obsesión de Miguel por conocer sobre su madre. “La buscó por todos lados. Aunque vivió rodeado de amor, nunca dejó de interesarse por su mamá. Quería saber más y más de ella y lo supo a través de nosotros”.

Nydia Quintero, recuerdan sus hijas, fue una abuela consentidora “hasta la saciedad” y protectora con el entonces niño, pero también lo formaba. “Cuando él vivía en la casa en Bogotá, mi mamá le decía: ‘Debes levantarte muy temprano y hacer tu desayuno’. Miguel hacía todo lo que mi mamá le pedía; preparaba su alimento y alistaba el uniforme antes de salir para el colegio”, recordó María Victoria.

Los rostros de los tíos son de tristeza, pero no se les percibe odio en su corazón. “Estoy lleno de dolor y tristeza porque Colombia está viviendo esta nueva etapa de violencia y barbarie”, reconoció Julio César. No habla de venganza contra el menor de edad que disparó salvajemente contra su sobrino. “A nosotros nos enseñaron a no tener resentimientos. Aquí no encontrará a unos histéricos llenos de odio y resentimiento”, dejó claro.

“Hay dolor más que rencor. Ese muchacho no tiene el concepto de la vida”, interrumpió Claudia. “Es un instrumento del crimen”, remató Julio César.

Los hermanos Turbay Quintero saben perdonar, pues cargan un lastre de hechos violentos que han impactado a su familia a lo largo de la historia. Diana Turbay falleció a manos del narcotráfico. El excongresista Rodrigo Turbay Cote falleció a manos de las Farc en medio de su secuestro en 1997. Y Diego Turbay Cote, su hermano, fue asesinado junto con su madre en 2000 por las Farc en Caquetá. Como si fuera poco, su primo, el exsenador Jorge Eduardo Gechem, duró más de seis años secuestrado.

“Fueron personas de bien, las atacaron porque querían ayudar a la gente”, coincidieron Claudia y María Victoria. Julio César cree que en Colombia muchas familias han sido víctimas del conflicto.

Los tres tíos quieren que se esclarezca quién está detrás del atentado contra Miguel Uribe Turbay. “Quien comete un crimen en algún momento se azota a sí mismo”, repitieron las tías.

Más allá de eso, confían en que no se repita la historia que Miguel Uribe Turbay vivió, pues su hijo, de escasos 4 años, necesita vivir junto con su padre el resto de su vida. Por eso, las oraciones a Dios y a san Chárbel no se detendrán.

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