Política
Carolina Corcho, la única mujer del progresismo que llevará sus banderas a las urnas para convertirse en la candidata de la izquierda en 2026
La exministra de Salud del presidente Gustavo Petro competirá con el senador Iván Cépeda para ser ungida como la opción del progresismo en la presidenciales del próximo año.
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Hoy Carolina Corcho llega a las urnas como la única mujer del progresismo que aspira a convertirse en la primera presidenta de Colombia en 2026. Con una contienda álgida por delante, se enfrentará con el senador Iván Cépeda por quedar con las banderas de la izquierda y ser ungida con el legado de Gustavo Petro en la silla más importante del país: la de primera mandataria.
Corcho nació el 13 de abril de 1983 en Medellín, en una familia marcada por la política. Su padre, Freddy Hernán Corcho, fue ingeniero y profesor universitario y diputado de Antioquia.

Su madre, Luz Amparo Mejía Moreno, también ingeniera, llegó a ser la primera mujer alcaldesa elegida por voto popular de Zaragoza (Antioquia), con apenas 33 años. De esa mezcla entre la vocación técnica y la convicción social nació la médica psiquiatra que hoy busca llegar a la Casa de Nariño, como la única mujer en la consulta presidencial del Pacto.
Corcho creció en un ambiente político que venía arraigado de la experiencia de sus padres en el bajo Cauca. Estudió Medicina en la Universidad de Antioquia, donde se destacó por su activismo estudiantil, y más tarde se especializó en Psiquiatría en la Universidad Nacional de Colombia.
Su primera gran exposición pública llegó desde la Asociación Nacional de Internos y Residentes (ANIR), gremio médico que lideró para exigir condiciones laborales dignas y denunciar la precarización en hospitales públicos.

Desde allí se ganó la fama de mujer combativa, técnica y de verbo fuerte. En paralelo, cursó una maestría en Estudios Políticos, lo que la acercó al mundo de las políticas públicas y al progresismo bogotano que en ese momento impulsaba Gustavo Petro.
Fue vicepresidenta de la Federación Médica Colombiana y presidenta de la Corporación Latinoamericana Sur, una organización sin ánimo de lucro conformada por un grupo de profesionales de distintos campos que contribuyen a la promoción de un Estado social desde los valores humanos. Lideró la Red de Mujeres progresistas de América Latina y fue un actor clave en la formación de las juventudes izquierdistas del Polo Democrático en Medellín.
Durante la alcaldía de Petro en Bogotá, Corcho asumió la Dirección de Participación Social de la Secretaría de Salud, y más tarde integró equipos técnicos que trabajaron en la propuesta de reforma sanitaria, que hoy sigue siendo una deuda pendiente.

En agosto de 2022, cuando Petro llegó a la presidencia, la nombró ministra de Salud y Protección Social. Fue un movimiento que muchos interpretaron como un gesto de confianza y coherencia con la agenda social del nuevo gobierno.
Corcho es reconocida en los últimos años por ser una crítica del sistema de salud colombiano, especialmente en el gobierno de Juan Manuel Santos, cuando Alejandro Gaviria era el ministro.
Justamente, fue con el mismo Gaviria con quien compartió la mesa de ministros en el primer año de gobierno de Petro cuando, paradójicamente y cumpliendo los compromisos pactados para poder llegar a la presidencia, lo nombró ministro de Educación.
Durante su gestión en el Ministerio de Salud, Corcho promovió medidas de salud pública como el etiquetado frontal de alimentos ultraprocesados, la regulación del asbesto y la modernización de la atención primaria. Pero su apuesta más grande, y más polémica, fue la reforma al sistema de salud, que hoy en día todavía no se ha logrado materializar de forma completa, debido a las álgidas discusiones en el Congreso de la República.

Esa reforma, concebida para desmontar la intermediación financiera de las EPS y devolverle al Estado la rectoría del sistema, generó divisiones dentro y fuera del gobierno. Los gremios médicos se polarizaron, la oposición la convirtió en símbolo de confrontación ideológica, y hasta dentro del Congreso hubo tensiones entre aliados.
Finalmente, la iniciativa se hundió, y Corcho salió del gabinete en abril de 2023. Sin embargo, lejos de retirarse, transformó la derrota técnica en punto de partida político.
Hoy, como precandidata del Pacto Histórico para las elecciones de 2026, se presenta como una mujer de orígenes modestos, marcada por la pérdida de su padre y el ejemplo de una madre pionera.
Su narrativa se centra en la continuidad del modelo de país propuesto por Gustavo Petro y en la “profundización del cambio” desde los territorios, con una mirada más feminista y regional.

Su principal contendor será el senador Iván Cepeda, un dirigente curtido y con estructura política sólida. Ella, en contraste, apuesta por las bases, los movimientos sociales, los gremios de salud y los sectores ciudadanos que ven en su figura una voz menos partidista y más de causa.
Corcho defiende un Estado garante de derechos: una reforma sanitaria pública, un sistema pensional solidario, la gratuidad educativa y la democratización de los servicios públicos. También ha puesto énfasis en la salud mental y en el papel de las mujeres en la toma de decisiones políticas, temas que considera ausentes en el debate nacional.

Sus detractores la acusan de rigidez técnica y poca apertura política; sus seguidores, de coherencia y coraje. Lo cierto es que, a pesar de su paso polémico por el ministerio, su nombre no se ha borrado del mapa del petrismo y es una de las más fieles seguidoras del actual presidente y de su visión de país.
Carolina Corcho encarna una posibilidad distinta pero amarrada a las bases del progresismo. Es vista por muchos como una mujer garante del liderazgo civil, femenino y académico que intenta traducir las necesidad del poder popular del país en programa de gobierno.
