POLÍTICA
Carlos Lehder reveló a SEMANA detalles inéditos del magnicidio de Rodrigo Lara Bonilla: “Escobar le regaló una casa a cada pistolero para que lo mataran”
Lehder le dijo a SEMANA que Pablo Escobar le contó que el asesinato de Lara Bonilla no fue complejo porque no tenía seguridad ni carro blindado.

Aunque el exnarcotraficante colombo-alemán Carlos Lehder le aclaró insistentemente a SEMANA, en su más reciente entrevista, que él no tuvo responsabilidad en el magnicidio del exministro Rodrigo Lara Bonilla, ocurrido en Bogotá en abril de 1984, eso no quiere decir que él no haya conocido cómo ocurrió.
Al menos, tiene la versión que Pablo Emilio Escobar Gaviria, el jefe del Cartel de Medellín, le entregó cuando él, visiblemente molesto, le reclamó por lo ocurrido. No se puede olvidar que, tras la muerte de Lara Bonilla, el entonces presidente Belisario Betancur firmó la extradición de Lehder a Estados Unidos.

“Ni siquiera sabía que Pablo Escobar iba a matar a Rodrigo Lara Bonilla. Me pareció un error gravísimo porque teníamos conocimiento de que el presidente Belisario Betancur, en seis meses, lo iba a remover de ministro y lo iba a enviar de embajador a España. Eso lo contó la gente del cartel de Medellín”, contó Ledher.

Y siguió: “No sé qué diferencias había entre Betancur y Lara Bonilla. Yo estaba clandestino cuando mataron al exministro, andaba en los Llanos porque él ya había ordenado mi arresto para mi extradición. Cuando estaba cenando en la hacienda, llegaron los cocineros a nuestra mesa. ‘¡Don Carlos, don Carlos!‘, me dijeron. Y me informaron: ‘Mataron al ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla’. Quedé sorprendido. Así me enteré de esa muerte. Ese asesinato fue un absurdo porque teníamos muy buena información que apuntaba a que él sería removido de su cargo. Lo dije en mi libro y se lo reitero a SEMANA: no tuvimos absolutamente nada que ver en esa muerte. Me refiero a mí, a Jorge Ochoa y a Alonso Cárdenas (cuñado de Ochoa), quien tampoco sabía. Fue una cuestión estrictamente de Pablo Escobar y de su combo de pistoleros. Él fue el autor de ese asesinato. Años después, aparentemente, él confesó eso, pero yo no tengo absolutamente nada que ver con la muerte del doctor Lara Bonilla”.
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Lehder le reclamó a Escobar por lo ocurrido cuando ambos estaban fuera de Colombia porque le huían a la Justicia.
“Le reclamé porque dos días después de que los pistoleros de Pablo Escobar cometieron ese asesinato, el presidente Belisario Betancur firmó mi extradición a Estados Unidos. Pablo me ofreció excusas. Eso fue en Nicaragua, cuando ambos estábamos en Managua. Yo estaba clandestino antes que él. Pablo primero se fue a Panamá con toda su familia y llevó a todos los pistoleros que habían asesinado al exministro Lara Bonilla porque eran sus guardias personales, y el Gobierno los identificó porque llevaban varios años con él. Como el presidente Betancur decretó un estado de sitio tras el asesinato de Lara Bonilla, muchos huyeron. Jorge Ochoa, por ejemplo, se fue para Panamá; Gonzalo Rodríguez Gacha, igualmente. Gilberto Rodríguez Orejuela cogió para el mismo destino, pero yo no confiaba mucho en el general Manuel Antonio Noriega y me fui a Nicaragua. Al mes y 20 días vino una asistente del exministro nicaragüense Tomás Borge y me preguntó: ‘¿Usted tiene algún problema con Pablo Escobar?‘. Yo le respondí que no y les dije que él estaba muy cómodo en Panamá. Y ella me aclaró: ‘No, señor, Pablo está aquí‘. Y me llevaron a reunirme con Pablo”.

Pablo Escobar -según Lehder- “no era alguien al que uno le fuera, simplemente, a reclamar algo. Él se convirtió en un monstruo, en un terrorista, y causó un desastre imperdonable en Colombia contra el Gobierno. Pablo no le tenía miedo absolutamente a nadie, excepto a ser extraditado. Yo, discretamente, le pregunté: ¿por qué no me avisó? Y él me dijo: ‘No, lo lamento mucho, fue un arrebato que yo tuve’. Él, según contó, llamó a su gente, al Chopo, a la Yuca, a varios, y les prometió una casa a cada uno si iban hasta Bogotá y mataban al ministro Lara Bonilla. Ese asesinato fue muy distinto a los crímenes políticos en otras partes del mundo, donde son sofisticados y se utilizan francotiradores que no pueden ser detectados. Al ministro lo asesinaron como si fuera un ciudadano común y corriente. Y el señor Lara Bonilla no estaba protegido. No llevaba ni siquiera un carro blindado y eso facilitó su muerte. Pablo me dijo que él había mandado a esa gente a matar al ministro porque lo tenía muy enfurecido, y cuando él se enfurecía, mordía”.