ética canina

Los trabajos ‘perrunos’ más comunes, ¿quién vela por su protección?  

Aunque históricamente han realizado labores invaluables, en la actualidad organizaciones animalistas piden que se priorice su condición como seres sintientes y que no sean expuestos a situaciones de maltrato, enfermedad y explotación.

4 de abril de 2017
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Inteligentes, obedientes, sagaces y leales, estas son algunas de las características más preciadas que ha encontrado el ser humano en los perros, compañeros inseparables que son entrenados para labores de vigilancia, asistencia y pastoreo desde hace miles de años, y que en la actualidad siguen prestando sus servicios para múltiples actividades. 

De acuerdo con Andrea Padilla, vocera en Colombia de la organización AnimaNaturalis Internacional, hay un amplio espectro de oficios a los que se dedican los mal llamados ‘perros trabajadores’, en los que “se incluyen actividades solidarias que pueden realizarse siempre y cuando exista una colaboración armónica entre el perro y el ser humano, y no se ponga en riesgo la seguridad y la integridad física de los animales”. 

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Eso, en otras palabras, exige la garantía de cinco principios básicos de bienestar animal, a saber: que en las labores que se desempeñan estén libres de hambre y sed, sufrimiento e incomodidad, dolor, lesiones o enfermedad, temor o estrés, y que puedan expresar su conducta en un espacio suficiente y con las instalaciones adecuadas. Además, que reciban afecto, tengan oportunidades de esparcimiento y un plan para el futuro cuando, por su edad o condición física, deban retirarse de su oficio. 

Para la animalista, es claro que hay que hacer un llamado a la sociedad en este tema. “Los perros no son herramientas de trabajo, por lo que deberíamos empezar por dejar de hablar de ‘working dogs’. Son compañeros que pueden ayudarnos en labores humanitarias mientras no se vulnere su bienestar”, concluye. 

Los trabajos ‘perrunos’ más comunes

 Servicio 

Quizás una de las labores más nobles en las que se pueden desempeñar los peludos es prestando asistencia a las personas que lo necesitan. Ejemplo de esta labor son los perros lazarillos, que están entrenados para guiar a quienes presentan algún tipo de deficiencia visual. 

También prestan asistencia auditiva, para alertar al ser humano de sonidos específicos para los que son entrenados, y de movilidad, ayudando a los usuarios de sillas de ruedas, muletas o bastones. Generalmente, se trata de ejemplares de razas como pastor alemán, golden retriever y labrador retriever, los cuales viven con su amo, y crean un vínculo muy cercano y especial por la gran cantidad de actividades que hacen juntos. 

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Búsqueda y rescate 

Por su olfato y audición, los caninos siempre han sido compañeros de gran ayuda para organismos internacionales que deben realizar este tipo de labores, especialmente en la búsqueda de sobrevivientes en situaciones de desastre. Además de las razas que prestan servicios de asistencia, también son populares el pastor belga y el border collie.

 Aunque es una tarea en la que son imprescindibles, pues superan incluso las herramientas tecnológicas, es fundamental que no sean expuestos a situaciones en las que se pone en riesgo su vida. Además, deben recibir el cariño de sus guías, una recompensa tras la labor cumplida, y disponer de todos los cuidados necesarios para una vida feliz. 

Militar 

Desde hace más de 2.000 años, los perros han ayudado a los soldados en diferentes tareas, como centinelas, patrulleros, scouts, mensajeros y detectores de minas, explosivos y narcóticos. Gracias al entrenamiento que reciben, desarrollan habilidades con las que pueden salvar cientos de vidas y servir a su país como unos verdaderos héroes de guerra. Ellos son el orgullo de diferentes direcciones del Ejército y de la Policía en Colombia y, una vez se retiran de sus oficios militares, siguen siendo miembros de las comunidades a las que pertenecen. 

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Seguridad y vigilancia 

Si hay una actividad a la que se oponen radicalmente las organizaciones animalistas es al uso de perros para labores de vigilancia por parte de empresas privadas. En el país, está regulado por la resolución 2601 de 2003 de la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada, que determina como condiciones que los perros tengan entre 12 meses y 8 años de edad y que sus jornadas de trabajo por turno no excedan seis horas para especialidad de olfato y ocho horas para defensa. 

Sin embargo, son muchas las denuncias que se presentan por temas como tenencia inadecuada o jornadas de trabajo excesivas. Por eso, para la vocera de AnimaNaturalis, “hay que resaltar que es muy distinto el uso de un perro dentro de la Defensa Civil para labores de rescate, que el que se le da por parte de una empresa privada que lo tiene hasta 10 o 12 horas parado en la puerta de un centro comercial, aguantando la contaminación de todos los carros, como pasa en nuestro país”. 

Entretenimiento 

Así como cada vez es mayor la oposición de organizaciones sociales y de defensa de los derechos de los animales frente al uso de toros, vaquillas y otras especies silvestres con fines de entretenimiento, también lo es frente al uso de perros y gatos con este propósito comercial. En esta dirección, la organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA), resalta que “los animales no son actores, espectáculos o payasos de circo”. 

Una noticia reciente ha causado gran polémica alrededor de este tema, por la divulgación de un video que demuestra circunstancias de maltrato hacia un pastor alemán que es actor del filme A Dog’s Purpose. Ante esta situación, diversos grupos defensores de los derechos de animales expresaron su indignación y pidieron “boicotear la película para mandar un mensaje: que los perros y otros animales deben ser tratados con humanidad”. 

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 ¿Quién vela por su protección?

Actualmente, en Colombia no existe una norma concreta que regule los diferentes oficios en los que son utilizados los animales; por esta razón, las organizaciones señalan que se encuentran desprotegidos. Como excepción se encuentran la resolución que fija los criterios para que los caninos presten su apoyo en labores de seguridad y vigilancia, así como aquella que prohíbe el uso de animales silvestres en circos. 

A partir de otras normas vigentes, como la Ley 1774 de 2016 y el Estatuto Nacional de Protección de los Animales, pueden realizarse interpretaciones para asegurar el bienestar de estos como, por ejemplo, que en las actividades que realizan no sean sometidos a circunstancias de maltrato y que reciban especial protección contra el sufrimiento y el dolor, causados directa o indirectamente por el hombre. 

Una reflexión ética 

Más allá de la regulación, “desde un punto de vista ético y moral es inaceptable el uso y abuso que hacemos de los animales”, asegura la defensora de animales Andrea Padilla, para quien, históricamente, los seres humanos los hemos excluido de toda consideración moral y protección jurídica con el alegato de que no sienten y no tienen capacidades. 

En sus palabras, “nos hemos arrogado el derecho de hacer con ellos lo que nos antoja: explotarlos para comida, por sus pieles, para experimentar en ellos, para entretenernos o para cuidarnos, y para reproducirlos por el capricho de tener una determinada raza”.

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Esto, sin embargo, está transformándose en la sociedad actual. La tendencia y los desarrollos normativos están avanzando, no solamente en la vía de reconocerlos como seres sintientes y garantizarles protección y bienestar, sino de otorgarles unos derechos mínimos, como ha sucedido en países como Suiza y Australia.