SALUD

¿Podrá Colombia tener acceso a la futura vacuna contra el coronavirus?

El acceso a la vacuna contra la covid-19 no luce fácil. El país no tiene laboratorios para producirla y requiere acuerdos con las farmacéuticas. Diplomacia médica, principal estrategia.

9 de julio de 2020
Las investigaciones sobre la futura vacuna contra la covid-19 van en dos caminos: el tradicional, con una carga de vectores, y otro con ADN. | Foto: iStock

De las 148 investigaciones que avanzan actualmente en el mundo para producir una vacuna contra el coronavirus, 17 ya van en ensayos clínicos y solo una en la llamada fase 3, cuando hacen pruebas con miles de personas.

En esta carrera están puestas las esperanzas del planeta, pero no ofrece un panorama claro para naciones como Colombia. El país cuenta con una fuerte industria farmacéutica, que ha sido capaz de proveer las medicinas para atender a los más de 120.000 contagiados. Pero ninguna de las 90 plantas de medicamentos del país está en capacidad de producir vacunas. Esto, asumiendo que el primero en desarrollarla comparta la fórmula.

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Esa incapacidad proviene del hecho que desde hace 35 años el país forma parte del Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), un mecanismo de cooperación solidaria mediante el cual los Estados miembros compran las vacunas. El objetivo es obtener economías de escala y lograr los precios más bajos posibles.

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La idea es buena desde el punto de vista de política de salud pública, pero desincentivó a las farmacéuticas privadas en cuanto a producir aquí sus vacunas. En América Latina solo Brasil, Argentina y México tienen capacidad para hacerlas. En Colombia, solo se fabrican para uso animal.

Este tema resulta hoy vital ante la expectativa de una posible sobredemanda por la futura vacuna, como ya se ha presentado con los respiradores.

Desde ya los países deberían hacer acuerdos con las farmacéuticas que están en la carrera por la vacuna o con aquellas capaces de producirla. Al menos esa es la idea que tiene el premio Nobel de economía, Michael Kremer, quien junto con colegas trabaja una iniciativa para acelerar la innovación contra la pandemia.

Dos caminos

Según el Ministerio de Salud, no es sencillo que Colombia firme dichos acuerdos, dado que las líneas de investigación van por dos caminos distintos y no se sabe cuál resultará exitoso.

Leonardo Arregocés, director de medicamentos del Ministerio de Salud, explica que la investigación conjunta de la Universidad de Oxford con el laboratorio británico Astrazeneca por ahora es la más avanzada. Ya va en fase 3 y, de funcionar, sería la primera de ADN en la historia. Este se inocularía en las células que producen la proteína de donde se agarra el virus, para empezar a producir anticuerpos.

Varios países y laboratorios del mundo continúan desarrollando una vacuna para frenar los efectos de la pandemia.

En los laboratorios de Astrazeneca ya producen la vacuna, por si funciona, y las primeras irán para el Reino Unido y Estados Unidos, que financiaron la investigación. Los productores prometen distribuir el resto equitativamente, pero ya Italia, Alemania y Holanda dijeron haber logrado un acuerdo con Astrazeneca.

El otro camino de las vacunas en investigación, es el de los vectores o virus atenuado.

Como no se sabe cuál alternativa funcionará, es riesgoso hacer acuerdos. No obstante, Colombia ya ha hecho acercamientos con Astrazeneca, pero no hay claridad con respecto a si comprará la futura vacuna por medio del fondo de la OPS o si cada país lo hará por su cuenta.

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A lo anterior se suma el tema de la propiedad intelectual, pues no se sabe cómo van a manejar las patentes. Algunos de los laboratorios más avanzados dicen que la Organización Mundial de la Salud (OMS) distribuirá la vacuna para que así pueda llegar a los países de ingresos medios y bajos.

Hay dos excepciones: los laboratorios chinos, que buscan transferir su tecnología siempre que el país receptor esté dispuesto a probar la vacunas en su territorio, y Gavi, la Alianza Mundial de Vacunas, que promueve mejorar el acceso a los países en desarrollo.

El Gobierno y los laboratorios nacionales han explorado la posibilidad de tener producción local, pero la verdad es que no resultaría muy eficiente. Primero, porque al no saber cuál vacuna funcione, no se sabe qué tipo de laboratorio habría que construir. Se trata de inversiones gigantescas: una planta de vacunas podría costar entre US$180.000 y US$240.000 el metro cuadrado. Además, habría que tener garantía de poder vender las vacunas para producir más.

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José Luis Méndez, presidente de la Asociación de Industrias Farmacéuticas en Colombia, Asinfar, considera necesario buscar la autonomía farmacéutica. Dice que Colombia depende del exterior en lo que se refiere a los medicamentos de alta complejidad, lo cual se puede complicar en momentos de cierres de fronteras. "Es necesario definir una política industrial farmacéutica para el país, que incentive la producción de biológicos. Eso atraería a los empresarios", afirma Méndez. Agrega que, si el Gobierno declara estratégico al sector, facilitaría el crédito, las alianzas público privadas (APP) y las exportaciones.

Colombia vende al exterior unos US$300 millones anuales en medicamentos, principalmente a Ecuador y Centroamérica, al tiempo que importa US$2.500 millones.

Las decisiones que el país tome en materia de acceso a la futura vacuna contra la covid-19 serán claves para evitar que el remedio salga más caro que la enfermedad.