ESPECIAL DE INFRAESTRUCTURA

¿Por qué el gas es el combustible favorito de la transición energética?

El gas, por sus propiedades ambientales, es el más amigable de los combustibles fósiles y será clave en el proceso de transición energética. Inversiones por unos 3.000 millones de dólares buscan garantizar el suministro del servicio en el mediano plazo.

26 de noviembre de 2020
En medio de la pandemia, la demanda de gas natural disminuirá solo 3 por ciento en 2020, mientras que el petróleo y el carbón registrarán caídas anuales en el consumo de 8 y 7 por ciento, respectivamente.

El sector ha identificado proyectos de mediano y largo plazo no solo en exploración, sino también en transporte para garantizar, ya sea local o internacionalmente, el suministro de gas cuando se agoten los yacimientos en La Guajira y los Llanos. En un ejercicio con distintos jugadores, Naturgás –el gremio que agrupa a los principales productores, transportadores y distribuidores de gas del país– encontró iniciativas por 3.000 millones de dólares en los próximos cuatro años.

De esos recursos, cerca de 1.200 millones están destinados a la exploración, y allí sobresalen algunos proyectos estratégicos: 170 millones de dólares para yacimientos offshore –Orca, por ejemplo, que podría entrar en 2025 o 2026 cuando se da el cruce de oferta y demanda–; y los 430 millones de dólares en la exploración en el piedemonte casanareño, uno de los sitios con mejor prospectiva. También se destacan cerca de 150 millones de dólares para los depósitos no convencionales, en los que Ecopetrol ya calificó en la primera parte en el desarrollo de los pilotos y quiere llevar su actual 20 por ciento de participación en gas a 40 por ciento, con convencionales y no convencionales.

Para el caso del transporte, los proyectos suman 1.600 millones de dólares a fin de garantizar el abastecimiento de gas. Sobresale el plan del Gobierno para el desarrollo de la infraestructura de la planta de regasificación en Buenaventura, que debe ser adjudicada en el primer trimestre de 2021. Asimismo, vienen otras iniciativas en ampliaciones, nuevos gasoductos y proyectos, como la construcción del tubo que conectará nuevos yacimientos en Córdoba y Sucre, desde la estación Jobo hacia el centro del país en el punto llamado Transmetano, liderada por Promigás con una inversión superior a 400 millones de dólares. En total, los planes previstos suman más de 850 millones de dólares.

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Uno de los debates en el país es precisamente la importación de gas. Ese proceso ya se viene dando en especial para la generación de energía térmica. El año antepasado, 3 por ciento de la demanda fue importada, y en 2019 fue menos de 2 por ciento. Este año de pandemia los precios estuvieron por debajo de los nacionales y desplazaron alguna producción local, sobre todo entre abril y mayo.

“Si tenemos offshore, producción continental, convencionales y no convencionales, y fuentes internacionales que pongan competencia, eso va a mejorar las señales de precios”, dice Orlando Cabrales, presidente de Naturgás.

El sector avanza en la incorporación de procesos de descarbonización que hagan más atractivo el modelo. Por ejemplo, tiene espacio para el hidrógeno, como las renovables no convencionales. Mientras que el hidrógeno producido con energías eólicas o solares es conocido como verde, el azul sale de los fósiles, en especial del gas natural, y supone capturarle el carbono al gas natural y almacenar.

La expansión en el uso del gas natural ha sido acelerada: en los últimos diez años, según Naturgás, Colombia pasó de tener 1,9 millones de usuarios a más de 10 millones, y multiplicó por 110 el número de vehículos que usan este combustible.

Gracias a sus atributos ambientales, el gas natural se consolida como el energético de la transición. Se trata de un hidrocarburo eficiente y sostenible, que permite reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

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El más reciente informe de la Unión Internacional del Gas (IGU, por sus siglas en inglés), que analiza los resultados del pronóstico energético de la Agencia Internacional de Energía, advierte que la participación del gas en la matriz energética aumentará a 25 por ciento para 2040; y crecerá a una tasa de 1,2 por ciento anualmente entre 2030 y 2040. Este estudio coincide con las tendencias en Colombia, en las que el gas natural llegará a 22 por ciento de participación para 2050 en la matriz energética del país.

“El gas natural es una fuente de energía limpia y versátil, que abre una oportunidad para que el planeta satisfaga de manera confiable la creciente demanda de energía mundial, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, la contaminación urbana y permitiendo que las economías crezcan”, dijo Joe Kang, presidente de la IGU.

El informe destaca la importancia del desarrollo del hidrógeno, el biometano y la tecnología de captura de carbón, así como el rol de la infraestructura del gas para el transporte de combustibles más limpios. “La infraestructura de gas es un activo valioso que se puede reutilizar con el tiempo para entregar grandes volúmenes de biometano o, con modificaciones, hidrógeno con bajo contenido de carbono”, dice el estudio.

En medio de la pandemia, la demanda de gas natural disminuirá solo 3 por ciento en 2020, mientras que el petróleo y el carbón registrarán caídas anuales en el consumo de 8 y 7 por ciento, respectivamente. Esto se debe a que el menor uso de gas en edificios comerciales y públicos se ha compensado con un mayor consumo residencial. Si bien China e India representarán alrededor de 45 por ciento del aumento de la demanda durante la próxima década, el crecimiento también será sólido en el Sudeste Asiático y Oriente Medio.

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La industria del gas es clave en el proceso de transición energética, y sus propiedades ambientales lo convierten en el más amigable de los combustibles fósiles. Las cartas están sobre la mesa.