AGROINDUSTRIA

El pollo y el huevo van ganando la guerra de la proteína

En los últimos años se ha desatado una fiera competencia por llevar la mayor porción de proteína a los platos de los colombianos. El pollo y el huevo toman vuelo: ya representan 7,25 % del PIB agrícola.

21 de enero de 2019
| Foto: Getty

La proteína (animal o vegetal) es el gran combustible que hizo posible a través de los milenios que la raza humana evolucionara, prosperara y creciera, literalmente. En la actualidad, esta industria viene creciendo en el mundo y Colombia a unas tasas sorprendentes. ¿Qué explica todo eso? lo habitual sería decir que el factor precio es el gran aliado de los productores, y es cierto. Sin embargo, hay otros factores a tener en cuenta y que contribuyen a que este sector presente crecimientos sostenidos. Es el caso del desarrollo de nuevos productos y usos, una dinámica diferente en los hábitos de consumo, así como nuevas recetas, más líneas de comercialización y esfuerzos para lograr una mejor productividad.

En el tema de la eficiencia hay que decir que se han hecho varios cambios al interior de las granjas para reducir los costos. Por ejemplo, algunas plantas de producción que estaban en el interior del país se han trasladado a la costa Pacífica y Caribe, todo con el propósito de evitar el pago del transporte de maíz hacia el interior del país. No hay que olvidar que este grano, que puede representar el 65% del total de los costos de producción, se importa en su gran mayoría de Estados Unidos.

Otra estrategia del sector ha sido aumentar la producción y así las economías de escala. Una granja mediana en Colombia puede tener un millón de aves sin problema. Así mismo, se ha presentado un reacomodo en el negocio con las compras de fondos extranjeros y empresas multinacionales. Es el caso de la estadounidense Cargill, que hace unos años se quedó con la firma local Bucanero y el año pasado cerró la compra de Campollo, dos jugadores clave del mercado local. Con estas adquisiciones la compañía tiene 15% del mercado y produce unos 100 millones de pollos al año.

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En el caso del precio, hay que decir que a diferencia de otras proteínas animales, el pollo y huevo no registran incrementos tan altos en los últimos años. Según estadísticas de Fenavi, el kilo de pollo se mantiene desde hace años entre los $5.800 y $6.500.

“Los productores y granjas se han dedicado a ser más productivos y competitivos y eso ha llevado a que los precios se mantengan”, comenta Gonzalo Moreno, presidente de Fenavi.

Pero también también es necesario mencionar los cambios culturales en el comedor colombiano. Asuntos como el apretón financiero de los consumidores ha llevado a un crecimiento en el consumo de pollo y huevo. Con la plata que se gasta en una libra de carne es posible comprar una bandeja de 30 huevos.

Además, si finalmente el censo arroja una población de 45 millones de habitantes ( y no 50 millones como estaba proyectado inicialmente por el Dane), el consumo per cápita de este alimento será de 37 kilos, una cifra impensable hace 10 años cuando era de 23 kilos por habitante.

En el otro lado del ‘establo’ colombiano está el consumo de res que llega a los 18 kilos por persona al año y de cerdo de 8 kilos.

Otro hecho interesante es que según la misma Fenavi, la población entre 25 y 35 años, que es la nueva clase trabajadora del país que entra al mercado, viene presentando unas tasas altas de consumo en estos dos productos. “La gente está migrando al pollo porque es más nutritivo, hay mayor poder adquisitivo y porque ha bajado de precio”, dice Moreno.

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A esto hay que agregar los portales de internet especializados en gastronomía vienen divulgando recetas en las que es posible hacer un plato con pollo en pocos minutos. Algunos de estos sitios web tienen el 80% de sus platos con ingredientes como el pollo o el huevo.

“Es un alimento polifacético porque permite darle innumerables sabores de una manera práctica y fácil”, dijo Moreno.

Los retos

A pesar del buen momento de la industria, cada vez se escuchan voces, informes y estudios con críticas por el impacto ambiental que se está generando con la proliferación mundial de las granjas avícolas.

Según información de varios medios internacionales, la FAO calculó que el 14% de las emisiones de gases contaminantes provienen de las vacas, pollos, ovejas y cerdos del mundo. Eso quiere decir que aportan más al calentamiento global que los combustibles fósiles. También se critica las enormes cantidades de agua que se utilizan en el proceso de cuidado y crecimiento de las aves.

Al respecto, el presidente de Fenavi explicó que no se puede meter en una misma bolsa la producción de toda la proteína animal y explicó que se viene trabajando para consumir menos agua y energía en la cadena de producción.

Moreno dijo que en una buena cantidad de granjas se está recogiendo el agua lluvia para el mantenimiento y aseo de los galpones y que se viene trabajando para dotar a estos sitios de temperaturas más estables, a través del cultivo de árboles y flujos de aire natural. Y es que uno de los problemas más graves de una granja de aves es su alta tasa de mortalidad asociada a la temperatura. Los pollos mueren cuando se juntan para evitar el frío, pues los que quedan en el centro del grupo se mueran de calor. Así mismo, cuando hace mucho calor también se aumenta la tasa de mortalidad. “El 66% de las granjas son bioseguras hoy en Colombia. Eso quiere decir que están implementando este tipo de estrategias”, dijo Moreno.

Los huevos de oro

Muy ligada a la industria del pollo está la producción de huevo, que también presenta crecimientos importantes en Colombia.

Hace 10 años cada colombiano consumía en promedio 198 huevos, ahora está sobre las 300 unidades al año.

Juan Felipe Montoya es el presidente de huevos Kikes, la empresa más grande del sector. El ejecutivo explica que la demanda viene creciendo y que la estrategia del Fondo Nacional Avícola para incentivar el consumo está dando resultados.

“Aunque el consumo pinta bien este año, vemos con preocupación el tema de la inseguridad jurídica. Es difícil hacer un cierre financiero de una inversión cuando ves tantos cambios regulatorios o demoras en las licencias”, dijo a este medio.

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Pero Montoya también habló de las oportunidades. En ese sentido hay que hablar del crecimiento que viene teniendo la producción de huevo líquido industrial y huevo en polvo. Este segmento, conocido como ovoproductos, está ampliando el portafolio y las utilidades.

En ese frente. Kikes, compañía que produce 4,3 millones de huevos por día,  inauguró hace un par de años la más moderna y amplia planta de producción de huevo industrial del país. En 2017 produjo 200 toneladas de este insumo y el año pasado logró aumentar a 600 toneladas.

Este huevo, que viene líquido o en polvo, es muy utilizado en cadenas de restaurantes, pastelerías, panaderías, hoteles, entre otros negocios. Entre los clientes más grandes se destacan productores de alimentos, como Nutresa, Bimbo y Ramo, entre otros.

Allí hay oportunidades todavía por desarrollar, pues mientras que en Estados Unidos el 30% de la producción de huevo es industrial, en Colombia solo es de 4%.

Queda claro que en el tema ambiental persisten los retos para esta industria; es necesario seguir avanzando para reducir el impacto en la sociedad. Pero también es evidente que el pollo y huevo son dos protagonistas de nuestra sociedad y comedores, muy difíciles de erradicar. En Colombia, la industria avícola genera 550 mil empleos, tiene un peso del 7,25% en el PIB agrícola lo que se traduce en una producción de $18 billones.

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